El debut de Otherkin muestra una juventud, energía, desbarre guitarrero que compensa la carencia de originalidad
La palabra que da nombre a esta banda irlandesa, Otherkin, hace referencia a esa gente que no se siente humana. Aquella que se identifica más con seres extraños como pueden ser ángeles caídos, dragones… o con animales. No tengo claro si estos cuatro dublineses se sentirán exactamente así, pero sí que se nota en la gran mayoría de temas de su disco debut esa fiereza y salvajismo propios de algunos animales. Y que, como hemos podido apreciar en alguno de sus vídeos, muestran en cada uno de sus directos.
Una formación de 2014 que denota juventud, energía y desbarre guitarrero. Tres características siempre presentes en este su primer álbum, OK. Eso sí, no busques originalidad en ellos. Aunque tampoco creo que sea necesario en este caso. Sin duda, es una banda que procede de ese garage sucio, underground y sudoroso —de Les Lullies por citar un ejemplo— pero que en este caso han pulido su sonido buscando, quizás, ese despegue hacia el mainstream.
Un disco que engancha. Doce disparos que apenas superan los tres minutos –exceptuando un par de ellos– donde encontramos desde temas con sonido garage 60´s como es ‘Feel it’ —con un riff que suena a millones de canciones—, a singles en potencia como ‘Come on, Hello’. Pero siempre apoyados en esa voz a lo Julian Casablancas —muy presente en su cantante Luke— que destaca en temas como ’89’ o ‘Ay Ay’. También encontramos casos como ‘Yeah I Know’, una canción al más puro estilo QOTSA y algunos acercamientos al grunge y a sonidos metalizados más cercanos a Biffy Clyro o incluso Foo Fighters como se aprecia en ‘Enabler’ o el tema que pone el cierre al disco como es ‘So So’.
Se trata de un disco que busca la diversión, el baile y ser una excusa para conseguir que hagas el «air-guitar». Todo ello manteniendo esa frescura que deja muy clara la idea en el oyente que la mayoría de estos temas serán considerados himnos en cada uno de sus directos. Auténtica carnaza de directo. Consiguen suplir esa carencia de originalidad a través de actitud y un sonido muy potente. Aunque, siendo honestos, ¿cuántas bandas de las actualidad son originales?
Con claras reminiscencias a The Strokes —en aquellos tiempos cuando publicaron Is This It—, los Queens Of The Stone Age más primitivos, The Hives, The Clash, Ramones o unos Artic Monkeys hormonados. Y la realidad es esa, suenan a todo esto…y el resultado es muy positivo. Aunque también he de admitir que la influencia de la NME apoyando y destacando la fuerza en directo de la banda también juega mucho a su favor.