40.
‘Same Logic/Teeth’; Brand New
Visto lo visto, puede que lo que hacía a Jesse Lacey torturarse a si mismo fuera tener que aguantarse a si mismo, a su conciencia inculpadora. Pero no estamos nosotros aquí para juzgar conductas personales, ya se encargará quien tenga que encargarse de valorar las acusaciones vertidas sobre él de pederastia y abuso sexual. Lo cierto es que el último e inesperado disco de Brand New, la banda más satélite, especial y personal del punk melódico, llegaba por todo lo alto antes de conocerse estas últimas circunstancias que lo ensombrecen todo, y se presentaba con esta canción despampanante que concentraba en 6 minutos todas las grandes virtudes que entraña su trabajo como músicos, fieles a una intencionalidad melódica brillante, a una flema pop envidiable y a una actitud punk que por saliente se sale hasta del propio punk. Acordes complejos, una sonorida chirriantemente melódica, una progresión mutable y volátil o una producción inmaculada contribuyen a ir desgranando secciones que se acercan a Death Cab For Cutie en el inicio pero que luego pasan por la mejor versión de si mismos en los noventa, se deshacen en gritos e inician una suerte de riot instrumental con las guitarras dando cuchillazos sobre un ritmo consistente que siempre explota hacia arriba, en una contemplación reposada y etérea. Tras la descarga final, post hardcore, todo regresa a las aguas de la quietud, en una experiencia musical arrolladora.
39.
‘Tinseltown Swimming in Blood’; Destroyer
Sam Bejar ha confesado que quería sonar a Cohen paseando por Berlín, que se ha fijado en el kraut para su fantástico nuevo trabajo. No hay prueba más evidente que está balada que se pone por bandera el I’m Your Man y que se va a los ochenta de una forma oscura, noir y maravillosa, con un bajo casi gótico, una sutil programación new romantic y esos vientos tan de bailar en la penumbra. La elegancia de Bowie también se pasea por aquí, y el rastro que deja es el de que Destroyer es una de las mejores estrellas de rock en la sombra de la historia reciente.
38.
‘Halfway Home’; Broken Social Scene
La revolución francesa instrumental llega cuando más se la necesita de manos de una banda que solo habla cuando tiene la necesidad. El nuevo orden mundial ha visto cómo otros antes comprometidos, los propios Arcade Fire que tanto aprendieron en su momento de Broken Social Scene entre ellos, se abandonan más a la aceptación irónica, y los canadienses han sentido la necesidad de sacar sus instrumentos a pelear, afilados, estridentes y cargados de metralla. Coros, puntas de guitarra, baterías épicas y ascendentes, incendio musical, pura autenticidad, BSS hacen su propio Viva La Vida a flor de piel, su propio Neon Bible, y para muestra, el cañonazo ‘Halfway Home’.
37.
‘Mythological Beauty’; Big Thief
El primer single de Capacity, el sofomoro de Big Thief, encierra todo lo que lo representa. Minimalismo instrumental en forma de precioso folk contemplativo y evocador y un lirismo oscuro y dramático, casi literario, con referencias a las construcciones de sangre de autores clásicos americanos como Steinbeck. Aquí lamenta las enormes dificultades que tienen para sacarse adelante, a ellos mismos y a su progenie, los padres prematuros, y para darle efectismo recurre a narrar en su boca una historia real: cuando tenía apenas cinco años se le cayó una barra de una casa del árbol que estaban construyendo en su casa y estuvo a punto de matarla.
36.
‘Blend’; Aldous Harding
La combinación perfecta de la que habla la canción podría ser la misma que hacen Aldous Harding y su productor John Paris. «Nos lo pasamos bien en esta», ha dicho la propia Harding, y vaya que si se nota, porque dentro de la oscuridad abismal y maldita de todo Party (ja, ja, ja), ‘Blend’ se comporta como un pequeño satélite, imbuido de la misma negrura pero también de un beat sutil y seductor que fluye lento pero imparable con la guitarra acústica mientras ella canta sobre una relación a distancia, de esas de estar buscándose siempre, de amar a ideas «perfectas».
35.
