El fin de semana pasado, como todos sabéis, fue el decimoquinto aniversario del Primavera Sound (no os perdáis la crónica de mis compañeros). A pesar de que el cartel del año pasado superaba con creces al de esta edición en afinidad con mis gustos, siempre jode no ir al festival barcelonés. Así que, resignado, me quedé en Madrid y decidí que iba a ver a Xoel López en su presentación de Paramales, a modo de consuelo.
Aparqué con gusto mis apuntes hacia las 19:00 para ir a comprarme algunas cervezas, y me dispuse a compartirlas con un colega para entrar en calor. No hizo falta una última escucha al nuevo disco, lo llevábamos bien asimilado, así que nos echamos un último trago y nos dirigimos a la Joy Eslava de Madrid. En esa sala he vivido conciertos memorables como los de Pony Bravo o St. Vincent, por lo que la noche se presentaba interesante.
La sala se iba llenando y conseguí una buena posición, un poco elevada y escorada a la izquierda del escenario. Desde la cabina iban poniendo temas como ‘That’s Entertainment’ de The Jam o ‘Waterloo Sunset’ de los Kinks, probablemente escogidos por el mismo Xoel, que más tarde haría referencia a los mods al presentar su canción ‘Almas del Norte’. La gente estaba ansiosa, pero un poco de Silvio Rodríguez y una versión de ‘Here Comes The Sun’ terminaron de despertar a un público que se puso a pedir a gritos al músico gallego. No se hizo esperar mucho y salió a escena a las 21:00, como un reloj.
Sin mediar palabra empezó, cómo no, ‘Patagonia’. De pronto hacía más calor en la sala, y en el estribillo juraría que vi caer alguna lagrima. La gente estaba desbordada de gozo y ganas, muchas ganas de ese concierto. Casi sin dar tiempo a que dejasen de sonar el resto de instrumentos, Xoel se lanzó a por ‘Hombre de Ninguna Parte’, la canción que abre Atlántico y que estableció una conexión con el público que duraría toda la noche. Coreada hasta la saciedad por todos los presentes, demostró el cariño que todos le tienen a su anterior trabajo, que cada vez que sonaba encendía a la gente. Tras esta, decidió saludar agradecido a la multitud que se había congregado para verle, y se le notaba encantado e ilusionado por estrenar ese nuevo disco.
‘Laberinto y Almas del Norte’ siguieron con la presentación de Paramales, pero tuvo el decoro de tocar también clásicos, que a la gente le hacen muy feliz. Así pasaron ‘Por el Viejo Barrio’ y ‘Caballero’ y llegamos a ‘Caracoles’, el primer punto de inflexión del concierto. Con esta canción, que originalmente se compuso para Atlántico, emocionó a la Joy Eslava. Si hay que decirlo, se dice, y ‘Caracoles’ es una canción muy bonita.
A partir de aquí se dio un cambio sustancial, Xoel dejó a un lado su guitarra española para enfundarse la eléctrica y dar un puñetazo sobre la mesa. ‘Un Año Más’, con toda su oscuridad, es una declaración de intenciones: Xoel sigue adelante con más ganas que nunca y lo hace por sí mismo, pero también brinda con nosotros por ello. Además sacó su lado más rockero y se marcó unos guitarreos que hicieron las delicias de los asistentes, especialmente de los más devotos de Deluxe. Pero el concierto solo iba a más, incansable, y después de un homenaje en ‘Antídoto’, la banda decidió montar una juerga de las buenas con ‘Historia Universal’, de la etapa Deluxe y que consiguió hacer saltar a toda la sala. ‘Sol de Agua’ y ‘Ningún Hombre, Ningún Lugar’ condujeron hasta lo que él mismo dijo que es una cuenta pendiente que tenía con su tierra: ‘A Serea e O Mariñeiro’, un tema que bailamos todos, gallegos y no gallegos, y que Xoel aprovechó para darle a las percusiones y animar un poco más la fiesta.
Otra de las cosas flipantes del concierto de ayer fue que me redescubrió canciones que ya conocía, e incluso les dio otra dimensión que tal vez no alcanzaban en su versión de estudio. El caso más flagrante de esto fue ‘El Asaltante de Estaciones’, a la que añadieron una travesía psicodélica que hizo que la vuelta a ese final que suena a despedida alcanzase otro nivel. Pero no era suficiente porque, debió pensar Xoel, “joder, aún me queda ‘Tierra’”. Así que antes de irse del escenario soltó en forma de traca ‘Tierra’, ‘Reconstrucción’ (nuevamente trayendo a Deluxe de vuelta) y el single ‘Yo Solo Quería Que Me Llevaras a Bailar’, del que no soy muy fan pero que movió todas las caderas de Madrid.
Obviamente, el público no estaba satisfecho y le obligó a salir de nuevo al escenario hasta dos veces, en las que tocó el emotivo corte final de Paramales, ‘La Casa Hace Ruido Cuando No Estás’, que provocó algunas manitas de complicidad entres las parejas asistentes, ‘De Piedras y Arena Mojada’ y la solicitada ‘Todo lo que Merezcas’, intercalando entre ellas una maravillosa versión a la guitarra del clásico ‘Popcorn’ de Crazy Frog. Un abuso de poder por parte de Xoel que sacó unas buenas carcajadas al público. Para acabar, ‘Buenos Aires’ salió de la nada cuando ya habían abandonado el escenario por segunda vez, sorprendiendo a muchos que ya se daban por satisfechos y se dirigían a la salida.
Fue una demostración de ilusión y amor a la música. Las ganas de Xoel son tantas como podían serlo al comienzo de Deluxe, algo que el público agradece con ese calurosísimo trato a uno de los músicos más queridos de nuestro país. Todo eso se palpa en sus conciertos e inspira ternura: Xoel López vive una segunda juventud y da gusto verle presentando nuevas canciones con esa emoción. Por suerte parece que la pasión se puede alimentar y recuperar si se pone el empeño suficiente. Mientras haya pasión, la música no tiene por qué acabar.
Fotos de Eva Rodríguez – EfeEme.com
Totalmente de acuerdo con cada palabra que has escrito. Para mi el mejor concierto al que he asistido desde hace mucho mucho tiempo. Si estabas a la izquierda del escenario, se te ha olvidado nombrar a los tres que se pasaron todo el concierto gritando Xoel, Xoel, Xoel y que dio lugar a que tocase Popcorn!
Muy cierto! No sé cómo se me pudo pasar. Al final del concierto uno de ellos estaba ya sin camiseta. Apasionados de Xoel eh…