Crítica: Modern Vampires of The City

Vampire Weekend – Modern Vampires of The City

La historia es habitual en la música. Una banda revoluciona el panorama con un tono desenfadado y melodías pegadizas e inmediatas. Años después, la misma banda trata de madurar. El resultado suele ser problemático o decepcionante, cuando no desastroso. Muy pocas veces una banda consigue hacerlo tan bien como Vampire Weekend a lo largo de los dos álbumes que han seguido a su debut (repasa la discografía de Vampire Weekend).

vampire weekend modern vampires of the city portadaPorque Modern Vampires of The City es la segunda parte de un proceso que comenzó con Contra. Al igual que en segundo trabajo, la reacción en la primera escucha puede ser de extrañeza – pocos temas de Modern Vampires convencen de manera inmediata, y hasta nos parece que se han equivocado completamente con el tono. En realidad, el nuevo trabajo de Vampire Weekend lleva una carga de profundidad, que empieza a mostrarse realmente a partir de una segunda o tercera escucha, como ocurre con cualquier disco que merezca la pena.

Ezra, Rostam y compañía han ido disminuyendo el tempo de su música, al mismo tiempo que ampliaban horizontes y la temática de sus letras. Si en Contra se inspiraron sobre todo en el africanismo de Paul Simon y los sonidos a lo Animal Collective, ahora han dado un paso más, manteniendo toques de esas influencias (‘Worship You’), pero integrándose de lleno en la corriente de los clásicos americanos por excelencia, desde los Beach Boys a Bruce Springsteen, pasando por Phil Spector.

No se pueden obviar los ecos de Beach Boys en ‘Obvious Bicycle’, que viene a ser el ‘Sloop John B’ de Vampire Weekend. ‘Step’ podía ser una composición de Brian Wilson en su época Pet Sounds/Smile, y ‘Don’t Lie’ parece inspirada en ‘Hungry Heart’ de Springsteen. Nada más clásico que el rock’n’roll de ‘Diane Young’, magistralmente disfrazado bajo los sintes. Referentes lógicos en un grupo llamado a dar el salto del indie pop juvenil a un mainstream más maduro y «respetable», en la línea de Arcade Fire y su The Suburbs.

Entonces, ¿ya no queda nada de los Vampire Weekend que encandilaron al universo indie hace cinco años? Sí, queda la esencia, pero pasada por un filtro de sonido más limpio (lo que Ezra llamaba orgánico cuando hablaba sobre su nuevo trabajo), de bajo palpitante y rico en teclados. Parece que ha ganado protagonismo Rostam Batmanglij (compositor y multi-instrumenatalista), y lo pierde el hiperactivo batería Chris Tomson. La batería de Tomson sólo llega a galopar con total libertad en ‘Worship You’ y, sobre todo, ‘Finger Back’, quizá el tema que más recordará a los Vampire Weekend de siempre.

Por contra, los temas con un sabor más diferente a lo acostumbrado son ‘Hanna Hunt’, quizá el más complejo de VW hasta la fecha, y un experimento absolutamente exitoso en cuanto a melodía que gana fuerza partiendo de cero, y ‘Hudson’, en el que prueban a envolverlo todo en una atmósfera oriental y misteriosa, con recuerdos a la música de Doctor Zhivago. Y junto a ellos, ‘Ya Hey’, punto álgido del álbum, con sus toques electrónicos y su irresistible estribillo, demostración de que también saben escribir himnos.

El resultado final, una vez que digerimos todas las alternativas que VW nos ofrece, es una mezcla heterogénea en la que los temas se complementan entre sí. Sólo ‘Everlasting Arms’ y la outro ‘Young Lion’ bajan levemente el nivel. Con dos temas un poco más destacados, estaríamos hablando de obra maestra. Pero lo que sí podemos decir es que Vampire Weekend se confirman como buenos músicos, entre los mejores de su generación, mirando a la cara a bandas menos comerciales pero quizá más respetadas, como Grizzly Bear, The Walkmen o los propios Animal Collective.

Nota bandálica: 8

Puntuación de los lectores