‘Third Of May/Odaigahara’; Fleet Foxes
El épico regreso de Fleet Foxes llegó con esta canción que explota en el cielo como un fuego de artificio en cientos de colores y que narra lo que Robin Pecknold siente por su amigo de siempre y compañero de banda Skyler Sklejset. Cómo los años les han afectado, cómo su relación ha ido cambiando. Cómo triunfaron juntos con un disco que lanzaron, no por casualidad, el día del cumpleaños de Sky, el 3 de mayo. Cómo giraron incansablemente y como triunfadores olímpicos aquel Helplesness Blues que sigue siendo highlight histórico de la música reciente. Cómo andaron caminos diferentes, aprendieron de la vida y de la música y reunieron a Fleet Foxes. No hay nada más épico que eso, y no hay por tanto mejor forma de volver.
34.
‘Islamabad’; Los Planetas
Otros que volvieron a su manera, después de dar bandazos bastante discutibles en los últimos años y retrasar un disco que parecía que no iba a llegar nunca, son Los Planetas. Los granaínos tenían cosas que decir, y así lo han demostrado revitalizando el sello de Jota para lanzar un Zona Temporalmente Autónoma que se presentaba después de un par de anticipos previos con esta salvajada en forma de canción. Una letanía progresiva onírica y psicodélica que no deja de ascender, que se pierde en una contemplación casi divina y que se recrea en una letra brutal y filosófica de las mejores que han firmado Los Planetas en su vida y que habla sobre el sentido de la vida, la justicia divina y humana, el ejercicio del poder, el imperio del dinero, la traición, la deshumanización y el reinado del miedo. Para más inri, para más condena, para más elevación y grandilocuencia, Los Planetas, siempre visionarios, se hacen eco de su Graná y se toman unas palabras de Young Beef, padre espiritual del trap en España, de toda una escena granaína que se ha convertido en estandarte de la cultura underground de Barcelona primero y de Madrid ahora, y en la coda de este temazo se ponen a gritar «estoy callendo pa’rriba, mami dame la bendición, que aunque no consiga nada, tuve mucha ambición… Las calles están malas, necesitan medicación». Olé tres veces, y las que hagan falta, por esta constelación tan espectacular.
33.
‘Tonite’; LCD Soundsystem
«La peña canta todo el rato las mismas canciones, esas rollo tonight, tonight, tonight… y, joder tíos, nunca me había fijado que los putos artistas dicen cosas del rollo morirse y eso, tío». Básicamente así empieza James Murphy ‘Tonite’, cachondeándose de todo, justificando que claro que voy a hacer una canción sobre morirse y sobre los pensamientos y dramas que acarrea y la vais a bailar, porque, qué diablos, que mejor que morirse bailando. Todos morimos, sí. Y qué aburrido hacer siempre lo mismo hasta que ese día llegue, así que fuck con la rutina y vuélvete un poco loco, y que le den a los inquisidores de tienda de discos, entre otros. Menos que has vuelto Murphy, menos que has traído completa a la LCD Soundsystem. No te vayas nunca.
32.
‘J-Boy’; Phoenix
El primer single del nuevo Ti Amo de Phoenix apuntaba mucho más alto de lo que luego terminó siendo, pero también venía con la confirmación de que hagan lo que hagan Phoenix siempre le ponen un toque especial. Más allá del french touch, guiño fácil cuando se habla de su música, su synth se deshace como un polo de helado al sol (de pistacho ahora que se han ido a dar una vuelta en Cinquecento por la costa amalfitana) y siempre resulta naive y preciosista. Ligeramente experimental, como en ‘J-Boy’, donde se atreven con procesamientos vocales y con loopings de teclado. Quizá no vuelvan a hacer un Wolfgang Amadeus Phoenix, pero tampoco creo que vayan a hacer un disco malo nunca, y soy de los que piensa que con Bankrupt! demostraron que eran capaces de cualquier cosa, así que no descartemos que vuelvan a sorprendernos.
31.
‘Machinist’; Japanese Breakfast
Una especie de ‘Baker Street’ moderno, el single que anticipaba el sofomoro de Japanese Breakfast tiraba de ese synth retro con trazitas electro robóticas y le metía esos saxos ochenteros calentitos para completar un trayazo bailable por el que hubieran matado los mismísimos Daft Punk, pero que también se pone a la vanguardia del vaporwave moderno haciendo sus guiños eurodance. Uno en el que sueñan los androides con bares eléctricos, siempre en la oscuridad encapotada y cómplice de un callejón a la salida de un garito.