No lo voy a negar: considero a Arcade Fire algo próximo a una religión; una callada de boca a los escépticos que gritan a los cuatro vientos que la buena música murió hace décadas; un grupazo, vaya. Formado por el matrimonio Win Butler-Régine Chassagne y acompañados de una legión de músicos, estos canadienses han aportado tres contundentes razones para creer en la música y ahora preparan la que será, sin duda, la cuarta.
Funeral (2004)
El 14 de septiembre de 2004 fue un día especial para la música moderna; Arcade Fire presentaron su álbum debut y a partir de ahí nada sería lo mismo. Si Is This It (2001) cambió el rock, podría decirse que Funeral rediseñó los parámetros del pop; ambos son los discos más influyentes de la pasada década.
El sombrío título fue escogido por los propios miembros de la banda dado que varios familiares suyos habían fallecido recientemente. No obstante, al escuchar el disco nos encontramos ante todo lo contrario, un nacimiento o, mejor dicho, un renacimiento; el del pop barroco. The Divine Comedy o Belle & Sebastian nos habían regalado grandes momentos musicales en la pasada década con su pop fantasioso, grandilocuente, lleno de instrumentos de cámara y cuando parecía que nadie tomaría su relevo, Butler y compañía le dieron una vuelta de tuerca más, creando una escuela que más tarde siguieron bandas como Fanfarlo, Freelance Whales, Airborne Toxic Event o Eagle Seagull, entre otros.
Centrándonos en su sonido, hay varios elementos que caracterizan a Arcade Fire. En primer lugar, la voz de Win Butler, amarga, nostálgica, llena de fuerza y sufrimiento contenido (escuchen ‘Kettles’), que encaja perfectamente con violines y omniscientes teclados percutiendo una y otra vez. La épica y grandilocuencia es otro rasgo de los canadienses y queda perfectamente ejemplificada en la que es, para mí, su mejor canción: ‘Rebellion’; teclado eterno, distorsiones lejanas, batería firme, un estribillo pegadizo y una letra tan críptica como inspirada, componen este ya clásico que fue situado en el puesto 29 de entre los 50 mejores himnos de la música indie según NME.
Pero, si hay una canción por la que muchos conocen a esta banda, esa es ‘Wake Up’; el himno de los himnos de la pasada década; un regalo para los oídos; una joya atemporal usada hasta la saciedad en anuncios, tráilers, eventos deportivos e incluso eventos musicales (U2 la usó en una de sus giras). De ella me gustaría destacar, más que su instrumentación (que roza la perfección), su letra, su grito desesperado y nostálgico por la infancia en su camino hacia la etapa adulta y los sentimientos que ello conlleva. Con esta canción descubrimos otro de los recursos predilectos de los canadienses, como son los cambios de ritmo: ‘Crown of Love’ o ‘Une année sans lumière’ (con algunas partes cantadas en francés) dan buena cuenta de ello.
El eclecticismo es otro de los atractivos de este disco. La alternancia de sonidos, de ritmos y la inclusión de decenas de instrumentos son el resultado de la rica y variada visión musical de Butler y compañía que explica como podemos pasar del éxtasis épico de ‘Tunnels’ o ‘Power Out’ al tono casi acústico de ‘Kettles’. No me quiero olvidar de Régine Chassagne, que en varias canciones toma el mando de las voces con menos calidad que su marido (sobre todo en directo), pero con gran estilo.
Nota bandálica: 9,5
Neon Bible (2007)
Rodeado entre dos monstruos, el siempre difícil segundo disco de Arcade Fire ha sido tratado como una obra menor a pesar de su originalidad y estilo. Fue grabado en una pequeña iglesia abandonada, que compraron tras el éxito de su primer disco. De ahí el eco y el ambiente sonoro tan peculiar que envuelve al conjunto del disco. No obstante, si obviamos el tema de la reverberación, el sonido sigue manteniendo los parámetros de Funeral, aunque sí es cierto que las guitarras pierden protagonismo, en detrimento de una legión de instrumentos de cámara y otros antiguos casi en desuso.
La apertura del disco vuelve a ser brillante, encadenando dos de sus grandes éxitos: ‘Black Mirror’, oscuro y envolvente; y ‘Keep The Car Running’, un temazo marca de la casa. Tras el inciso de ‘Neon Bible’, aparece otra de las canciones más inspiradas de Arcade Fire: ‘Intervention’; el aroma épico decadente unido a la derrotada voz de Butler y ese órgano omnisciente hacen de ella algo casi mágico.
