Viernes 2 de mayo
Crónica de Alicia Arroyo
Yo soy de esa clase de personas que la noche de antes de un festival se pone mala y se tiene que tomar unos cuantos antibióticos, lo cual significa que adiós a la Estrella de Levante en el SOS 4.8. Pero siempre hay que mirar el lado positivo y es que así me acuerdo de casi todos los detalles de cada concierto.
Durante el comienzo de la primera jornada, Murcia se dividía en dos, como dijo Óscar Ferrer, cantante de Varry Brava: los que optaron por el rock con estribillos de La Habitación Roja y los que optaron por el pop fiestero de los murcianos Varry Brava.
A pesar de que yo nunca hago feos a un concierto de La Habitación Roja fui de las que opté por algo más bailable y alegre para comenzar el festival, así que me decanté por la segunda opción y me dirigí al escenario Jägermeister. Los conciertos de Varry Brava suelen ser equivalentes a fiesta y es que entre los bailes de Óscar en el escenario y la energía que derrochan en todas sus canciones me tienen ganada.
Los míticos carteles de Pedazo temazo ya iban asomando por el festival, mientras sonaban canciones ya consolidadas en su repertorio habitual ‘Ritual’, ‘Calor’, ‘No gires’ y ‘Radiactivo’ además de nuevos temas como ‘Oui Oui Oui’.
Izal, esa banda que está presente en prácticamente todos y cada uno de los festivales españoles de este verano, empezaban a sonar justo después en el escenario Estrella de Levante mientras veíamos el sol poniéndose detrás de ellos, una bonita estampa para el recuerdo. La verdad es que no me extraña que tengan una agenda tan apretada, porque estos chicos donde van triunfan, como la cerve.
Poco a poco se iban acercando más y más espectadores curiosos y fans locos a cantar sus temas tan conocidos ya como ‘La mujer de verde’, ‘Qué bien’ y otros de su nuevo disco Agujeros de Gusano, como ‘Pánico Práctico’.
A los 15 minutos de comenzar Izal, los ingleses Dry The River subían al escenario Jagermeister, así que corrí para allá, esto sí que no me lo podía perder. Y qué queréis que os diga, para mí fue uno de los mejores conciertos del festival. Vale que sus canciones no sean lo más alegre y divertido de la huerta, pero es sorprendente ver el increíble directo y el torrente de voz de Peter Liddle, cantante de la banda.
La piel de gallina y una lagrimilla casi a punto de salir de la emoción retenida es lo que sentí cuando sonaron sus temas ‘New Ceremony’, ‘No Rest’ y ‘Weights And Measures’. Mi grupo 10 del festival y recomendadísimos 100%, aunque muchos dijeran que no encajaban en el cartel.
Una hora después los jovencísimos llena-pistas irlandeses, The Strypes, hacían su aparición en el escenario principal. Arrolladores, enérgicos y bailables como nos tienen acostumbrados en sus directos, no sonó nada nuevo y llegó a resultar algo monótono, pero los acordes de ‘What A Shame’ entre otras caldearon el ambiente para lo que venía a continuación.
La medianoche la alcanzamos de la mano de The Kooks, que desde mi punto de vista fue un concierto algo (demasiado) aburrido y al igual que The Strypes un poco monótono. ‘Junk of The Heart’, ‘Eddie’s Gun’ o ‘Naive’ fueron de las pocas que se salvaron entre algunas de su repertorio nuevo. Un sonido y una voz brillantes, pero un concierto corto y frío para tratarse de un cabeza de cartel. Sin duda podían haber hecho mucho más.
Por eso, los últimos minutos del concierto de The Kooks preferí pasarlos viendo a Él mató a un policía motorizado, la banda argentina de Ciudad de la Plata que cerraba su actuación con ‘Chica de oro’. Buen sonido, buena voz y mucho más potentes que The Kooks es como vi yo a este grupo, cada vez más conocido por tierras españolas.
Yo no soy muy de Rinôçérôse, que encima empezaron con un poco de retraso así que tampoco os puedo hablar mucho de lo que fue este concierto porque solo escuché una canción… Para hacer tiempo entre concierto y concierto el Escenario SOS CLUB estaba muy pero que muy bien, y cada vez que pasaba por ahí la fiesta que había montada me hacía embelesarme un ratillo y quedarme a disfrutar de los djs que repartían felicidad en forma de música, Gato TV, Nasty Mondays, Love Live, fueron algunos de ellos.
Y ahora sí que sí, uno de los más esperados de la noche y del festival (y donde eché de menos unas cervecillas en mi cuerpo), The Prodigy con toda su parafernalia de luces arrancaban en el escenario Estrella de Levante con ‘Voodoo People’, una inyección de adrenalina que enloqueció desde el primer segundo a todo el público.
