Crónica: El aterrizaje de Spiritualized

conciertos madrid noviembre 2018

La banda de Jason Pierce tocó tierra, la suya propia, en su concierto en Madrid, un verdadero espectáculo de rock


Jason Pierce pisando la luna. Es la imagen que copa la portada del nuevo disco de Spiritualized, And Nothing Hurt, y un símbolo que representa muy bien la situación actual de la banda británica, en el anticlímax del viaje espacial que fue Ladies & Gentlemen We Are Floating In Space y a la vez en una nueva serenidad. Pisando tierra, sí, pero la de cualquier superficie fuera de la protección de la atmósfera.

Exactamente eso fue lo que vinieron a hacer a La Riviera el sábado. Descender de sus alturas cósmicas, vestirse de lo que siempre han sido, una enorme banda de rock, y fabricar a base de ruido su propia cosmogonía. Con un sonido que ya desde el principio, con ‘Hold On’, se desveló atronador, y que siguió hacia arriba con la incursión punk de ‘Come Together’, Spiritualized decidieron dedicar la primera parte del concierto a revisitar gloriosas joyas de su pasado, incluidas ‘Shine A Light’ o ‘Soul On Fire’, poniendo en la mesa además inolvidables estribillos y progresiones de intensidad creciente que en las voces de tres coristas femeninas alcanzaban las alturas espaciales que en estudio alcanzan con efectos electrónicos, mucho más limitados en el show, y vientos metales, que no están programados para aparecer en esta gira pese a tener tanta importancia en el último disco.

Un And Nothing Hurt que desenvuelven en riguroso orden cardinal durante el grueso del concierto, mientras Jason Pierce permanece impertérrito aferrado a sus guitarras encogido en una silla a la derecha del escenario, recorriendo con sus ojos ocultos tras el cristal oscuro de las gafas la historia de su concierto en forma de partituras. La primera mitad, por lo tanto, como en el disco, apelotonando los grandes sencillos que contiene el trabajo, ‘Perfect Miracle’, ‘I’m Your Man’, ‘Here Comes The Road Let’s Go’ o ‘Let’s Dance’ y dejando claro el influjo de americana que presenta. Pero la segunda pudo pecar de algo más lenta y repetitiva, más acomodados como estábamos al soul incendiario de Spiritualized y su ruidismo controlado.

Terminado el disco con ‘Sail On Throught’ y superado el abandono de escenario de rigor, Pierce dedicó tímidamente y por primera vez unas palabras de agradecimiento al público madrileño, en general bastante entregado y respetuoso, para seguir sumido en la sobriedad que rodeó a todo el concierto, mientras a mi me quedaba rondando la idea de que Spiritualized podrían haber llenado, si hubieran querido, los mismos estadios que Oasis. Lo demuestran a la perfección con el trío de ases con el que se despidieron (obviando eso sí su canción más reconocible, la homónima ‘Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space’): ‘So Long You Pretty Thing’, ‘Out Of Sight’ y la explosiva ‘Oh Happy Day’, construida sobre la mítica canción de 1967, un arreglo en clave de góspel de un himno cristiano del siglo XVIII que define muy bien el ADN alquímico de la banda de Jason Pierce.

Un rato después, cuando recorría aún con los oídos taponados el Paseo de la Virgen del Puerto de vuelta a la civilización, me topé con una chica que había asistido al concierto e iba tarareando ‘Wonderwall’… no sé si es casualidad, lo que sí sé es que Spiritualized son cojonudos.

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