Recital de Meg remy en la sala El Sol de Madrid, acompañada de una enorme banda de hasta siete músicos que amplifica sus canciones como nunca antes
El salto hacia delante que ha dado Meg Remy con su último disco al frente de U.S. Girls no solo queda patente ahí mismo, en la versión de estudio, en la que ha querido afilar su mensaje al mismo tiempo que amplificar su sonido y convertirlo en una máquina ampulosa de sonidos de pop retro, psicodelia, funk y synthpop con descaro hasta para sonar new wave, sino que se ha traducido espectacularmente a su directo. Quien estuviera familiarizado con presentaciones previas del proyecto de la angelina, ella cantando y un par de músicos soltando las bases, notará de hecho una diferencia sustancial con aquel entonces y este ahora de empoderamiento femenino y letras poderosas: una banda de siete músicos la acompaña, llevando su voz a un nuevo nivel.
En ellos se apoya para sorprender a la primera clavando ‘Velvet 4 Sale’, demostrando dos cosas por encima de todo: que la psicodelia no solo no se ha ido sino que se refuerza en directo trazando más fácilmente la línea que existe entre Half Free e In A Poem Unlimited, y que es el soul lo que ha venido para quedarse y para elevar el repertorio a una intensidad más disfrutable. Lo consiguen las guitarras entrelazándose en todas las canciones, la batería inflando la pompa en progresiones aletargadas, el bajo marcando el ritmo contundente pero grácil y el saxofón poniendo su grave melancolía, mientras el teclado consigue la ambientación y hasta tres voces, dos femeninas y una masculina, se funden en el espacio.
Tan ambicioso es el formato de esta nueva gira que de algún modo se le quedó grande a la sala El Sol, más versada en acoger descubrimientos y joyas emergentes que bandas tan consolidadas y sólidas como la que anoche acompañó a Meg Remy, derivando en algunos problemas de sonido que afectaron especialmente a las canciones más reposadas (‘Rosebud’, ‘L-Over’) y a las jams psicodélicas y ruidistas a las que se abandonaron en el último tramo del concierto, llevando por ejemplo ‘Time’ a los terrenos de una improvisación más propia de estudio, dejando también unos retazos de jazz que adornaron con delicadeza todo el repertorio.
Pero en general no pudieron frenar el torbellino U.S. Girls en una fría noche madrileña que habían abierto Ganges (solo Teresa para esta ocasión) con delicadeza y presentando algunos detalles de nueva música, dejando patente el viraje cada vez más evidente hacia un dream pop electrónico más de manual. No pudieron frenar la intensidad de una banda perfectamente engrasada que incluso en pasajes electrónicos (el irresistible loop de ‘Incidental Boogie’, que aquí reproducía en directo el saxo) se manejaba con desparpajo, a la que no le cuesta ponerse cabaretera (‘Rage Of Plastic’), que sabía desplazarse a latitudes más tropicales (‘Damn The Valley’, con esa línea de bajo que recuerda al ‘Guns Of Brixton’ de los Clash) y que es capaz de encontrar en el disco suave y seductor su filón definitivo, como demuestran dos trallazos de la categoría de ‘M.A.H.’, bondianismo en clave de ABBA para hacer brillar la sala El Sol, o ‘Pearly Gates’, la canción que mejor resume el 2018 musical de Meg Remy.
Esta noche, en La [2] de Apolo, Barcelona.