Bien entrada ya la segunda década del siglo XXI, seguimos sin encontrar nuevos nombres que consigan cerrar la prolífica y exitosa década de los dos mil. Por ello, ante cualquier movimiento, el radar musical se dispara; a finales del año pasado, muchas esperanzas se habían posado sobre grupos como Splashh, Palma Violets o Swim Deep; grupos noveles formados por veinteañeros sobre los que cayó, quizá, demasiada responsabilidad. Hoy nos ocupamos de los últimos.
Swim Deep saltaron a la fama gracias a dos singles: ‘King City’, que en su línea inicial de bajo me recordó demasiado a ‘All in White’ de The Vaccines y, más tarde, ‘A Ode To Sad Disco’ de Mark Lanegan. Si bien ‘King City’ no es mi canción favorita de la banda inglesa, sí que lo es ‘Honey’, por calidad y por representar fielmente la idiosincrasia de la banda: pop dulce extremadamente naive.
Creado el (desmedido) hype, llega la hora de escuchar el disco; hay muchas esperanzas puestas en él. ‘Francisco’ (breve intro mediante) es la encargada de abrir el elepé y no defrauda. Intro de piano (muy de Beach House), Williams marca el tiempo y entran el resto de instrumentos. Se trata de una de sus mejores canciones, eso sin duda. Tras ella, aparecen ‘King City’, a la cual, he de reconocerle su intensidad; y ‘Honey’, su hit más absoluto y el principal motivo de que se hable tanto de ellos; una canción simple, con un corte muy similar a ‘Francisco’ (quizá el autoplagio sea el mayor problema de este debut).
‘Colour Your Ways’ me recuerda bastante a unos The Pains of Being Pure at Heart con las revoluciones bajadas, sonando a una mezcla de shoegaze y dream pop. Tres cuartos de lo mismo le ocurre a ‘Make My Sun Shine’, aunque ésta suena considerablemente más inspirada. Llegamos a ‘The Sea’, otro de los estandartes de la banda de Birmingham. Sonido hedonista, veraniego; una de las canciones más adecuadas para escuchar en las postrimerías de agosto.
‘Red Lips I Know’ sigue haciendo gala de un sonido revival ochentero, sonando especialmente parecidos a The Horrors en su último disco. ‘Soul Trippin’ y ‘Stray’ son ejemplo perfecto de la excesiva similitud entre todos los cortes del álbum; llegados a estas alturas del disco, se comienza a perder la noción del tiempo, parece entrar en un bucle y comienza a aburrir ligeramente.
El contrapunto a esta sensación es ‘She Changes The Weather’, canción que cierra este debut. Aún usando los mismos parámetros que el resto de sus compañeras, consigue desmarcarse gracias a una inspirada instrumentación con ligeros toques épicos. Broche final que redirige el rumbo del álbum por completo.
Como de costumbre, tanto público como crítica están divididos, aunque parece que hay bastante consenso en afirmar que el debut está por debajo de lo esperado. Sinceramente, me pierdo en estos debates; no me gustan. El debut de Swim Deep ofrece lo que prometía ‘Honey’; ni más ni menos; once canciones de un pop (demasiado) naive que, junto a otras bandas como Peace, sigue el camino indie de finales de los 80/principios de los 90 (lo que le deben a The Jesus and Mary Chain).
No obstante, en absoluto se trata de un mal disco; Where The Heaven Are We se deja escuchar; las canciones están bien construidas y la voz de Austin Williams, aunque infantil, no desmerece. Quizá su mayor error ha sido tratar de repetir una y otra vez la misma fórmula o no tomarse el tiempo suficiente para construir algo diferente. Para pasar el rato, sirve. Veremos cuanto duda. Yo, de momento, de entre la hornada de grupos jóvenes, me quedo con Splashh.
Nota bandálica: 6.5