Crítica: Mikal Cronin – MCII

Mikal Cronin es de ese tipo de músicos que sólo está cómodo si juguetea con una púa mientras sus piernas sostienen una guitarra. En solitario ha editado dos discos, uno homónimo en 2011 y MCII, que no para de recibir buenas críticas, en 2013. En las próximas líneas intentaré desgranar pieza a pieza a uno de los discos del verano.

mikal-cronin-MCIIPara empezar, es importante señalar que el compositor americano cuenta con veintiocho primaveras, lo que significa que su adolescencia coincidió con el final de una maravillosa y fascinante década como fue la de los noventa. Este detalle carecería de importancia si no fuese porque, tras escuchar MCII, te das cuenta de que todos y cada uno de los diez cortes que lo componen emanan un aroma a esos encantadores años, vistos en perspectiva y a los que Cronin añade un toque acústico.

Quizá ‘Weight’ y su melodía de piano, sea la canción que, en un principio, más cuesta adivinarle; pero es entrar en juego el estribillo y automáticamente viajamos veinte años atrás.

‘Shout It Loud’ le debe mucho a los distorsionados estribillos de Weezer (la de veces que Cronin habrá escuchado ‘Buddy Holly’). Pero no sólo recuerda a la música de los californianos, sino que ‘Am I Wrong’ o ‘See It My Way’ me hacen pensar en Pavement, Guided by voices, Built To Spill o Teenage Fanclub.

Pero si hay una banda que me vino a la mente tras escuchar MCII, fue The Lemonheads, a quienes recuerdan canciones como ‘Peace of Mind’ o ‘I’m Done Running From You’ (si os gusta Cronin no dejéis de escuchar Come On Feel The Lemonheads)

‘Don’t Let Me Go’ me parece uno de los mayores aciertos del disco. Aunque tiene la misma estructura que ‘Shout It Loud’, Cronin decidió que ningún otro instrumento acompañara a su voz más que una guitarra acústica, logrando un contrapunto que otorga al disco mayor eclecticismo. El disco lo cierran ‘Turn Away’ y ‘Piano Mantra’; la primera sigue los mismos arreglos repetidos a lo largo del disco, lo cual provoca cierta sensación de repetición; la segunda es otro momento íntimo de Cronin, esta vez acompañado con un piano hasta la parte final de la canción, cuando, de nuevo, las distorsiones y la batería adquieren el protagonismo, brindando un final más que digno a uno de los discos del año.

Explicar el éxito de Mikal Cronin sólo es posible si empezamos nuestras argumentaciones con la palabra calidad. Jóvenes como él se cuentan por decenas, pero, en el cada vez más apretado mundo musical, hay que ser muy bueno (y tener mucha suerte) para calar tan profundo y ganarse los elogios que el americano está recibiendo. Además, hay que estar en perpetuo movimiento; ser un culo de mal asiento, y Cronin lo es, siendo raro el año en el que no publique nada, ya sea en solitario o con alguna de las bandas con las que colabora (yo lo conocí por su sinergia con Ty Segall).

En definitiva, MCII no es un disco que cambiará la música, no hay innovación en él; no es eso lo que busca Cronin. MCII es uno de esos regalos musicales a la propia música, un brillante repaso a una década y una lección de cómo hacer rock con un estilo hedonista que tanto pega con el verano. Junto al álbum de Kurt Vile, de lo que más me ha gustado este año.

Nota bandálica: 8.5

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