Poco queda por decir de Band of Horses que no se dijera ya con Infinite Arms en 2010. Su cuarto álbum de estudio, Mirage Rock, se deja disfrutar, suena estupendamente, pero no nos trae nada nuevo. Lo que gran parte de la crítica ha definido ya como un «álbum fácil», le deja a uno la sensación de que con la voz de Ben Bridwell y esa solvencia instrumental (¡y con ese productor, el mítico Glyn Johns!) podrían haber arriesgado mucho más.
El single ‘Knock Knock’ predecía un disco mucho más rockero y potente. Seguramente serán ese tema y ‘Electric Music‘, los que se queden, si acaso, en las listas de reproducción. Temas como ‘Slow Cruel Hands of Time‘ y ‘Everything’s Gonna Be Undone’, aunque suenan redondos, hacen que el disco en conjunto, pierda fuerza. Personalmente, hubiera preferido algo más del rock sureño de ‘Feud‘ y ‘Dumpster World’ y algo menos del baladismo de ‘Heartbreak On The 101’ pero esto ya es, por supuesto, cuestión de gustos.
Seguramente el disco dé mucho más de sí en directo. Lamentablemente, por ahora, no está previsto que la gira europea de Band of Horses pase por España así que parece que nos quedaremos con las ganas de comprobarlo.
Nota bandálica: 6.