El festival del norte de Portugal, perdido en el bosque y a la vera de un río, se reafirma como uno de nuestros grandes favoritos
Paredes de Coura siempre ha apostado por la variedad y por el riesgo, por bandas que -salvando el Primavera Sound- apenas se ven en esos carteles «macrofestivaleros» fotocopiados unos de otros.
Una apuesta por bandas alejadas de ese status mainstream y que gozan de una calidad impresionante. Desde los sonidos más experimentales, electrónicos, hip hop, folk o lo-fi hasta la brutalidad de sonidos metal, hardcore o industriales. De hecho, muchas de esas bandas acaban convirtiéndose en grandes -muy grandes-, como ocurrió con Coldplay, que tocaron en la edición del 2000 y no como cabezas de cartel.
Un festival que cumple 25 años sobreponiendo la calidad y el riesgo al objetivo económico. Un formato necesario hoy en día dentro de esa inmensa «burbuja festivalera 2.0» en que parece nos encontramos. Marcando la diferencia.
Un lugar privilegiado: un anfiteatro natural y un entorno envidiable con una playa fluvial impresionante, una organización casi perfecta, unas facilidades para los acreditados de prensa que ya les gustaría a muchos grandes festivales… en definitiva, un auténtico lujo.
El jueves presentaba un line-up descomunal con At The Drive In a la cabeza en su segundo resurgir, con nuevo -y buen- disco bajo el brazo; el hip hop extremo y metálico de Ho99o9, los sorprendentes Car Seat Headrest, el folk de los lisboeta You Can´t win Charlie Brown, King Krule, el shoegaze metalizado de los Nothing, la fragilidad electrónica de Nick Murphy y esa extraña mezcla de blues–folk y electrónica de los canadienses Timber Timbre.
Pero antes de entrar en el recinto, nos dimos una vuelta por la pequeña población portuguesa. Su playa fluvial estaba hasta los topes (el tiempo acompañaba, sin duda). Decidimos calentar motores por las calles del pueblo, donde la hostelería contribuye al atractivo y buen rollo del festival… con unos precios de los más económicos. Por ejemplo: un botellín de cerveza de 33 cl a 1 €. Un auténtico regalo.
A primera hora nos situábamos ya en el recinto. Los -ya típicos- vasos reutilizables, unos precios asequibles, la ubicación (espectacular) del escenario principal… así ya teníamos localizados todos los servicios básicos antes de la llegada masiva de público.
A las 18:30h comenzaban los portugueses You Can´t Win Charlie Brown con unos aires folk que nos vinieron de perlas a esas horas de la tarde. Una banda grande en Portugal -presentes también en el pasado NOS Alive– con unos sonidos a lo Grizzly Bear o el antiguo Bon Iver que resultaron relajantes y acordes con el entorno.
Tras ellos, en el Palco Vodafone FM, el contrapunto absoluto de mano de Nothing. Una banda del sello Relapse, especializado en sonidos de metal extremo pero que, con ellos, rompe un poco su línea dura editorial. Un shoegaze metalizado y depresivo, apoyado en las voces rotas de su cantante. Su disco, Tired of Tomorrow (2016), se colocó como uno de nuestros favoritos del pasado año (Top 50 de 2016)
En cuanto a su directo… sí, lo noté más metal. De hecho, su imagen también lo era. Incluso en su sonido se apreciaban muchos ecos «nirvaneros». Al comienzo su sonido no terminaba de ser del todo bueno pero mejoró a medida que evolucionaba el bolo. Oscuros y depresivos pero enérgicos, terminaron liándola en el escenario.
El headbanging y los botes de su bajista -Nick Basset- demostraban su background metalero, arrancando los primeros pogos de la tarde e incluyendo ese mosh de su líder Domenic Palermo en las primeras filas. Tenía expectativas puestas en ellos… y su concierto fue de menos a más. Espero tener oportunidad de volver a verlos.
