Zaragoza, mes de diciembre y vísperas del puente de la Constitución. Esa es la previa de un concierto que conseguiría hacer entrar en calor a aquellos incondicionales de L.A., banda liderada por Luis A. Segura, que se acercaron al Centro Municipal Las Armas para disfrutar de su directo.
En la fila de entrada al recinto ya se podía apreciar dos tipos de público: Aquel que conocía el repertorio como la palma de su mano y sabía como se las gasta esta banda mallorquina en directo y aquel que, tan apenas, conocía las canciones más populares como pueden ser Stop the clocks (perteneciente en la banda sonora de la película 3 metros sobre el cielo), In America, In the meadow, Living by the Ocean… Hay que reconocer que tras la actuación sólo quedaría un tipo de público.
Poco a poco el público iba congregándose y en la sala se comenzó a respirar un ambiente de expectación, ante un escenario compuesto por una lona con las iniciales del grupo y tres grandes focos. Hay que hacer una mención especial a la acústica y la atmósfera que se genera, es un lugar perfecto para que cualquier persona que acuda allí pueda disfrutar totalmente de la música en directo (incluso Luis A. durante el concierto lo comentó).
Se apagaron las luces, los focos comenzaron a alumbrar y aparecieron los que acabarían siendo los protagonistas de la noche. Cabe decir que, a pesar de la oscuridad que se generó en el ambiente, una parte del público siguió hablando, como si tuviesen cinco años y el concierto no fuese con ellos. Aún así, aquellos que supieron comportarse, pudieron escuchar y disfrutar de los acordes de la que sería la primera canción que abriría el concierto, In gold, perteneciente a su nuevo disco From the City to the Ocean Side publicado este mismo año. Después, fueron sucediéndose canciones como Under radar, Dualize, Perfect combination, Close to you, Secrets undone, Living by the ocean, After all… Todo ello, mientras algunos espectadores seguían comportándose como niños, generando un muy molesto murmuro para aquellos que estaban allí para disfrutar de uno de los mejores directos nacionales y no para charlar, como en una verdulería.
Ante esta situación, y tras una llamada al silencio muy educada por parte del cantante, Luis A. tuvo que recurrir a lo que mejor se le da. Él solo, guitarra en mano, comenzó a cantar Ordinary lies y el murmuro fue desapareciendo hasta extinguirse por completo. A partir de ese momento, todos aquellos que no habían prestado atención comenzaron a conectarse con la banda. Y aquí se produjo el momento de inflexión, ya que, a continuación, llegó una de las canciones más conocidas de su reciente disco, In América, ahora ya sí con la banda al completo, y se desató la locura. Saltos, coros, manos al aire… serían el preludio de lo que quedaría de un concierto que estaría casi en su recta final. The sweetest goodbye (en acústico), Love comes around, In the meadow, Hands o Rebel fueron sonando con un público ya entregado. Se produjeron varios amagos de final de concierto, pero ya entonces lo único que podía hacer la multitud era gritar entusiasmada «¡Otra, otra!» y hubo tiempo para que la actuación se acabase con Outsider.
Al César, lo que es del César. Y es que algo tendrá esta banda cuando ha conseguido que una multitud, maña, con la tozudez como estandarte, y con una actitud inicial bastante indiferente, acabara entregándose totalmente. Además, hay que añadir que en el resto de ciudades y festivales donde han actuado, la mayoría de críticas han sido muy positivas. De hecho, en el Dcode han sido una de las bandas «revelación» de un cartel compuesto por artistas del nivel de Suede, The Vaccines, Wolf Alice… grupos con renombre internacional.
Sólo nos queda escribir una cosa más antes de terminar: Si podéis, id a verlos. Podemos afirmar, con creces, que son uno de los mejores directos patrios, tienen tanta calidad que parece que no sean un grupo nacional o, al menos, suenan distinto a lo que estamos acostumbrados…