30 años de un fraude: el CD

Juan González Villa

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El CD ya ha entrado, como muchos de nosotros, en la treintena. Pero es un treintañero sin mucho futuro por delante. Superado en utilidad y vigencia por la nueva generación de formatos digitales, y lo que es peor, superado o más bien vapuleado en resistencia y valor intrínseco por su antecesor, el vinilo, el CD se ha quedado en una curiosa tierra de nadie. Hasta las cassettes con sus rebobinados a base de giros de boli despiertan más simpatía y superan en factor nostalgia a estos brillantes discos inventados por Sony hace 30 años.

El primer reproductor de CDs salió a la venta, en el mercado japonés, por supuesto, el 1 de octubre de 1982, al mismo tiempo que el primer álbum en CD de la historia: 52nd Street, de Billy Joel. El CD inició su vida comercial con dos promesas: que sonaría mejor que el vinilo y que duraría para siempre, afirmaciones ambas más que dudosas, a la luz de los acontecimientos.

Lo que es peor, recientemente se ha sabido que las discográficas llevaron a cabo una especie de sabotaje contra el vinilo, con el fin de propiciar un relevo tecnológico en todos los hogares del mundo, que quizá no se hubiera producido nunca sin esta tramposa intervención. De acuerdo a las declaraciones de una serie de propietarios de tiendas independientes de discos, las grandes discográficas disminuyeron conscientemente la calidad de los vinilos durante los años 80, para acelerar la popularidad del CD (o compact disc, que era su ya olvidado nombre original).

Así que hoy ya sabemos que el CD fue poco más que eso, un invento para exprimir nuestros bolsillos, y no, como se anunciaba, el de mejorar nuestra experiencia de escucha musical. El CD ha sido el formato protagonista en una época en la que las discográficas llegaron a colocar el precio medio de un álbum nuevo entre los 20 y 25 euros, sin pestañear (cuando el coste de producción de un CD no llega ni de lejos al euro, calcúlense los beneficios). Un modelo totalmente insostenible de negocio, del cual todavía se están recogiendo las consecuencias. ¡Y acusan a los usuarios de piratas!

En fin, felicidades al CD, por haber llegado a los 30, a pesar de todo. Las generaciones crecidas en los 80 y los 90 te recordaremos con cierto afecto, pero los demás, no te quepa duda, te habrán olvidado muy pronto.

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3 comentarios en «30 años de un fraude: el CD»

  1. Hay que decir que el CD, hasta que existieron los pendrives, fue una de las mejores formas de almacenar música, fotos, incluso películas, yo no veo que fuera un mal invento. Desde luego, para la música, posiblemente. Pero aún y así hoy en día son muchos los que pinchan con CD. Hoy en día comprar un CD no tiene sentido, sólo si eres un melómano y quieres tener en físico ese material, pero no está al alcance de muchos.

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    • Gonzo, de acuerdo, pero con una salvedad. Los CDs para almacenamiento de datos son una «evolución» del formato original, y esos datos van en otros formatos digitales posteriores, como mp3, jpg, etc. Hay que recordar que sobre los compact discs originales no era posible escribir nuevos datos (y que sólo tenían espacio para unas 20 canciones).

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      • Hay que ser muy hipster para decir las tonterías de este artículo
        1. El CD si es una gran innovación, y la utilidad del mismo es indiscutible. En su momento no había nada mejor, que sí, ahora pendrives y discos duros a porrillo, pero en ese momento, el CD era el rey del almacenamiento de datos.
        2. Lo de la diferencia del vinilo con el CD tiene cojones. Evidentemente, un vinilo es analógico, recoge toda la muestra de frecuencias que se producen en la grabación. El CD no, es un medio digital y por lo tanto se trata de usar la simplificación. Pero la calidad del CD es altísima, tanto que en el mundo profesional se considera un medio sin perdida. Hablar del mp3 y demas codecs con perdida si que son un suicidio al audio original, ¿pero un CD que esta en PCM? Venga ya, eso es puro porno (en sentido músical, evidentemente) y lo demás son tonterías. Le propongo que haga usted la prueba, diferencie un vinilo en perfecto estado con un CD en el mejor equipo que tenga a ciegas. La calidad es mayor de lo que sus entrenados oídos puedan captar.
        3. El vinilo sufre un deterioro enorme con el paso del tiempo, en contraposición, el CD también sufre deterioro, pero en mucha menor medida y difícilmente afectando a su calidad.
        4. Decir que el CD fue un experimento para sacarnos el dinero de nuestros bolsillos es de ser un analfabeto tecnológico de gran calibre y un poco pseudo-modernillo.
        Lo siento, me ha parecido un artículo horrible.

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