En Neon Bible se vuelven a alternar las baladas lentas con la excitación desenfrenada, de modo que en el primer bando nos encontramos con ‘Black Waves/Bad Vibrations’, ‘Oceans of Noise’ y ‘Windowsill’ (me quedo con la última), mientras que, por otro lado, tenemos a ‘The Well and The Lighthouse’, que recuerda mucho a su primer disco; ‘(Antichrist Television Blues)’, que hace gala de gran originalidad, y la magnífica ‘No cars go’, otra de las mejores canciones del grupo, enormemente inspirada y con un directo épico.
Mención aparte merece la canción que cierra el disco, ‘My Body Is A Cage’, un cierre más que digno con una letra claustrofóbica, con un final grandioso. Fue luego versionada por Peter Gabriel, que incluso la mejoró.
Nota bandálica: 8
The Suburbs (2010)
The Suburbs es, simple y llanamente, el mejor ejercicio de calidad musical que he visto en los últimos años. En estos tiempos en los que cuesta cerrar notablemente un buen disco, Arcade Fire firmó uno doble que quedará en la memoria de todos los aficionados durante décadas. The Suburbs es un disco soberbio, una lección de música y un golpe en la mesa tan contundente que les llevó a traspasar la cada vez más fina barrera entre la música comercial e independiente, consiguiendo batir a súper-estrellas comerciales como Lady Gaga, Katy Perry o Eminem en los siempre controvertidos Grammy.
Buscando una mezcla entre Depeche Mode y Neil Young (palabras de Butler), The Suburbs vuelve a jugar con la idea de disco conceptual tanto instrumentalmente como en sus letras, definidas por la banda como “a letter from the suburbs” (que no significa en inglés lo que nosotros entendemos por suburbio). De este modo, aunque el álbum tiene 16 cortes, se disfruta mucho más si es escuchado como un solo bloque que fluye casi sin interrupciones.
En cuanto al estilo, el oscurantismo de Neon Bible desaparece casi por completo (‘Deep Blue’ puede recordarnos a él) volviendo a sonidos más propios de su debut, aunque con más producción (‘Half light II’, ‘Empty Room’ o la magnífica ‘Suburban War’, con su cambio de ritmo).
Es difícil escoger las mejores canciones del disco porque casi todas siguen un nivel similar, pero, en mi opinión, ‘The Suburbs’, por su infinita clase y seguridad, por la simplicidad pero contundencia con la que arranca; ‘Ready to Start’, por ser el mejor inicio de conciertos y sesiones (lo que ha explotado DJ Amable) y ‘We Used To Wait’, por representar la filosofía del album a la perfección, merecen formar parte del podio de honor.
Mención aparte merecen ‘Month of May’ y ‘Sprawl II’; el primero es el tema más rockero del disco y el que, a priori, menos encaja dentro del mismo – pero en directo tiene una fuerza brutal, convirtiéndose a larga, en uno de las canciones más interesantes. El segundo, considerablemente electrónico, con Regine a la voz ciertamente inspirada, puede ser un prefacio del futuro que nos espera con la colaboración de Murphy en su próximo disco.
En definitiva, The Suburbs es una de las piezas que más me han llegado al corazón en los últimos años; la calidad e inspiración de cada uno de sus canciones roza la perfección y lo convierte, en mi opinión posiblemente distorsionada por el amor que les profeso, en uno de los mejores discos del siglo XXI, accesible además para los nuevos oyentes. Por si fuera poco, ponen un broche final con un directo brutal que mejora el sonido del disco y al que tuve el gusto de asistir durante el FIB del 2011. Todo un espectáculo.
Nota bandálica: 10
Reflektor (2013)
¿Y ahora qué? Pues se acaba de hacer oficial que el 9 de septiembre se lanzará su próximo disco (o un anticipo), con la presencia confirmada de James Murphy (LCD Soundystem, te echaremos de menos siempre). La guinda del pastel para que este disco sea, posiblemente, el más esperado del 2013. Un servidor no puede pensar en lo que esta sinergia puede dar de sí sin empezar a salivar. Será algo grande, seguro.