Madrid entró en calor la semana pasada acogiendo 2 de los conciertos de rock más esperados del año: el miércoles 28 vimos a The Black Keys en el Palacio de los deportes (lean aquí nuestra crónica) y el viernes 30 a Two Gallants en la mítica sala Caracol.
Las comparaciones son odiosas pero también inevitables. No se debe medir un concierto en base a su precio, pero no puedo evitar pensar que, simplificando los términos, en el ratio calidad/precio, Two Gallants salen ganando, y de largo.
Si ya en julio de 2011 conquistaron con un directo increíble al público de una abarrotadísima Moby Dick, las expectativas de esta gira de 2012, con álbum nuevo de por medio (The Bloom and the Blight), eran altísimas. Y se cumplieron sobradamente, conciertazo y sold out.
Casi 2 horas de directo, en las que a Tyson Vogel (batería, voz) y Adam Stephens (guitarra, voz y harmónica) el escenario se les quedó pequeño. Son sólo 2, pero su fórmula es rotunda y su directo aplastante. El desgarro de la voz de Stephens y sus frenéticos guitarrazos encajan a la perfección con la furiosa batería de Vogel.
Intercalando temas del último álbum como ‘Ride Away’ con otros anteriores, como la mítica ‘Las Cruces Jail’ (del álbum What the Toll Tells del 2006), los de San Francisco pusieron a prueba la acústica de la Sala Caracol que aguantó el tirón muy dignamente.
Estos treintañeros, comenzaron su andadura musical hace ya muchos años en las calles y el metro de San Francisco y han ido ganándose a su público a base de directos como el del viernes pasado. A aquel policía que arremetió contra Stephens en Texas en 2006 (resumiendo: un policía agredió a la banda en pleno concierto y se lió parda), se le abrirían las carnes si hubiera presenciado el concierto (y el volumen) del viernes, bendito ruido.
Las míticas ‘Steady Rollin’ (de What the Toll Tells, en la primera mitad del concierto) y ‘Nothing to You’ (del álbum The Throes de 2004, que sonó ya en el bis) fueron muy bien recibidas por el público que había repasado en casa y se las sabía todas.
Two Gallants han perfeccionado su sonido más heavy(permítanme la expresión) en The Bloom and the Blight y en directo suenan potentísimos. También han matizado el acústico de los temas más tranquilos, como en ‘Broken Eyes’ que cantaron a dúo, sin batería y que sonó espectacular. Un concierto muy completo en el que fueron compensando la crudeza de unos temas con la suavidad de otros. Mientras en ‘My Love Won’t Wait’ la batería y la guitarra irrumpían con la misma contundencia, en ‘Winter’s Youth’ la voz de Stephens tomó protagonismo brevemente, antes de que batería y guitarra atronasen la sala en este tema tan ‘bipolar’.
A pesar del período de relativa inactividad que siguió a la publicación de su anterior álbum en 2007, (y después de que Stephens se dislocara un hombro tras un accidente de coche), Two Gallants se han consolidado como dignos representantes de La vieja y extraña América (The old, weird America) de la que Dylan hablaba y que tanto les ha influenciado. Puede ser esa mezcla de lírica histórica tradicional con sonido grunge lo que debe hacer su sonido tan especial.
Igual de explosivos (o más) en directo que en el álbum que presentaban, su mezcla de rock, folk, blues y punk (y seguro que me dejo algo) sigue siendo adictiva. Aunque se seguirán repitiendo las comparaciones con grupos como The Black Keys o White Stripes, no se engañen, Two Gallants tienen algo que les hace únicos, y si no, vean uno de sus directos, tremendo.
Por último, un tirón de orejas para los que publicaron la información del concierto que no informaron demasiado bien de la actuación de los teloneros y no había forma de enterarse de la hora del comienzo del concierto.
Y un moderado abrazo (moderado por una cuestión de diámetro), para el joven de anchas espaldas que me dejó ponerme delante para que pudiera verle los flequillos a Vogel, sin cuya colaboración y amabilidad esta crítica no sería posible.