Crónica: La solvencia indefinida de L.A

Dos horas de concierto en los que quedó demostrada la eficacia de su último trabajo, King Of Beasts, en salas


¿Tres años? ¿Cuatro? ¿Cinco? Una duda que planteó Luis Alberto Segura y que perduró durante todo el concierto, al igual que el murmullo de ese tipo de público que parece disfrutar por pagar para poder hablar con música de fondo en directo.

La pregunta hacía referencia a los años que habían pasado desde que L.A. tocaran por última vez en la mítica Sala López de Zaragoza, hasta que volvieron a ella este pasado viernes 1 de diciembre. Un periodo de tiempo en el que la banda liderada por Luis Alberto Segura —a quien entrevistamos este 2017, en 2015 y en 2014— se ha situado, haciendo bolos y a través de la publicidad que ofrecen las buenas críticas de sus directos, como una de las bandas más eficaces —y extranjeras— del panorama nacional.

No encabezan festivales, no habrás visto la portada de su último trabajo —King Of Beasts (2017)— en una lona inmensa en la Gran Vía de Madrid, su gira no aparecerá en anuncios televisivos… pero siempre están ahí. Les he visto tocar en festivales masivos a las seis de la tarde (Arenal Sound), en festivales modestos (Polifonik Sound e Intro Music Festival) e incluso en dos salas diferentes de Zaragoza, como son Las Armascrónica— y ahora en la López. Y lo cierto es que, después de haber presenciado su directo en tan diversas situaciones, tanto la versatilidad de la que disponen como su solvencia en directo son dos constantes marca de la casa.

Tras media hora exacta de retraso, los cuatro integrantes del grupo aparecieron en un escenario que presentaba una imagen engalanada gracias a varios altavoces colocados en sus laterales de la marca Budweiser —cerveza que patrocinaba varias de las fechas de la gira de L.A.—, pero que contrastaba con una presentación austera de la banda apoyada tan sólo en el logotipo de la misma proyectado al fondo. La considero austera porque en 2015, cuando presentaron From The City to the Ocean Side (2015) en Zaragoza, su puesta en escena en Las Armas fue bastante más llamativa.

‘Over and Over’ daría comienzo a un concierto en el que L.A. repasaría, a través de más de 20 canciones y 2 horas casi exactas de duración, su discografía al completo. Desde Heavenly Hell (2009) —considerada la joya de la corona para sus mayores aférrimos, entre los que me incluyo— hasta su última publicación, King Of Beasts, pasando por SLNT FML (2012), Dualize (2013) y algún que otro tema de From The City to the Ocean Side (2015).

Todo ello encauzado por un Luis Alberto Segura que reconoció —tras haber tocado ‘Perfect Combination’, ‘Hangin’ On A Wire’, ‘Older’, ‘Oh Why’, ‘Leave It All Behind’ y ‘After All’— que no podía ver el setlist por su pequeño tamaño y que, por suerte «todos hemos tocado las mismas canciones». Siguieron ‘Where The Angels Go’, ‘In The Meadow’ y ‘Higher Place’, hasta que llegó la parte acústica. Momento en el que Luis Alberto interpretó, guitarra en mano, ‘Mirroball’, ‘Close To You’ y ‘Elizabeth’ —aunque para la parte final del tema se incorporó el resto de la banda—.

Unos bonitos minutos que se pudieron disfrutar a pesar del empeño de parte del público por crear coros cuyas temáticas no tenían ninguna relación con la canción que sonaba y las consecuentes peticiones de silencio. Lo que viene siendo el pan de cada día.

Entonces comenzó el cambio de rumbo del concierto. ‘Killing Me’, ‘Dualize’, ‘Under Radar’ y ‘The Keeper and The Rocketman’ formarían parte del momento más vibrante y potente de la noche, que se completaría posteriormente con ‘Helsinki’ y ‘Stay’.

Después, llegó el momento de los bises. ‘Suddenly’, ‘Stop The Clocks’ y ‘The Sweetest Goodbye’, ésta última con Luis Alberto a la batería, cerraron un concierto ante un público —al menos tres cuartos de él— que aparentaba vivirlo en un estado que parecía que se estaba mentalizando ante el frío que les recibiría al salir y tener que cruzar por el Puente de Piedra.

Pese a ello, fue un concierto elegante y divertido, como nos tienen —muy bien— acostumbrados. También sirvió para comprobar las tablas que ha adquirido la banda estos tres, cuatro o cinco años desde que pisasen la Sala López por última vez —no nos olvidemos que acompañaron por Europa a Band Of Horses— y para que pueda afirmar que los temas de King Of Beasts —especialmente ‘Killing Me’ o ‘Helsinki’— elevan un peldaño el directo de una banda que ya las ha incorporado como «nuevos clásicos»  dentro de su repertorio. 

Un bolo más, esta vez en Zaragoza, una noche solvente más de L.A. 


Fotografías: Pablo Lafarga (@pablolafarga)

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