Alborotador Gomasio se hizo un lugar en el mapa musical con su álbum de debut, Más Humillante Que Doloroso (Discos de Paseo, 2013), en el que concibió una imaginería sonora que quizá era excesivamente tabernaria. Con su segundo disco, Los Excesos De Los Niños (Limbo Starr), los madrileños van un paso más allá y trascienden su sonido a una nueva dimensión espacial. Han conseguido transferir a sus composiciones una maraña de ruido y distorsión más sofisticada que rebosa pasión, poesía y energía a raudales. De todo esto quizá adoleció su anterior trabajo, pero ya nos revelaron que eran y son especiales.
Han compuesto un conjunto de canciones con reminiscencias noventeras de una agresividad fulgurante repleta de furia punk, que son pedradas de un noise salvaje sostenidas sobre unos mimbres indudablemente pop. Contra el sonido extravagante de los acordes, las voces cristalinas y melancólicas de Marco y Koldo suben y bajan en unas armonías que se acoplan perfectamente a todos los instrumentos musicales. Desde el tema de apertura hasta su epílogo, estos alborotadores hacen una declaración de intenciones: estirar el rock hacia fórmulas más radicales y renovadoras del género. Puede resultar osada esta afirmación, pero creo que ningún grupo nacional ha conseguido en mucho tiempo una sucesión de joyas tan apabullantes como ‘Los Residuos De La Sociedad’, ‘Si Te Matas’ y ‘El Placer De La Derrota’.
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En el disco, hay canciones como ‘Contra El Suelo’ o ‘Los Rastros De Nacho’, que son capaces de clavarte a la pared en cuanto los altavoces escupen sus primeras manifestaciones de furia. Son tan viscerales que podrían romper tu cuerpo en mil pedazos, pero también son dardos directos al corazón. Enormes himnos pasionales. Lo son porque beben de los mejores mentores que nadie pueda imaginar (Fugazi, Descendents, The Feelies, Nacha Pop, Dinosaur Jr. o Sonic Youth) sin mayor coartada que el propio talento.
Así, por ejemplo, ‘Espíritus Helados’ ‘Revolución’ y ‘Todos Mis Huesos’ apañan una cita entre un primerizo Antonio Vegas, un plácido Bill Stevenson y un Thurston Moore de ayer, hoy y siempre, en la que dejan latente su brillante capacidad lírica y semántica. Al final, incluso las palabras tienen que resistirse a ser una más, a adquirir un único significado; y así evitar pudrirse en las profundidades insondables de la mente. Sus canciones intentan extender un mensaje unificador que ayude a disipar la oscuridad de nuestros tiempos y haga desaparecer la constante cacofonía de estupidez desesperanzadora a la que estamos expuestos diariamente.
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Somos seres de vidrio que cargamos el peso del propio cuerpo y sentimientos de increíble fragilidad. Todo es efímero y, a menudo, se transforma en rompiente dolor. Hacemos y deshacemos, pero lo que más cuesta, para lo que más talento y trabajo se necesita, es para crear. Alborotador Gomasio es consciente de que acabar con todo es a veces sólo cuestión de segundos, de una palabra, de un mal gesto, de una mirada o de una elección equivocada. Ellos seguirán a lo suyo: a la creación, porque el tiempo está de su parte.
En definitiva, los madrileños han producido once canciones que nunca se agotan porque son frescas, rápidas, originales e interpretadas con todo el talento demencial, exorbitante y colérico de sus miembros. Los Excesos De Los Niños es un huracán con voz de helio, es volver a disfrutar de lo ya vivido y de lo que queda por vivir.
Nota bandálica: 8
