Lonerism es un disco especial. Pocas veces escuchas un nuevo álbum que, con sólo dos temas (‘Be Above It’ y ‘Endors Toi’) te agarra por la solapa y empiezas a pensar que sí, que aquí hay un álbum que va a colarse de lleno entre tus favoritos.
Te lo escuchas de un tirón, ansioso por confirmar tu intuición. Luego viene el miedo. Antes de la segunda escucha dudas, creyendo que ahora te gustará menos, que te habías precipitado y que no era para tanto. Pues no; y a la tercera tampoco. Euforia. Lonerism no decepciona, sino que se confirma como lo mejor que he escuchado este año, y me atrevo a decir que las tediosas listas de lo mejor del año se le van a quedar cortas.
Tame Impala es en realidad el proyecto personal del australiano Kevin Parker – el autor que compone y prácticamente graba en solitario todos los temas. La banda que le acompaña desde su debut Innerspeaker está ahí para el directo, que todavía no hemos tenido el placer de degustar. Desde ya pedimos a los programadores de festivales patrios que si tienen algún sentido común traigan a los de Perth.
El primer disco ya alertó de que estábamos ante una banda dispuesta a revitalizar la psicodelia con una rara maestría, pero acaso quedó algo difuminado entre el brillo de otras bandas australianas más calientes en el momento, caso de Cut Copy o Midnight Juggernauts. Por ahí podría explicarse el afán de Tame Impala de superarse a sí mismos en este segundo LP, no de repetirse ni reinventarse.
Lonerism suena de principio a fin como sólo los momentos más brillantes de Innerspeaker conseguían hacerlo. La fórmula es la misma, la realización ahora es perfecta. Es importante aclarar que el sonido de Tame Impala no es simplemente un revival de la psicodelia de finales de 60 y principios de los 70. Sí, suenan a los Beatles de Revolver, a los primeros Pink Floyd y tienen algo de los jam de The Doors y los Zepp, pero hay más. Suena a 1968, pero también a 2012. Retro y digital. Todo el que quiera «actualizar» un sonido clásico tendrá que fijarse en Lonerism. Mucho tienen que ver la pericia del propio Parker para la producción (ha facturado ya interesantes remixes) y la ayuda del experto Dave Fridmann, productor de Yoshimi Battles The Pink Robots, y con eso queda dicho todo.
Hasta aquí lo técnico. Y ahora lo que se siente. Aunque suene a tópico: los temas y las texturas sonoras de Lonerism te hacen flotar, dar vueltas y viajar a un mundo de ondas y colores. Esto alcanza su pico en ‘Keep On Lying’, esa joya que vuelve una y otra vez sobre sí misma, y cada vez nos engancha más, hasta acabar en una apoteósis final de solos de guitarra y efectos distorsionados que es lo más parecido al orgasmo sonoro que he oído en mucho tiempo.
Pero no es el único momento álgido: los citados dos primeras temas, el estupendo ‘Why Don’t They Talk To Me’ y sobre todo ‘It Feels Like We Only Go Backwards’, el más atrevido, ya que se adentra en el terreno soul y RnB y lo impregna de psicodelia. Genial la reinterpretación de los niños del coro de la PS22.
En suma, un álbum especial, sobresaliente en casi todos los sentidos, que prácticamente nunca baja la guardia, y que coloca a Kevin Parker como el gran revitalizador del rock psicodélico, por delante de MGMT o Connan Mockasin. Uno para añadir a las listas de los mejores álbumes de la década.
Nota bandálica: 9.
Verdad verdadera, señor Lobo