Crónica: The Tallest Man On Earth

Teatro Fernán Gómez (Madrid) – 1 de diciembre 2013

Si en esta vida hay pocas verdades irrefutables, una de ellas es el incontestable carisma que desprende el aura de The Tallest Man On Earth, seudónimo del sueco Kristian Matsson. Todos los asistentes a la primera cita (de dos) que el cantante ofreció en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, repleto hasta la bandera, pueden corroborar y comprender perfectamente esta tajante afirmación.

Antes del inicio del espectáculo y ante nuestra estupefacción, el sueco emergió del escenario para directamente saltar a la grada de butacas y dar muestras de cariño y agradecimiento a todos los presentes. Inmediatamente después, volvió a subirse a las tablas y dio comienzo el brillante recital.

El sueco volvió para presentar There’s No Leaving Now (2012) –ya lo hizo el año pasado en la sala Joy Eslava-, un álbum más maduro que persiste en esa búsqueda intensa de un folk melancólico, arropado por cuidadas melodías y poéticas letras. Kristian Mattson sigue conservando su natural talento como evocador de imágenes y como intérprete emocional. El pasado 1 de diciembre, dio la impresión de que ya no necesita expresarse de manera tan ruda y caústica cantando, ni tocar de una manera tan urgente y atropellada. Es un artista que ha evolucionado hacia una existencia más compleja y creativa.

The Tallest Man On Earth abrió la velada, como todos podíamos intuir, con ‘King of Spain’, el tema más vitoreado por el público español, que cumplió con todas las expectativas sonoras e interpretativas del público. Después de esta excelente carta de presentación, tocó ‘Love Is All’, con más percusión y guitarra que la versión de estudio.

Le siguieron ‘1904’, una joyita instrumental que fue capaz de envolver, estremecer y reconfortar durante su duración, la atmosférica ‘Leading Me Now’, la nostálgica ‘Criminals’ y la idealista ‘The Dreamer’.

No faltaron las magnéticas y pegadizas ‘The Gardener’ y ‘I Won’t Be Found’, en las que el público acompañó unánimemente al cantante. En todas sus canciones, se apreciaron todas las asperezas, susurros y fisuras que infunde su voz desgarradora, a quienes las escuchan sin distracción. En definitiva, el setlist fue un compendio bastante acertado y completo de sus tres álbumes de estudio.

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Lo que ocurrió en el Teatro Fernán Gómez fue algo tan sencillo como que un hombre bajito y gracioso consiguió entretener, sorprender y hacernos olvidar que era solamente eso: un hombre con una guitarra haciéndonos pasar un rato divertido, emotivo y vivo. Pocos artistas pueden mantener en vilo a los espectadores con tan espartana puesta en escena. Él lo logro con su loable habilidad para dibujar la nostalgia, enriquecida con luminosas guitarras contemporáneas, sutiles percusiones, composiciones sosegadas y destiladas, y ambiguas alegorías musicales.

The Tallest Man On Earth moldeó un concierto memorable que cristalizó con ‘The Wild Hunt’ y ‘Graceland’, un cover fabulosamente interpretado, originalmente compuesta por Paul Simon, del que Kristian es un admirador declarado. Muchos han acusado a The Tallest Man On Earth de falta de originalidad. Es cierto que sus influencias son delatadoras, y que tanto su tradicional propuesta folk de los años 60 como el tono de voz con el que encara sus composiciones, obliguen a pensar en una reencarnación escandinava de Bob Dylan.

Es en vivo cuando se percibe su verdadera vocación artística, su talento y su particular visión de las canciones. Las comparaciones no hacen más que obnubilar al conjunto e impedir una apreciación imparcial del arte que atesora este pequeño hombre del norte. ¿Acaso las canciones no son lo más importante?

Tras el espectáculo, quedó subrayado que el Teatro Fernán Gómez es un escenario idóneo para la contemplación, aunque por momentos no hubiese estado de más dejar a un lado las clásicas butacas negras para, si no romper a bailar, sí al menos acompañar de forma menos ortodoxa un sonido que cada vez se muestra más expansivo, con una personalidad que se mantiene impecable.

Mención especial a Daniel Norgren, los compatriotas que precedieron como teloneros a The Tallest Man On Earth, y que dejaron constancia de la innegable generación de artistas blues-folk que está surgiendo actualmente en Suecia.

Foto: Paisajes Eléctricos

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