El 101 Sun Festival nace con la idea de ser una gran fiesta. Y todo sabe y huele a eso, a fiesta. El tiempo ayuda mucho, ya que no hace tanto calor como podría hacer un 11 de julio en Málaga, ni llueve como en Bilbao. El cielo es azul y tan despejado que parece un techo, los hipsters son la minoría y no hay orcos de Mordor que me toquen el talento (leer aquí).
Bueno, lo primero es lo primero, y averiguo donde están la sala de prensa y el correspondiente POLY KLYN (si queremos que esto crezca, tenemos que empezar a darle un toque de moderneo a lo Primavera Sound). Acto seguido, voy a ver dónde se cambian los dineros por tokens, unas fichas muy cuquis que se necesitan para pillar birriñas y papeo.
Entre una cosa y otra, me requetealegro de que los dos escenarios en los que los conciertos se van a ir alternando (para que podamos verlos todos y sin solapamientos, olé tú) están uno enfrente del otro y el espacio es tan (relativamente) reducido que en unos cinco minutos puedes pasar de una punta a otra sin tener que correr siquiera (amor infinito). Por si no fuera suficiente, entre los dos palcos hay una torre con pantallas a cada lado, para cuando quieras tomarte un descanso y ver algún concierto sentado en el césped.
Pero vamos al lío, que hay mucho y muy bueno de lo que hablar.
Noise Nebula
Noise Nebula son los ganadores del concurso para artistas emergentes del festival y vienen a presentar su primer EP: Kaleido. Estos cuatro chicos madrileños, tan jovencísimos como prometedores, son los encargados de abrir la primera edición del 101 Sun Festival. Y vaya que si la abren. Pasan del postureo de supermodernos y se centran en la música, un dream pop mezclado con rock y noise, con una gran componente instrumental. A base de punteos de eléctrica, batería machacada con rabia y una constante rabia propia de la edad, consiguen captar la atención de todos los presentes. ‘Youth’ y ‘Blue Nights’ son temarracos como la copa de un pino. Ojito a estos chavalines.
La Cena
Pasamos a algo más accesible, con el pop a medias entre sesentero e indie de La Cena. Los pobres tienen que lidiar con algún que otro fallo de sonido, pero lo hacen bien. Hay más gente que para el concierto de Noise Nebula, sí, pero la participación es bastante inferior. La banda, autóctona de Málaga, pasa por el festival sin pena ni gloria.
Niños Mutantes DJs
Justo un día antes del comienzo del festival nos anuncian que por enfermedad del cantante de The Struts, el grupo no puede actuar en el festival. Y por mucho que algunos se mosquearan por el fichaje de Niños Mutantes (en su faceta DJs) para sustitur a los británicos, hay que reconocer que son molones. Con un repaso al pop patrio (desde Radio Futura a León Benavente) entretienen y divierten a un público que va creciendo y animándose.
Polock
No hay mal que por bien no venga, o eso dicen por ahí. En este caso, la cancelación de The Struts les ha venido del 10 a los valencianos Polock, ya que su actuación se ha retrasado un poco. Cosa que ha hecho feliz a un buen número de personas que no ha parado de dar por saco con lo de que Polock tocaba demasiado pronto. Pero a lo que iba. La banda es una de las más esperadas del viernes y se nota en la cantidad de peña, que de repente es el doble (¿estaban escondidos debajo del césped? ¿En los baños? ¿Son todos ilusionistas?). Con su electropoprock, en cuestión de aproximadamente un nanosegundo consiguen que casi nadie se quede sentado en el césped… Y con el solecito que hay en Málaga os aseguro que no es poco. Traen su segundo LP y nos presentan una buena parte del material, como ‘You’ll Never Know Me’, ‘Internet Porn’ y la bailonga ‘Freak City’, que hace menear el culete a todos los presentes. Por supuesto no olvidan temas de su primer larga duración y, cómo no, nos hacen felices con la esperadísima ‘Fireworks’. Como dice más de un experto por ahí… ¡uf, lo de Polock!
Triángulo de Amor Bizarro
TAB es sinónimo de fuerza y potencia. Como a ellos les gusta, los instrumentos se adueñan del protagonismo y los tocan con tanta saña que cubren casi por completo la voz de Isabel. Una locura de noise-punk que no admite pausas, así que no es de extrañar que apenas se dirijan al público. El concierto de los gallegos es algo así como una cuerda que van tensando más y más a lo largo de su performance y la mínima interrupción podría jorobarlo todo. Van mezclando temas de su último trabajo, Victoria Mística (del que os hablamos en su momento), con otros clásicos. Momentazos los de ‘Un Rayo De Sol’, ‘Estrellas Místicas’ y la emblemática ‘De La Monarquía A La Criptocracia’. Una actuación impecable y sin medios términos que, lamentablemente, muchos (fans de otras formaciones patrias) no saben apreciar.
L.A.
Pues sí, lo reconozco: soy culpable, soy fan de L.A. y este es uno de los conciertos que más ilusión me hace. Así que muy motivada me planto bien cerquita del escenario Halloween Man Rock On. Luis Alberto y los suyos salen entre aplausos y grititos tendientes al orgasmo. Arrancan sin decir nada con ‘After All’ y siguen con la preciosa ‘Oh, Why?’, de su magnífico LP Dualize (al que le dedicamos una buena reseña). Luis Alberto se dirige a nosotros solo después de cuatro temas y oigo un «¡venga ya! ¡Que es de Mallorca!». Pues sí, chato, así me quedé yo también en su día. Por primera vez en lo que llevamos de festival, mirando a mi alrededor me complace ver una audiencia ya contundente y que por fin participa de verdad. Cabeceos por aquí, gente cantando por ahí, palmas por doquier. Los que no los conocían tienen la cara pintada de asombro y aprobación. Alguien también parecía estar en trance, según comentan en Twitter. A destacar la versionaca alargada y ralentizada de ‘Hands’ y la acelerada ‘Outsider’ con la que a la vez nos vuelven locos y se despiden.
