Si en la Riviera caben unas 2.500 personas, significa que unas 12.500 personas han podido disfrutar de uno de los cinco conciertos que ofrecieron Vetusta Morla en la sala madrileña, tres en mayo y dos en junio. Y yo, después de haber asistido a la quinta y última noche de concierto, el pasado 21 de junio, me pregunto cuándo la banda optará por un Palacio de los Deportes, porque es evidente que podrían de sobra llevarlo a cabo. Y aunque es verdad que en un lugar tan amplio la cercanía con el público no existe, pensad cómo sería poder disfrutar de Vetusta Morla entre las inmensidades del Palacio o de un lugar de dimensiones similares. Yo ya me voy haciendo ilusiones…
Pero a lo que venía es a contar brevemente lo que sucedió aquella quinta noche de concierto en La Riviera. Esta vez Zoe no hicieron de aperitivo para la comida que vendría después (una gran pena porque me hubiera gustado mucho verlos en directo), sino que se sirvió directamente la cena. En cuanto las luces se apagaron, Pucho saltó al escenario baquetas en mano y comenzó con la que era bastante obvio que empezarían: ‘La Deriva’, canción que da título al álbum. Un inicio bastante potente al que nos tienen acostumbrados. Poco a poco el resto de miembros de la banda fue apareciendo y colocándose en sus puestos, dando forma completa, ahora sí, a ‘La Deriva’.
Fue un arranque claramente de presentación del nuevo álbum (del que le dedicamos una buena reseña), ya que a este tema la siguieron otros cuatro del mismo disco. ‘Fuego’ fue la segunda canción en sonar, seguida de una increíble ‘Golpe Maestro’, una de sus grandes nuevas canciones con fuerte crítica social y la primera que realmente levantó al público. ‘La Mosca En Tu Pared’ y ‘Pirómanos’ fueron las que acabaron este «primer» ciclo de presentación. ‘Lo Que Te Hace Grande’, la que fuera uno de sus temas importantes del LP Mapas, fue la elegida para romper con esta secuencia de nuevas canciones y animar a los asistentes más afines a sus anteriores trabajos. Sonó después ‘Un Día En El Mundo’, por supuesto un clásico que como era de esperar también fue recibida con los brazos abiertos entre el público. A continuación nos ofrecieron una alternación de canciones viejas y nuevas que comenzó con ‘Cuarteles Invierno’, seguida de ‘Maldita Dulzura’, una de las favoritas por los presentes, tal vez por su contenido ñoño que a todos nos despierta las mariposas del estómago cuando la escuchamos.
Fue el turno a continuación de ‘La Grieta’ y ‘Mapas’, y entonces Pucho nos advirtió de que llegaba una parte menos movidita para relajar el ambiente. El público contestó con un «¡NOOOOO!» rotundo pero él, entre risas, contestó simplemente «¿cómo que no?». La elegida para iniciar esta parte más tranquila fue ‘¡Alto!’, que enlazaron maravillosamente con ‘Copenhague’ pillando desprevenidos a todos, ya que nadie la esperaba escuchar ahí. Esta vez su gran éxito por excelencia no sonó de la forma habitual, sino de una manera más lenta y sentida. A pesar de ello, a nadie se le escapó una sola estrofa que cantar, aunque sinceramente me hubiera gustado más escucharla en su forma original y estoy segura de que a muchos también. Tras escuchar ‘Las Salas De Espera’ llegó ‘Valiente’, otra de las que nunca debería faltar en un concierto de Vetusta Morla, y así ocurrió: sonó en el mejor momento para avisar al público de que aún tenían leña para más fuego dando paso a una de mis favoritas de su último larga duración, ‘Tour de Francia’. ‘La Cuadratura Del Círculo’ de Un Día En El Mundo también se hizo un hueco en el repertorio, y con ‘Fiesta Mayor’ cerraron esta parte principal del concierto.
Así, tras este tema, los seis componentes abandonaron el escenario. Pero no consiguieron engañar a nadie: era obvio que saldrían de nuevo y como es habitual en sus bolos, ‘Sharabbey Road’, comenzó a aflorar en boca de todos. Y es que parece haberse convertido en un himno para advertir a la banda que un ansioso público con ganas de más reclama su vuelta al escenario. Así que, al poco, hicieron caso y salieron de nuevo al escenario para abrir este encore con ‘Una Sonata Fantasma’, y cuando parecía que hasta las palmeras de la sala se estaban durmiendo apareció ‘Sálvese Quien Pueda’ para desgarrar gargantas y provocar un subidón de adrenalina en la sala, tanto que a mí casi me aplasta el chico de delante.
Y cómo no, otra que de ninguna de las maneras podía faltar como era ‘El Hombre Del Saco’, que aprovechando su letra impregnada de crítica social, Pucho se encargó de poner a caldo con un discurso poco benévolo sobre la situación política, económica y cultural actual de nuestro país.
Volvían a desaparecer del escenario pero aún parecía que teníamos una espinita clavada que teníamos que quitarnos, y efectivamente lo hicimos al escuchar la canción que antaño sería la que abriera sus bolos en la gira de presentación de Mapas. Por su puesto hablo de ‘Los Días Raros’, de esas canciones que recorren tu espina dorsal de una manera poderosa y se te clavan en el corazón.
Con esto sí que sí dieron por concluido el concierto. y muchos echamos en falta un momento reflexivo con ‘Autocrítica’ o ‘Al Respirar’. Pero vamos, que el concierto que dieron, desde mi punto de vista no es para poner la mínima queja. Esa noche sonaron todos y cada uno de los nuevos temas de La Deriva, que tal vez podría parecer demasiado pesado al haber salido recientemente el disco y no sabernos las letras al 100%, pero consiguieron con esa inteligente secuencia de canción nueva, canción vieja, colárnoslas sin que casi nos diéramos cuenta.
Y tras esto, vuelvo al principio y dejo caer que no estaría mal un concierto en el Palacio de los Deportes el próximo año como fin de gira…