Tras ellos, de nuevo al escenario principal para disfrutar del que fue uno de los mejores conciertos de la jornada: Car Seat Headrest. Will Toledo -con una imagen de tímido nerd muy a lo Rivers Cuomo- encandiló a los allí presentes. Una imagen que contrastaba con el desenfado de su batería o el desparpajo de su guitarra (con camiseta de Anthrax incluida) desplegando un indie rock alternativo difícil de clasificar: ramalazos grunge, sonido a lo Pixies -la voz recordaba en algunos momentos a la de Black Francis-, reminiscencias de Dinosaur Jr o The Posies, medios tiempos de largo desarrollo hipnotizando al público que ya abarrotaba el escenario principal. Sin duda una grata sorpresa. Tiene pinta de que los veremos en grandes festivales el año que viene…
El inglés King Krule -Archy Marshall- tenía fans, muchos fans… su estilo peculiar, un soul jazz extraño y tristón que se abre a sonidos electrónicos o incluso hip hop, junto a su voz desgarrada y única mezclado con su actitud destartalada, ponen los ingredientes ideales para dar un gran concierto que, sin embargo, me aburrió sobremanera. Muchos estábamos esperando algo «más salvaje» y tuvimos que confiar todas nuestras fuerzas en lo que vendría después. Eso sí, una circunstancia que tuvo su punto positivo: un momento perfecto para aprovechar e ir a la barra, meterte algo sólido en el estómago o hacer una visita más que necesaria a los servicios.
Turno para otro de los bolos del día: Ho99o9… ¡vaya burrada! Brutalidad, extremismo, locura, salvajismo, espectáculo, pogos, moshing… todo esto -y más- nos trajeron estos locos. Dos MCs desbocados con una batería que no daba tregua sobre esas bases hardcore, industrial, trap, metal… No tomaban prisioneros, nos volaron la cabeza desde el primer momento.
Ecos a Atari Teenage Riot, a Bodycount, a los Beastie Boys más desbocados, rapcore, trap metal, punk irreverente… no sé muy bien cómo definir lo que vivimos en ese palco Vodafone FM. Hacía tiempo que algo no nos sorprendía tanto sobre un escenario. Actitud, energía y espectáculo, cosas que se echan en falta hoy en día en muchos bolos. Ho99o9 -se pronuncia «horror»- van sobrados de todo eso. Y terminaron coronándose como una de las propuestas más bestias de la actualidad. No nos sorprende que TheOGM llegara a tirar por la camisa de fuerza en algún momento del concierto…
Y llegaba el turno de At The Drive In, el plato estrella de la noche. Y no, no decepcionaron… por si alguien estaba esperándolo. Los «texanos» supieron dar a principios del 2000 una vuelta de tuerca espectacular a ese género post hardcore, emo o como queráis llamarlo. Desaparecieron en lo mejor de su carrera y, con este su segundo renacer tras esa vuelta temporal en 2012 -que los llevó a actuar en el FIB de Benicassim-, vuelven a lo grande con la edición de In-Ter-A-Lia (2017), un disco que ha cumplido sobradamente las expectativas… y una gira mundial.
¿Qué decir de su directo? Pues que fue otra de las salvajadas del día. Y es que el salvajismo es algo a lo que nos tiene bien acostumbrados el Paredes de Coura. Poco más de una hora, pero sin descanso. Comenzando con un bombazo como ‘Arcarsenal’ y cerrando con ‘One Armed Scissors’, intercalando temas de In-Ter-A-Lia que combinaban a la perfección con los de esa obra maestra que es Relationship of Command (2000). Cedric no paraba quieto: saltos desde los amplificadores o desde el set de batería, bailes epilépticos, un derroche de energía descomunal acompañado por los pogos y crowdsurfing del público que se volvía loco con ellos en medio de esa inmensa polvareda de las primeras filas… Pero no sólo Cedric, el resto de miembros tampoco eran estatuas. Y qué gustazo poder volver a ver de cerca la relación de Omar Rodríguez con su Ibánez monopastilla, casi un Mustang con el tubo de escape liberado pensado solo para tronar su velocidad de infarto (¿el año que viene con Mars Volta?).
Mención especial a Tony Hajjar a la batería con esa contundencia y control de esos temas desbocados por momentos. De verdad, fueron apoteósicos.
El fin de semana era largo.. y, por desgracia, no presenciamos el bolo de Nick Murphy, un absoluto contrapunto a lo vivido hacia unos minutos. El cansancio y el impacto de las actuaciones anteriores, sobre todo de ese trío: Car Seat Headrest, Ho99o9 y At The Drive In, provocaban una retirada a tiempo.
CONCLUSIÓN
Grande -muy grande- el Paredes de Coura. De hecho, me atrevo a decir que, hoy por hoy, es el mejor festival de Portugal junto con el Primavera Sound de Porto -el NOS Alive se queda un poco grande- y, sin duda, uno de los mejores festivales de la Península.
Feliz 25 Aniversario.
Fotografías: Hugo Lima y Miguel Valiña.