Crítica: Perro y su cómica seriedad

El tercer trabajo de los murcianos demuestra un mayor grado de madurez pero sin perder su característico lado histriónico


Parece mentira, pero ya hace cinco años desde que estos murcianos publicasen su primer trabajo, Tiene Bacalao, Tiene Melodía. Un debut cuya salida al mercado coincidió con aquel «maremagnum indie» en el que (erróneamente) se les incluyó —buena culpa de ello se debió a hits como ‘La Reina de Inglaterra’ o ‘Marlotina’—.

Y es que si algo caracterizaba a Perro en ese primer disco era el humor absurdo y el despiporre guitarrero, todo ello aderezado con algún que otro sintetizador juguetón. Una combinación que lograba un sonido claramente desmarcado del resto del panorama indie nacional de aquel 2013, aunque con Estudias, Navajas —publicado dos años después— dieron el golpe definitivo.

Si alguien esperaba que en ese trabajo la banda daría un paso más comercial, le debió resultar una gran decepción. Un sonido más duro, más oscuro y en el cual ya comenzaban a explorar a la par que dejaban vislumbrar todo aquello que han logrado reflejar a la perfección en este nuevo trabajo, Trópico Lumpen.

Y lo cierto es que se trata de su mejor disco. Se nota que ya no son los cachorros de hace años y el peso de la madurez (aunque suene a tópico) ha logrado colarse hasta el núcleo del proyecto. Buena muestra de ello es cómo se puede apreciar a primera escucha lo claro que quieren sonar, demostrado en la perfecta conjunción entre las guitarras y los sintetizadores.

Mucho más cercanos a bandas como Za!, Betunizer, Diola, Shellac o Fugazi (en sus temas siempre he podido encontrar algo de los maestros de Washington DC) que a Los Planetas o Viva Suecia, por poner varios ejemplos de compañeros que van a tener en el periplo festivalero. Definitivamente, siempre más cerca del punk o el hardcore que del pop.

También hay que apuntar que ese pequeño descanso de la banda, durante el que Fran del Valle (batería) se unió a la resurrección de Schwarz —banda con cierto halo de «maldición» en la que militaba el batería de León Benavente—, ha influido de alguna manera en su sonido. Claro ejemplo de ello es la épica de ‘Supercampeones’.

En términos generales, más kraut, psicodelia, punk y, sobre todo, menos pop. De la inmediatez de temas como ‘El Sereno’ o ‘Pickle Rick’ hasta el ambiente denso y oscuro de ‘Ese Tu Frescor’, pasando por el auge electrónico de ‘Disco Mascota’ y las líneas Fugazi de ‘Por Mí, Lo Que Veáis’. Y, por supuesto, siempre con esas letras llenas de humor extraño, surrealista y absurdo… incluyendo el homenaje a Chiquito de la Calzada en ‘Cronobeicons’.

El resultado es su mejor disco hasta la fecha, el mejor de sus tres lanzamientos. Todo en su sitio logrando no perder esa bola mortal de distorsión guitarrera, ese bajo omnipresente —con ese sonido industrial, post-punk y kraut a base de rasgueo de púa— e introduciendo más experimentación electrónica.  Así vemos este trabajo masterizado por Joe Carra —artífice de los discos de King Gizzard & Lizard Wizard— y la grabación de nuevo, en manos de Hans Kruger.

En definitiva, si alguien esperaba un «La Reina de Inglaterra II» va por mal camino. Perro han madurado y grabado su mejor disco, se han hecho mayores y Trópico Lumpen destila una cómica seriedad que, aunque ellos la intentan ocultar, está totalmente a la vista…. o al oído.


8 /10


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