[Casicrónica] The Outcasts @ Rock Palace, Madrid, 24.11.12

Hace unas semanas un amigo de un amigo de un amigo… nos propuso ir a un concierto organizado por Anti Guays y Discos Regresivos en la madrileña sala Rock Palace. El concierto era de The Outcasts, un grupo punk irlandés que desde su primera actuación en el 77 formó parte de la revolución punk de Belfast. Del concierto no puedo contarles demasiado: a The Outcasts no les había escuchado antes y me convencieron para ir con la ayuda de 500 caciques o Cacique 500, no recuerdo bien.

Sí puedo decirles que me lo pasé en grande y que The Outcasts, a sus 50 años, suenan como si tuvieran 20. No les reconocerán, eso es verdad, por el poster del concierto, a no ser que tengan una aplicación de esas para envejecer a la gente.

No era el primer concierto organizado por Anti Guays al que iba, había estado en otros en el Wurlitzer Ballroom, con la ayuda de Jägermeister, generalmente. Este fue algo distinto, en esta ocasión el pogo llegó a ocupar toda la pista y me sorprendió, por lo democrático, buenrollista y generalizado que fue. He meditado sobre el tema (nada mejor para meditar sobre estas cosas que ir a la oficina en plenas fiestas navideñas) y creo que hay 2 motivos esenciales para que esto ocurriera:

1. Alvarito estaba on fire.
Yo no sé quién es el joven Alvarito ni qué ha hecho en la vida para que sus amigos le jaleasen y vitoreasen, pero el caso es que Alvarito recorría la sala en círculos y se iba quitando la camiseta al son de los vítores con más gracia que sex-appeal. En este afán de sugerir, creo que lo que viene siendo la huchaca se le debía ver ya desde que salió de casa; así son los punks de ahora y su estética skin, que entiendo que consiste en enseñar la piel de las zonas más indeseadas. This Is Spain!

El caso es que el baile circular de Alvarito motivó al resto de los asistentes hasta crear un remolino punk. No quiero especular, pero me temo que al joven Alvarito alguien le había echado sabediosqué en el Trinaranjus y eso provocó que sus círculos fueran erráticos, de tal forma que colisionaba con otros jóvenes punks. Y así, la solidaridad punk hizo que las colisiones se repitiesen exponencialmente y en pocos segundos se producía el milagro del punk y se daban hostias como panes.

2. La forma de la sala y el aforo reducido: la pista de Rock Palace, creo recordar, es más o menos cuadrada. Eso facilita recorrerla a patadas, a diferencia de otras salas pequeñas que son más estrechas y en las que debe ser más difícil darse bien de leches. El aforo (unas 60 personas) se dividía en 2 grupos: los amigos de los 2 grupos teloneros y los que habían venido a ver a The Outcasts. Así a ojo, estimo que el individuo punk medio, en 2 vueltas, ya debía conocerse al resto de asistentes y en el punk, por lo visto, donde hay confianza, hay bofetones.

Viendo el percal y temerosa como soy, me pasé la mayor parte del concierto en las escaleras del fondo de la sala, con buena visibilidad y a salvo de los empujones. Otra pequeña parte del concierto la pasé en la barra, por ustedes, para poder contárselo, arriesgando mi integridad. Allí, a escasos centímetros del campo de batalla, el punky de sala, por punk que sea, respeta la cola, pide por favor y da las gracias, claro que sí.

Desde mi posición privilegiada, en cada vuelta distinguía a Alvarito, a una joven con tatuajes pintados a boli (¡pero muy bien pintados, eh!), al que iba detrás de la joven de los tatuajes pintados a boli y a la bajista de uno de los grupos teloneros, que no sé a quién perseguía, pero que aguantó la carrera como una jabata.

En este ambiente amistoso y deportivo, uno de mis amigos, al que dejaré en el anonimato llamándole Paco, iba y venía del pogo como el que va a comprar el pan. Paco se dislocó el hombro, perdió y recuperó una zapatilla, se relamió las heridas y se bebió sus copas y las mías. Como un niño en Cortilandia vamos, sólo que Paco se llevó algún que otro aguinaldo en las costillas.  

Intente hablar con Alfredo, responsable – responsable de liarla, en este caso – de Discos Regresivos y Anti Guays, pero el muy escurridizo se metía en el pogo cada vez que le iba a preguntar cómo se las apaña para reunir a bandas como The Outcasts, editar temas de grupos como Stiffs y ser reclamo de gente joven que ni siquiera habíamos nacido cuando The Outcasts eran conocidos. Y digo habíaMOS nacido porque el post es mío y es navidad.

Anti Guays creen en su proyecto, lo disfrutan y eso se nota. Pocos conciertos se gestionan de tal forma que los organizadores puedan estar surfeando y dándose codazos entre el público, sin que nada salga mal (más allá de un pequeño fallo técnico con las luces) ni se descontrole.

Y es que Anti Guays y Discos Regresivos acumulan ya una larga lista de conciertos y álbumes de viejas glorias y de representantes punk nacionales. Buen ejemplo es el grupo La Stasi, icono de la discográfica y del punk patrio. Todo ello, además, a precios muy razonables para los miserables tiempos que corren. Esto señores, es lo que entiendo yo por independiente, alternativo y underground.

Después del concierto estuve buscando algo de información en internet sobre The Outcasts (para darle algo de contenido a este post, entre otras cosas) y encontré una entrevista del 2004 en la que Greg Cowan (bajista y vocalista) dice que le gusta Green Day. Perdonen mi ignorancia punkera, pero esto me sorprendió. Yo creía que Green Day es al punk lo que el garrafón es a los bares de Madrid, que está ahí y lo consumimos porque no ponen alcohol de calidad… pues resulta que el líder de The Outcasts dice que le gusta Green Day.

Cowan se desdobla con un par de perlas más en esta entrevista, aquí debajo les dejo una de ellas traducida y el link a la entrevista completa, por si quieren leerla:
«Being over the teenage age, how do you view teenagers now? – Ahora que ya no eres un quinceañero, como ves a los jóvenes de hoy»
I love pretty teenage girls but hate boys and hate listening to them. – Me encantan las jovencitas pero odio a los chicos y odio escucharles».
http://3rdgenerationnation.de/theOutcasts.htm

En definitiva, si buscan la oportunidad de perder los papeles y darse de bofetones desde el respeto, estén atentos a los conciertos que organiza Anti Guays y si les gusta el punk y el rock auténticos no dejen de visitar la web de Discos Regresivos. Para el oficinista de a pie como Paco, estos conciertos son una suerte de Club de la Lucha pegado a la barra de un bar. No se me ocurre un plan mejor.

Yo les seguiré la pista para poder contárselo, pero de lejos (o desde la barra), evitando los codazos.  Anímense que en esto del punk cabemos todos, ya lo dijo Michael Azerrad (y así lo cuenta Dean Wareham en su libro Postales Negras, lean nuestra reseña aquí: «un tipo con cresta de mohicano podía ser punk, pero también una chica con chaqueta de punto y pinta de unversitaria«.

Me despido con un tema de The Outcasts que me tiene enganchadita y recordándoles que el que dijo eso de que el punk no es cultura se llevó un codazo en la cara.

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