Nuevamente en Nocturama, para no perder las costumbres. Pero esta vez era diferente. Prácticamente todo había cambiado, y nada más entrar se notaba. El formalismo destacaba en primer lugar, la seguridad había aumentado considerablemente, había nuevo equipo de sonido y de luces, estrenábamos mes, hacía más calor que nunca… ¿Qué pasaba?
Había una razón para esto, excepto para el tema del calor (o quizás también), y tenía nombre: LaSuite. La organización de Nocturama cambiaba después de un mes, y con ella su formato. Si anteriormente nos encontrábamos a dos bandas más DJ set ahora tendríamos que dejar fuera a uno de los elementos de esta ecuación: plato fuerte, y banda o DJ set. De la misma forma el cartel que presentaban tenía un espíritu algo diferente, un cartel donde sus artistas se relacionaban menos entre sí, y la gama de estilos que se ofrecía era más variada.
El plato fuerte de este día era ni más ni menos que la gran Julieta Venegas, acompañada del DJ Música Drepost, encargados del ambiente previo y post concierto con temas que iban desde los clásicos más antiguos, hasta música latina con bachatas, cumbias y chachachá, para ponernos en situación y agradar a la invitada.
Julieta llegaba a Nocturama a escasos días de la presentación de su nuevo disco Algo sucede, grabado en México y Argentina desde finales del 2014, y producido independientemente tras romper con Sony Music después de acompañarla prácticamente durante toda su carrera.
Se acercaba la hora de comienzo y el recinto se llenaba cada vez más y más de espectadores. Hacía tanto tiempo desde su última visita que nadie quiso perdérselo, ¡quién sabe cuándo volverá a venir!
El escenario lucía perfectamente preparado para la ocasión, obra del trabajo de los buenos pipas que le acompañaban. Y no era una tarea fácil, pues en el mismo escenario no cabía un alfiler. Batería, percusión, guitarras, teclados, saxo, clarinete, bajo, acordeón, ukeleles, y otras tantas cosas más. Detalle más detalle que dejaba ver lo grande que es Julieta.
Ya sobre las diez y media de la noche aparecía por el escenario junto a sus músicos, todos de negro cual típico funeral. Enfundándose el acordeón comenzaron con ‘Original’ y su molón bajo sintetizado, para empalmar luego con ‘Bien o mal’. Tras esto saludó a Nocturama con un “qué lindo estar con ustedes en Andalucía”.
Se avecinaba un concierto cargado de canciones. Por el largo periodo sin pasar por aquí y por todos los grandes temas que tiene en su discografía no podía ser menos. Y siendo así hubo de todo un poco, desde lo más antiguo hasta lo más nuevo aún no publicado.
Concretamente, de éste último, fueron cinco temas los que pudimos escuchar en adelanto: ‘Buenas noches desolación’ de melodía alegre, ‘Porvenir’ ejecutada íntimamente a piano y voz, ‘Una respuesta’ de letra reivindicativa sobre la situación de su país, y ‘Esperaba’ de sonidos más modernos sin salirse de su estilo propio. Todos éstos, junto al single ya publicado ‘Ese camino’, predecían un disco cargado de nostalgia y sentimientos, de nuevos sonidos alrededor de un estilo ya consagrado, que permanecerá presente en todo el disco.
Novedades aparte, el groso del asunto se determinó en un mix de sus últimos cinco discos: Si, Limón y sal, Realmente lo mejor, Otra cosa y Momentos. Una selección cuidada de los temas más representativos de cada uno, y aunque fueron 24 las canciones que tuvimos la suerte de disfrutar hubo alguna que otra que se quedó en el tintero.
De entre todas destacamos la fuerza del directo de ‘Te vi’ y la elección de tres temas inéditos del MTV Unplugged de Julieta Venegas, compuestos para el propio directo y estrenados en él. ‘Ilusión’ fue la primera de las tres, canción con partes en español y en portugués que comparte con Marisa Monte, y que en Nocturama no pasó desapercibida por el empleo de diversos ukeleles en su representación. Le siguió ‘Algún día’, de ritmo y melodía alegre, que contó con la colaboración de Gustavo Santaolalla en el directo de su estreno. Y finalmente, para completar estas tres, ‘El presente’ con su gran acordeón carácterístico y su ritmo inquieto.
Volviendo la vista hacia atrás sólo veía caras de felicidad. El público estaba disfrutando del concierto, y así lo transmitían en cada canción. Lejos de los fanáticos estrictos que cantaban cada una de sus canciones, era de notar la complicidad que había entre el escenario y todos los que nos encontrábamos abajo. Y gran parte de culpa la tiene Julieta, aunque para ser políticamente correctos he de decir que contaba con cinco músicos que le hacían el trabajo mucho más fácil. Buenos profesionales, de los que uno disfruta al verlos-escucharlos.
Tranquilos, que los hits no iban a faltar. Bajo este calificativo se podrían incluir mucho de sus temas, pero destacan aquellos en los que el público suele soltar ese “¡oooh!” característico a la escucha del primer acorde. ‘Eres para mí’, ‘Amores platónicos’ y ‘Limón y sal’ dibujaron esa alegría extrema de todo oyente al escuchar un tema sobradamente conocido, y con ‘Me voy’ entraron en éxtasis.
Intencionadamente utilizó ésta última para hacer una falsa despedida. No podía irse así. Tras este paripé volvieron a subir a tocar los dos últimos temas de la noche. Uno no se esperaba, y el otro era esperadísimo (al menos para mí, que me llevé toda la noche queriéndolo escuchar). El primero la canción por excelencia de Los Rodríguez, ‘Sin documentos’, que elevó el nivel de emoción del público aún más por su factor sorpresa, y después ‘Andar conmigo’, temazo donde los haya.
Ahora sí que se despedía de nosotros y se iba, una lástima. Es probable que Sevilla mereciese todo esto, y lo quería. Una artista de esta talla siempre se espera en cualquier sitio, haya venido ayer o hace muchos años atrás. No vamos a llorar por su fin (o quizás sí), sabemos que volverá. Seguro.
«Yo pensé que nunca me iría de ti, ¡qué lástima, pero adiós!»
