James Blake regresa con The Colour In Anything, su esperadísimo tercer trabajo, que publicó anoche por sorpresa
Durante esta semana han aparecido por las calles de Londres unos murales pintados a la acuarela y asociados a James Blake. «The colour in anything«, rezaba uno; otro anticipaba lo que ha resultado ser la portada. The Colour In Anything salió anoche de golpe y por (casi) sorpresa y nos lo confirmó todo.
Ya habíamos escuchado ‘Radio Silence’ (sonó en el pasado Primavera, por ejemplo) y conocíamos algunos detalles, como la participación de Bon Iver en ‘Put That Away And Talk To Me’ o que había un temazo llamado ‘Timeless’. Pero ahora, por fin, podemos escuchar el disco entero y valorar qué ha hecho el prestidigitador del soul electrónico después de marcar todo un hito con Overground, su segunda referencia, y sobre todo con el sencillo ‘Retrograde’, de las mejores canciones de su época.
Tenemos todo el finde, toda la semana, todo el mes para darle mil vueltas a este tesoro. Hay que dárselas. Obligatoriamente. Después de toda la escalada del trap ya no va a extrañarnos la bocina de Blake, ese sonido manheim, oscuro, secante y suspendido en una tensión dramática que va del post-rock al soul a través de la electrónica. House intelectivo. IHM. Intelligent House Music. ‘My Willing Heart’ me viene a la perfección para afirmar que Blake sigue teniendo esa sensibilidad y esa magia siniestra y suplicante.
Publicaremos la crítica en cuanto esté, ahora digo que el disco crece en la segunda mitad. Que el principio remite al Blake más programado y sutil de los EP, salvando ‘Timeless’ por su dramatismo bailable enredado en dos voces espirales y ‘I Hope My Life’, un poco Depeche Mode y seguramente uno de los momentos álgidos del largo. Y que a partir de ‘Choose Me’ empieza el verdadero incendio. Lo que ha querido hacer Blake en su tercer álbum es concretar su electrónica, hacer su beat más certero y desarrollar su faceta como músico de soul. No en vano hay un tema llamado ‘Modern Soul’; James Blake se ha propuesto ser el adalid de la reinvención de este género en contra de vientos, mareas, del color de la piel, de las barreras raciales y de la ciudad de Detroit. El joven genio de Enfield ha diseñado desde la capital británica una nueva Detroit, junto a otros iluminados como Jaime xx o Jack Garratt. Bon Iver, el cabecilla del soul para pijos blancos en EEUU, está absolutamente rendido. El futuro de un género negro americano está en manos de un blanco de las islas. ¿Será Kanye el próximo en rendirse? Beyoncé ya lo ha hecho. Nosotros también.