Crítica del tercer disco de The xx, un I See You en el que dejan brillar el color
The xx ya dieron en el clavo a la primera. Partiendo de aquello, cuando se convirtieron en bandera de un movimiento que ha permanecido —por suerte— solo en el aspecto musical en toda Gran Bretaña durante la década actual, es evidente que no esperábamos su obra maestra con I See You, igual que no lo hicimos con Coexist. La magia, la historia ya estaban hechas. Solo había que mantenerlo fresco, ágil, vibrante. Solo había que demostrar que sigue latiendo con la misma autenticidad. Digo solo pero no es una nimiedad: es una circunstancia que se ha llevado consigo a decenas de bandas víctimas de la presión que supone mantener viva la llama de una revolución.
Coexist (Young Turks, 2012) profundizaba elocuentemente en todos los elementos que los habían encumbrado, abandonándose con fuerza a su enriquecedor minimalismo. El bajo cobraba protagonismo expresivo y, aunque la propuesta general se desnudaba, Jamie Smith incorporaba una mayor variedad de recursos.
Quizá lo que esto refleja sea el eje axial de la evolución estilística del trío de Londres. Que la juventud y bisoñez de aquellos tres estudiantes de la Elliott Schooll (con larga tradición en artes escénicas; de sus aulas han salido también Hot Chip, Burial o Pierce Brosnan), ha permitido que sigan madurando su carrera al tiempo que maduraban en sus vidas y en sus trabajos.
Es aquí donde se abre el debate más complicado, el que pone de manifiesto la influencia que ejerce Jamie xx sobre el conjunto. Con Coexist confesaron un mayor acercamiento a la música de baile al tiempo que el tímido productor comenzaba a aparecer en solitario como DJ en varios eventos y festivales, llegando a embarcarse más adelante en sus propias giras. ¿Casualidad?
Ahora, con I See You (Young Tourks, 2017), alcanzan su cenit lumínico y dejan entrar la luz en el garaje, que parece ya más bien un poliedro de cristal suspendido no en el cosmos, no en el espacio básico sino en algún lugar de un mundo brillante y optimista. Justo después del primer disco en solitario de Jamie, un In Colour (Young Turks, 2015) que aparecía en las cabeceras de lo mejor de 2015 de prácticamente toda la prensa especializada, se pintan The xx de colores y enseñan una paleta más rica, expansiva y versátil. ‘Loud Places’ y ‘Stranger In A Room’, de aquel disco, podrían servir así, de algún modo, de anticipo de lo que han venido a entregar The xx como tercera referencia.
I See You destapa los complejos de la banda, sí, pero sobre todo lo hace sin dañar la fuerza de una propuesta que basaba su carga expresiva precisamente en esos complejos. Sin alterar un ápice su esencia.
Desde el inicio, con la housera ‘Dangerous’, podemos vislumbrar el doble sentido de unas letras que significan tanto la toma de control de las emociones románticas de unos chicos antes demasiado tímidos e hipersensibles («You are dangerous but I don’t care») como el momento que vive la banda, siempre vigilada y expuesta a altos niveles de presión: «They say we’re in danger / but I disagree. / If proven wrong, shame on me / but you’ve got faith in me», canta Oliver Sims abriendo el álbum.
En ‘Performance’, Romy Madley-Croft canta sobre convertir sus emociones en materia de espectáculo abrazada por un minimalista arreglo de cuerdas, pero también lo hace sobre la inspiración, y en la preciosista ‘I Dare You’ confiesa «I’ve been a romantic for so long», como dejando aquello de la oscuridad y la melancolía como cosa del pasado. Toda ‘Test Me’ o el estribillo de ‘Brave For You’ ilustran a la perfección dicha ambivalencia: «I will be brave for you / Stand on a stage for you / Do the things that I’m afraid to do / I know you want me to». Y ‘Replica’ resulta reveladora.
En los singles de adelanto vimos además otra de las grandes nuevas máscaras, uno de los nuevos maquillajes: la inclusión de samples. Otra prueba de que la clave de todo está en el proceso de apertura que ha experimentado Jamie xx gracias a la confianza que le ha aportado el enorme éxito de ese In Colour del que ya hemos dicho hereda el brillo, el color y la luminiscencia el tercer disco de The xx. Jamie los usa para enriquecer musicalmente el abanico, pero también empieza a expresarse vocalmente a través de ellos en ‘Say Something Loving’, ‘Lips’, u ‘On Hold’, que con su hedonismo bailable constituyen tres de los mejores momentos de un álbum que verdadera y honestamente carece de momentos malos.
Luego está ‘Replica’, probablemente la punta de lanza. Una canción en la que trío simbiotiza a la perfección y se abandona a esa invasión lumínica, como abriendo los ojos con la primera luz de la mañana. Una canción expansiva y creciente, conducida por un bajo latente y la guitarra ensoñadora y con todo el brillo virtuosista de Jamie. En ella Oliver y Romy meditan: «Seem rigt, seem wrong / Only difference is that I’m that one / Second time a wrap / Fells like this song’s already been sung / Mirroring situations like you’re an imitation / Do I watch and repeat? / And is if I tried to, I turned out just like you / Do we watch and repeat?» / They all say I’ll become a replica / You’re mistakes were only chemical». Y hacia el final se plantean si es mejor atrapar la noche o dejar que la noche te atrape a ti.
La respuesta: la luz. The xx afrontan en I See You su giro copernicano con clara vocación masiva, maquillando inteligentemente su propuesta sin renunciar a esencia alguna y sin venderse al mejor postor, dejando claro que este pretende ser su órdago comercial, el que rompa y expanda sus barreras, si es que algún día las han tenido. El que les presente de forma audazmente más accesible y el que represente su versión más eminentemente pop. Esa que les hace ser, por derecho, una de las más deliciosas bendiciones del indie pop de la actualidad. Un placer universal.
Intento ordenar las canciones de la mejor a la menos mejor, pero ya digo que todas son excepcionales: ‘Replica’, ‘Lips’, ‘On Hold’, ‘I Dare You’, ‘Say Something Loving’, ‘Brave For You’, ‘Performance’, ‘Dangerous’, ‘Test Me’ y ‘A Violent Noise’.