No hace falta más que una miradita rápida al escenario para entender las intenciones de Neuman. Los dos monstruos que llaman amplificadores no dejan espacio a ninguna duda: han venido a la Sala Velvet a dar tralla.
Con el comienzo instrumental de ‘You Fill My Heart’, bañado en punteos, ya se nos desgarra el corazón; su final deja a más de uno con la boca abierta y los ojos húmedos. Paco cierra los ojos y da casi la sensación de estar en trance e invitándonos a imitarle. Mirando por aquí y por allá, veo que la sala responde bien a su llamada.
Pero la calma dura poco, porque la segunda en orden de aparición es el hitazo irresistible ‘Turn It’, de su último disco, If (para nosotros uno de los mejores discos de lo que va de 2014). La Velvet la esperaba ansiosa y los «ooooh-oooooh-oooooooh» tan pegadizos de esta canción empiezan mucho antes de que les corresponda. Paco sonríe, contento de tener delante un público que ansía poder cantar a grito pelado sus temas.
Cada tema es totalmente visceral y parece quemarle el pecho al frontman del grupo murciano. A nadie le pasa desapercibida la intensidad de la actuación -tanto a nivel musical como sentimental- y para cuando llega el turno de ‘If’, el silencio es casi sepulcral. Nada de parloteos, nada de móviles en la mano. Solo devoción.
Momento de espectacular intimidad el de ‘Ingrid’, corte de The Family Plot que el cantante escribió pensando en su hija. Y que es tan bonito y precioso que dan ganas de llorar.
La interacción con el público se reduce a lo esencial, sospecho que para no romper la magia que aletea por doquier en la Sala Velvet. Pero entonces se oyen interferencias. No se sabe de quién es el móvil, pero el grupo parece tener claro que el culpable es Juan, aunque este jure tener su terminal en modo avión.
Tras la pausada y fantaliciosa ‘I Have The Will’, vuelven a la carga con ‘Hell’ y ‘Bye Fear/Hi Love’, en la que atacan ritmos y guitarreos frenéticos y casi delirantes, que rozan el metal. Llevo algunos días ya pensando en cómo describir esa parte en concreto del concierto y al final he tenido que rendirme, no hay otra palabra mejor que «flipante».
Estamos cerca de las despedidas y Paco y los suyos saben bien cómo hacer que un adiós te duela hasta la médula. Reservan para la recta final la dolorosa y profunda ‘Sil Fono’, capaz de partirte el corazón en un fantastilión de pedacitos en sus casi 9 minutos de duración. Pero esto no deja de ser una fiesta y los murcianos no quieren que nos vayamos con mal sabor de boca, así que cierran con ‘Battle Starship’, uno de los temas más rotundos y marcadamente ochenteros de su último LP, de ritmo entretenido e irresistiblemente bailable.
Ya tenía claro que Neuman tienen algo que ofrecer que nadie más puede en todo el panorama musical patrio. Lo que no tenía tan claro, era la calidad tremendamente portentosa y mágica de sus directos. Y lo que no tengo claro ahora es ¿al final, de quién era el móvil que hacía interferencia?
PD: Más fotos de la noche, obra de Borja Espresati, en este álbum.