El nuevo trabajo de Enrique Bunbury supera las expectativas jugando con el jazz y la oscuridad sin llegar a ser opaco o denso
Estamos ante uno de los discos más ambiciosos del nacido en Zaragoza. Desde la producción pasando por la lírica, los arreglos y la incorporación del saxofón de Santiago del Campo —quien estuviera con Los Especialistas—. En definitiva, no se ha guardado nada en este nuevo trabajo.
El resultado es un disco dividido en dos partes. Una primera parte que incorpora más rock y un contenido más social que se contrapone después para dar paso a lo íntimo, lo personal. Expectativas estuvo planeado desde el álbum Palosanto (Warner Music, 2013), pero se tuvo que posponer por la grabación del MTV Unplugged: El libro de las mutaciones (Warner Music, 2015).
La continuidad se nota desde el primer tema —uno de los favoritos del propio Bunbury—titulado ‘La ceremonia de la confusión’. En ésta el saxofón se integra naturalmente en una canción que nos invita a estar alerta, ver lo que sucede a nuestro alrededor. ‘La actitud correcta’ nos habla de una sociedad donde, aunque seas casi perfecto: «te falta ese no sé qué, que no sé lo que es, y es lo único que importa». En otras palabras, por más que te esfuerces siempre hará falta algo. Y no solo para con las personas, también con las bandas de rock y diversos artistas. Para la siguiente canción ‘Cuna de Caín’ —que se perfila para ser un sencillo— ya nos habituamos más al saxofón, mientras que en la letra se habla de una relación entre dos personas que no han quedado bien… «mentiras y engaños, juegos de villanos».
‘En bandeja de plata’ es una crítica directa al gobierno, a la sociedad civil, a los políticos… que no siempre son la mejor opción, aunque no haya otra. La melodía va avanzando y avanzando hasta que llega a tope en el estribillo. Mientras que con ‘Parecemos tontos’ se llega a un pequeño descanso, la agresividad de las guitarras se vuelca a la lírica, un tranquilo paisaje de enormes montañas de basura, una tarde nublada por la contaminación con una salvación… que no a todos nos pueden engañar. Cerrando la primera parte llegamos a ‘Lugares comunes, frases hechas’, un tema con una base más bailable y cuya la letra nos invita a revisar la autocensura, a dejar de ser policía de lo correcto.
Para abrir la siguiente sección del disco llega ‘Al filo de un cuchillo’. Aferrarse a lo que importa, donde el dolor y el placer están tan cerca que es difícil encontrar el punto exacto de la separación. ‘Bartleby (Mis dominios)’ es una rebelión al estilo militar: ya he cumplido, tanto a la sociedad, a la familia y a todos… necesito una desconexión.
‘Mi libertad’ inicia de forma calmada para después dar un puñetazo seco y duro «ahora prefiero ser un animal y no cuestionar mi libertad». ‘La constante’ se perfila para ser coreada en medio del concierto, con el móvil en modo linterna entre el vaivén de los brazos de la multitud mientras las parejas se abrazan, corean y gritan al mismo tiempo «mi amor no será un problema jamás, el problema jamás…».
El disco cierra con ‘Supongo’ que invita a no hacerle caso a las verdades absolutas, donde sólo se dan vueltas y vueltas en un bucle sin fin llamado mundo —asfixiante y abrumador—, con la música subiendo de tono conforme avanza la canción para terminar en la cúspide.
Los sintetizadores y el saxofón nos recuerdan al Blackstar (2016) de David Bowie, también jugando con jazz y con un poco de oscuridad sin llegar a ser opaco o denso. Se plantean preguntas y hechos con un poco de desesperanza y críticas, pero también con un poco de luz que te invita a movilizarte. De 40 canciones solamente se llegaron a hacer 24, pero solo éstas 11 que se nos presentan fueron las elegidas, esperemos que después podamos escuchar algunas de las que fueron puestas a un lado. Sin duda ‘Expectativas’ es uno de los mejores discos de Enrique Bunbury. De hecho, nos aventuramos a decir que es el mejor hasta el momento.