‘Breathe’, ‘Take Me To The Hospital’, ‘Poison’, ‘Thunder’ y ‘Firestarter’ sonaron por todo el recinto con la fuerza y la violencia característica del grupo y ocasionando pogos por cada cinco metros cuadrados entre el público, en los que me vi envuelta en más de una ocasión y donde casi muero aplastada. He de decir que en alguno que otro también me metí por voluntad propia, pero eso sí, yo a los ‘lights’, de 4 personas máximo y con personas con la camiseta puesta, porque cuando se quitan la camiseta ya es mala señal y significa que va a ser muy bestia. Es el típico concierto que empiezas en un sitio y de que te quieres dar cuenta lo acabas en la otra punta.
Alguna que otra voz desafinada sonó por ahí, pero se lo perdonamos porque los muchachos ya tienen una edad, y lo hicieron bastante bien despertando su espíritu punkarra y electrónico que acompañado de los juegos de luces fue todo un espectáculo.
Nada más terminar toda la tropa nos dirigimos al escenario Jägermeister donde los últimos acordes del dúo Za! veían la luz para dejarle paso a Is Tropical, de los más esperados por todos, que al final resultaron ser la gran decepción. Los pobres tuvieron mil y un problemas de sonido que les jugaron una muy mala pasada y les llevó a empezar casi una hora tarde, juntándose con el comienzo de los Bloody Betroots, como consecuencia mucha gente optó por abandonar e irse a la competencia.
Yo me quedé para darles una oportunidad pero a pesar del retraso los problemas de sonido no les abandonaron en todo el concierto y llegó un momento en que Simon Milner, el cantante, se hartó del micrófono que tantos problemas le estaba dando y lo tiró. ‘Lies’, ‘Lovers Cave’ y ‘The Greeks’ sonaron con poquísima fuerza. Y para acabar, uno de sus grandes temas que tampoco sonó muy allá pero al que la gente respondió con ganas, ‘Dancing Anymore’.
Por otro lado el italiano Sir Bob Cornelius Rifo y su banda, más conocido como Bloody Betroots abarrotaba el escenario principal con su electrónica presentando principalmente su nuevo disco Hide, con un sonido algo más repetitivo, fácil y comercial del que nos tiene acostumbrados pero eso sí, bombazos como ‘Cornelius’ y ‘Warp 1.9’ que mezclaron con su nuevo tema ‘Runaway’ no faltaron para enloquecer a un público que, a pesar de ser las 5 de la mañana, estaban como si acabaran de entrar al recinto. Por supuesto, los pogos también estuvieron presentes.
No sé los demás, pero yo ya estaba que me moría así que con Bloody Betroots di por finalizada mi primera jornada y puse dirección a mi acogedora tienda de campaña a 20 grados bajo cero.
Por cierto, aquí me gustaría hacer un inciso en la crónica y hacer un llamamiento al tío que me despertó el domingo cantando: «Somos balleneros, llevamos arpones, más como en la luna no hay ballenas cantamos canciones» y que levantó a todo el camping y animó a cantar hasta a los que aún dormían. Le propongo a la organización del SOS 4.8 que cuente con él para la edición del año que viene, os digo que es un tío que levanta masas…
Sábado 3 de mayo
Crónica de Marc Nulty
Recogiendo el testigo de mi compañera Alicia, os daré mis impresiones del segundo día de festival, al que pensaba que no llegaría por la resaca que se había instalado dentro de mí, y que me chupaba la energía como una sanguijuela, pero valiente de mi decidí enfrentarme a ella como se hace en estos casos, me abrí una cerveza y me encamine de nuevo al recinto de La Fica.
Lo primero que nos íbamos a encontrar esta tarde era el grupo de rock, con letras satíricas y con mucha dosis de humor, de los sevillanos Pony Bravo. Por lo visto le han debido haber cogido el gusto a esta región, siendo ya varias veces las que se han dejado ver en los últimos meses. Con una cerveza fría y el sol todavía asomando, se convirtió en un plan perfecto para empezar, ‘Eurovegas’, ‘Político Neoliberal’, ‘Pánico en el Bungalow’, destacaron en el repertorio de esta excelente banda, que quizás gana más enteros en espacios reducidos, pero tienen carisma y gracia para revivir a un muerto (que era mi caso).
Nos acercamos al escenario Estrella de Levante, nos encaramamos a una barra e hicimos nuestro hogar allí por unas horas, con la pena de dejar de lado a otros grupos interesantes como León Benavente en el escenario Jägermeister, pero la vida es dura y hay que elegir, la pastilla roja o la pastilla azul como en Matrix, no las dos a la vez como Chimo Bayo, que eso luego te deja fatal.
