Crónica: Arctic Monkeys (Palacio de los Deportes, 15 de noviembre)

Casi dos años después de su último concierto en España, unos Arctic Monkeys mucho más experimentados regresan por tierras españolas en su gira europea, para presentarnos su nuevo álbum, AM. Producido por James Ford, productor y componente del dúo de electrónica Simian Mobile Disco, AM ha tenido críticas de lo más variadas. Personalmente, a mí me conquistó con la primera escucha.

Pero pongámonos en situación. Son las 19.30 de la tarde del 15 de noviembre de 2013, una fila cuyo final no alcanzo a ver, se apila ansiosa frente al Palacio de los Deportes, esperando ansiosos la apertura de puertas. Las caras de felicidad y de emoción por llegar los primeros a la pista de los asistentes, se enfrentan a los rostros de tíos duros y de «madre mía lo que me espera» de los de seguridad.

Alguien da la señal y los seguratas mueven las vallas. Ahora sí. La masa de gente empieza a avanzar hacia el interior del Palacio. Registran mochilas, bolsos e incluso veo a algún que otro individuo ¡con una mochila de montaña, con esterilla y saco de dormir incluido! Eso sí que es ser fan…

Cervecita en mano salimos a la grada y nos sentamos. Vemos como la pista se va llenando poco a poco de gente que corre como no lo ha hecho en su vida para lograr una buena posición. Las gradas más de lo mismo, pero sin carreras. Al cabo de un rato esto ya va cogiendo forma.

Los teloneros, previstos a las 21.00, aparecen 20 minutos antes. Se apagan las luces y en un abrir y cerrar de ojos cuatro chavalines irlandeses de entre 16 y 17 años, con pintillas de mod, salen al escenario. The Strypes.

Por su edad podría parecer que lo de subirse a un escenario en un lugar de dimensiones como el palacio de los deportes se les queda grande. Pero todo lo contrario. Lo hacen sorprendentemente bien, como si llevaran toda la vida haciéndolo. Con influencias de los Yardbirds, Chuck Berry o Bo Diddley y con fans de la talla de Paul Weller, Noel Gallagher, Roger Daltrey o Elton John, The Strypes no tienen nada que envidiarle a nadie.

La voz de Ross Farelly (16 años) suena convincente, potente y dura. Pero no hablemos de la forma de tocar la guitarra de Josh McClorey, eso ya no tiene nombre. Junto con el batería y el bajo, forman el cuarteto perfecto de blues/rock durillo que parece sacado de los años 60 y 70. Su disco se llama Snapshot. De él sonaron temas como ‘Hometown girls’, ‘Blue Collar Jane’ o ‘What A Shame’. La única pega es que al cabo de un rato sus temas resultaron algo repetitivos, nada que no se pueda mejorar con unos años más de tablas. El futuro del rock no está tan negro con bandas como esta. Les aplaudo.

Ya estaba el patio caliente y listo para lo que venía a continuación. Técnicos de sonido correteaban por el escenario poniendo y cambiando cosas de lugar. La tela negra de The Strypes dejaba paso a dos gigantes tubos de neón que formaban una A y una M. Todo listo. Los monos están a punto de salir. Y algo más tarde de las 22.00 horas las luces del Palacio se vuelven a apagar y esta vez los gritos de emoción sí que son ensordecedores.

El escenario se empieza a llenar de humo, con luces intermitentes y una música que pone la piel de gallina. De repente una figura blanca con tupé asoma acompañado por el resto de la banda, y el Palacio tiembla. Los pelos largos y la indumentaria de rockero adolescente han desaparecido y han dejado paso a unas figuras elegantes con traje y gomina en el pelo que desbordan sensualidad.

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Ataviados con sus correspondientes instrumentos, abren el espectáculo con el primer tema de su nuevo disco, el rompedor ‘Do I Wanna Know’ que en voz de Alex Turner quita el hipo. Un acierto rotundo, que caldeó el ambiente para dar paso a algo mucho más movido, un ‘Brianstorm’ que irrumpió con fuerza y fue acogido con entusiasmo entre el público que no paró de saltar en ningún momento. A continuación, Turner ordenó «get on your dancing shoes…» y los asistentes hicieron caso sin rechistar y movieron los pies. Acto seguido, uno de los mejores temas de la noche para mí, ‘Don’t Sit Down Cause I’ve Moved Your Chair’, de Suck It and See, donde dejaron más que presente su madurez.

Quedó claro que era un concierto de presentación de AM ya que de 12 canciones que lo componen, sólo quedaron 3 por sonar. Sin embargo, fue un concierto muy equilibrado, y no dejaron indiferentes a los primeros fans, ya que supieron en qué momentos sacar repertorio de sus álbumes pasados. De Whatever People Say I Am, dejaron caer (aparte de ‘Dancing shoes’) ‘I Bet You Look Good On The Dancefloor’, que levantó a las 15000 personas allí presentes y provocó el éxtasis, y para el bis un ‘Mardy Bum’ transformado en épica balada y muy agradecido por los asistentes.

‘Brianstorm’, ‘Teddy Picker’, ‘Old Yellow Bricks’ y otro de sus grandes clásicos que no podía faltar, ‘Fluorescent Adolescent’ desde el álbum Favourite Worst Nightmare. De Humburg, ‘Crying Lightning’ y ‘Cornerstore’. A todo esto, las que no nos podíamos quejar éramos las chicas ya que cada dos por tres Alex pronunciaba la frase «this one is for the ladies«.

De AM, ‘One For The Road’, ‘Arabella’ (estas dos bastante bien recibidas) y ‘I Want It All’ se pudieron escuchar en el ecuador del concierto. Un acierto tajante de este álbum son los coros provenientes de las voces del batería Matt Helders y del bajista Nick O’Malley, que junto con la voz de Alex Turner, desprenden kilos y kilos de sensualidad en cada palabra que pronuncian. Sin los coros, las canciones de este AM no serían lo mismo.

‘Why’d You Only Call Me When You’re High?’, otra de las mejores para mí, y ‘I Wanna Be Yours’ cerraron la parte importante del concierto y dieron paso al bis compuesto por ‘Snap Out Of It’, ‘Mardy Bum’ y el cierre con un brutal ‘R U Mine?’.

A pesar de no tener grandes efectos, el potente juego de luces ayudó a darle más fuerza a cada canción que sonaba. Con estos 21 temas, Alex Turner demostró estar recuperado al completo de su reciente laringitis, que le obligó a suspender dos conciertos la semana pasada. En definitiva, la forma de moverse el escenario, la curtida voz de Turner, los excelentes coros, la forma de tocar los instrumentos, todo ello en conjunto, evidenció el grandísimo paso que los de Sheffield han dado en su trayectoria como grupo.

El concierto generó diversas opiniones entre el público. Para muchos, un show con altibajos y algo corto. Una muestra de su increíble madurez y de duración aceptable para otros. Yo me quedo con lo segundo, aunque estoy segura de que podrían haber dado algo más.

(Foto de portada: Mercadeo Pop)

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