Si os gustan o si os han gustado en el 101 (y fijo que sí), seguramente os gustará también la entrevista que publicaremos próximamente (y sí, Luis es aun más guapo de cerca), así que atentos.
Lori Meyers
Que yo no soy fan de Lori Meyers no es ningún secreto. Pero tampoco lo es que los granadinos eran una de las bandas más esperadas del viernes. Sacan a relucir un repertorio de grandes éxitos, para que todo el mundo disfrute del espectáculo que esperaba ver. No faltan ‘Emborracharme’, ‘Mi Realidad’ o ‘Y El Tiempo Pasará’, para la cual aparece Anni B Sweet en el escenario. Las canciones van pasando una tras otra y el público lo disfruta, cantando cada sílaba de las letras. Puede que yo no sea fan de los Lori, pero hay que reconocer que la actuación es impecable. Para la peña del viernes es evidentemente una gozada estar ahí.
Spector
Spector, con su indie rock bailable son los encargados de ir motivándonos antes del plato fuerte de la noche, Franz Ferdinand. Lamentablemente, tras darlo todo con Lori Meyers, la mayoría de los asistentes necesitan un descanso. La elección de un setlist realmente demasiado tranquilo y relajado en el que presentan varias canciones de su próximo LP, tampoco ayuda. Ni siquiera esas pintas de frikinerd tan adorables del frontman del conjunto inglés parecen son suficientes para cautivar al público. Al menos tocan ‘Twenty Nothing’ y ‘Friday Night, Don’t Ever Let It End’, canciones molonas donde las haya.
Franz Ferdinand
Es el momento. Es la hora de Franz Ferdinand. Tras meses de espera, la excitación y expectación son palpables. De repente el Estadio está petadísimo y en el escenario Cruzcampo resulta imposible moverse.
Puede que Alex y los suyos no sean famosos por su maestría en lo que a instrumentos se refiere, pero sí que son de lo mejorcito para montar un fiestón en un festival. Los escoceses quieren que lo pasemos bien y recordemos su paso por Málaga. Así que armados de una lista de canciones que va mezclando nuevas con sus clasicazos inmortales, llegan al 101 y la lían pardísima. En el buen sentido. Entre una ‘The Dark Of Matinée’ y una ‘Tell Her Tonight’ el frontman va echando leña al fuego, motivando y pidiendo cada vez más. Entonces arrojan la eterna ‘Do You Want To?’ y es el delirio: los decibelios partiendo tímpanos, la explosión de euforia generalizada, tubos luminosos y vasos volando, saltos, abrazos, bailes en forma de espasmos incontrolados e incontrolables. Un concierto que te hace pensar y gritar «¡QUE NO SE ACABE NUNCA, JODER!» o al menos eso pienso yo cuando arranca ‘Love Illumination’, quizás el mejor tema de su último disco.
De cuando en cuando echo una mirada a mi alrededor y, cada vez, la gente está más y más crecida. Parece un concierto propio, no una actuación dentro de un festival. Todos –y me refiero a TODO EL MALDITO MUNDO– baila, salta, y se deja el alma cantando. Y no, no solo los clásicos, sino también temas nuevos, como ‘Right Action’ y ‘Fresh Strawberries’. ¿Que Alex pide que aplaudamos? Aplaudimos. ¿Que Alex pide que ondeemos los brazos? Ondeamos los brazos. ¿Que Alex pide que saltemos? Saltamos. Estamos completamente rendidos a sus pies. De repente, Alex, Nick y Bob dejan sus instrumentos para reunirse con Paul y darle duro a la misma batería todos juntos. Y luego se piran. Algún inocentón se lo cree y se va.
Pero, como era obvio, vuelven para ofrecernos el mejor de los encores con ‘Jacqueline’, ‘Goodbye Lovers & Friends’ y, al fin, ‘This Fire’. Inmejorable.
Havalina
Tocar después de Franz Ferdinand es una labor ingrata. Porque muchos ya se van y porque los que quedamos necesitamos un momento para sentarnos y descansar. Pero a nosotros Havalina nos gustan mucho y ellos le ponen empeño y se esmeran en hacer una buena actuación. Así que me siento en el cesped con mi cerveza aliñada con una pulsera (es una historia inexplicable) y dejo que los madrileños se me lleven a otra dimensión. Con su stoner rock teletransportan a los presentes a otra realidad con temas como ‘La Antártida Empieza Aquí’ y ‘Desierto’ y nos seducen con ‘Incursiones’. Havalina son el chorro de riffs de Manuel que te golpean como hachazos, la batería que Javier martillea con una vehemencia impresionante y marca el ritmo de tu corazón, mientras el bajo de Jaime te hace vibrar todo el cuerpo. Havalina son rock sin términos medios. Queremos una fecha en sala pequeña. Pero que ya.
Rinôçérôse
Y así llega el final de este primer día de festival. El broche de oro lo pone el dúo de electro rock mezclado con música dance, Rinôçérôse. Acompaña la banda Jessie Chaton, que tiene unas pintas así como entre Lionel Richie, Bee Gees y uno de los LMFAO (elegid vosotros cuál). ‘Cubicle’ es el tema que hace que la gente empiece a levantarse y a disfrutar del tinglao. Divertidos y marchosos, nos hacen mover los esqueletos hasta las 3:30. No hay que perderse cancionacas como ‘Medicine’.
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