Aparecía sobre el escenario Damon Albarn, traje negro, camisa blanca y corbata negra, elegante y sobrio pero con una modernidad muy del East londinense. El aire de cabeza de cartel que se le había dado, quizá no correspondió con la hora de su actuación, pero puede que fuera lo más prudente para el público de edad más avanzada y con otras inquietudes que el que luego abarrotaría el festival.
Venir a presentar nuevo disco en solitario Everyday Robots, viniendo de una banda mítica como Blur, o tan vanguardista como fue en su momento cono Gorillaz, te aseguran la aparición de haters desde antes de empezar a cantar, pero sabiendo a lo que veníamos, y sin llegar a los altares de la música con los que sí se asomó con Blur, pudimos ver un buen concierto, repasando su nuevo disco.
‘Lonely Press Play’, ‘Photographs (You Are Taking Now)’, con sonidos cálidos y elegantes y con un abanico que va desde el pop hasta el soul. Intercaló con temas de Gorillaz como ‘Tomorrow Comes Today’, ‘Slow Country’ y algunos de Blur, ‘All Your Life’, o el cierre con ‘Tender’, junto a un coro de góspel que fue realmente emocionante. Todo el mundo echó de menos los temas más populares de Blur o Gorillaz, y más gente como yo que nunca los ha podido ver en directo. Y no es extr que intente año que intente hacer un concierto de Damon Albarn y no de Blur, pero eso le perseguirá toda su vida.
Oh lá lá, llegó el turno de Phoenix, y esa fue la hora elegida por muchos para entrar al recinto, y dejar el parking del hipermercado cercano donde la gente hace la previa, y que se ha convertido en unos de los elementos del festival, con sound systems montados, y personajes freak rondando por la zona para el disfrute del público.
Y con un público ya más animado los franceses supieron venirse arriba, la puesta en escena les dio una vuelta de tuerca, tirando de proyecciones donde dejaron claro su procedencia con Paris y Versalles de fondo. Pero con imágenes la gente no se mueve, y eso fue lo que consiguieron. ‘1901’, ‘Lisztomania’ o ‘Rome’, fueron algunos de los causantes, consiguiendo uno de los mejores sonidos de la noche, sin faltar ‘Entertainment’, con la que cerraron la actuación y Thomas Mars se tiró al ruedo.
Aunque comenzaron con temas más desconocidos como ‘Axis’ de su Electric, Opportunities la gente respondió y ya consiguieron su entrega total con la metralleta de hitazos ‘Integral’, ‘Suburbia’, ‘West End girls’, ‘It’s A Sin’, ‘Domino Dancing’ y ‘Go West’.
Corriendo, antes de que terminaran los veteranos Pet Shop Boys vamos al escenario Jägermeister donde iba a comenzar una de las joyas del cartel, en lo que se refiere al apartado más electrónica, una faceta que cada vez pierde más peso en el festival y sigue apostando por valores que mueven masas pero de escaso trasfondo de calidad. El británico afincado en la meca de los bits como es Berlín, Gold Panda, nos trajo un set de musicalidad continua, sin excesos por el que fuera agraciado con el aplauso o el bote fácil, y transportándonos a unos mundos árabes, a golpes de xilófonos que hacían que cada cual bailará con espíritu más que con piernas.
De vuelta al escenario principal, ya para cerrar el festival , y con la chaqueta puesta, que sí, que en Murcia por las noches refresca.., teníamos a otro British, como Erol Alkan, que ha seguido una evolución natural como artista, por lo que nos encontramos una sesión más alejada del electro y bajada de bpm, de las sesiones de hace años que recordábamos. Pero supo dar una mezcla de tehcno y electro al más puro estilo de clubber para un buen cierre del festival.
El SOS 4.8 colgó el Sold Out. A pesar de ser unos de los carteles más flojos que se recuerdan, siguen manteniéndose, y por algo será. siempre se pueden corregir errores, como los parones de los dos escenarios principales a la vez, pero sigue manteniendo unos más que respetables niveles de calidad, comodidad, e innovación.
Y aunque todo es mejorable, y el SOS debe intentar seguir mejorando como es lógico, me ha sorprendido la cantidad de comentarios negativos que se han producido. En la sociedad de la sobreinformación, también tenemos la sociedad de la sobre-opinión, así que hay que filtrar esas opiniones, y la gente debe saber a dónde va. El SOS no engaña a nadie, pero la gente se hace mayor y no se da cuenta. En mi caso podrán seguir contando conmigo, y es que, como pude oír en algún momento:
«Olé Olé Olé, el SOS cómo me pone…»
(Fotos oficiales del SOS, por Equipo Helmet)
PD: De propina, aquí tenéis una colección de fotos del festival que nos han gustado mucho: las de Kaisa Photography.
I am glad to see you liked my photos! 🙂
xx Kaisa