Resulta algo tedioso dar una nueva oportunidad a quien nunca ha logrado suscitar la emoción necesaria para conquistar una opinión completamente favorable, ni mantener una tensión positiva ante los nuevos experimentos.
Sorprendió Turn On The Bright Lights, debut soñado y de ensueño; oxígeno en el recién iniciado siglo XXI que, sin embargo, se enrarece con las sucesivas entregas que ahogan el sonido en un manso afincamiento. Buscó Paul Banks la salida por la experimentación en varias ocasiones; de lo último, adoro ‘The Base’ y poco más, pero se reconoce el esfuerzo. Tras cuatro años vuelve Interpol con El Pintor; mucho tiempo, se esperan grandes cosas.
No asoma la flaqueza ni la grieta donde colar una crítica formal; el análisis individual revela intensidad, ritmo y calidad. Nada puede objetarse ahí. ‘All The Rage Back Home’, ‘My Desire’ o ‘Everything Is Wrong’ son los mejores brochazos de El Pintor, pinceladas salvables de un cuadro demasiado visto. No me llenaron sus anteriores versiones, tampoco parece que la excepción llegue ahora. Salvo las letras, eso sí. Por poner un ejemplo, me gusta mucho la de ‘Same Town, New Story’: «how many bones were lost? He just had to play his hand».
Pero el resto del cuadro es predecible, bebe demasiado de sus hermanos mayores. La ilusión del regreso pronto torna en un bucle, soportado en un principio, convertido en pesadilla al final del disco. La inmoderadamente reverberada, aguda y omnipresente guitarra es capaz de lo mejor (‘My Desire’) y lo peor (‘Tidal Wave’), pues con el tiempo, el eco se acumula en exceso y enrarece todo el ambiente.
No disfruto con El Pintor. Dicho eso, entiendo que haya mucha gente que sí lo haga. El disco es bueno, está bien construido y regala interesantes momentos (‘My Blue Supreme’), pero es demasiado similar a sus predecesores. Tras ‘Everything Is Wrong’, y como si fuera una premonición, el disco comienza a hacer aguas, no porque decaiga en calidad, sino porque uno cree haber escuchado lo mismo tan solo un par de cortes antes.
Es, precisamente, esa sensación la que abre una gran fisura y separa en posiciones diametralmente opuestas los veredictos de sus detractores y defensores. Quienes han disfrutado con las cuatro anteriores entregas de la banda tendrán un candidato al disco del año; aquellos que buscan algo más en cada edición se verán incluso estafados. Argumentos tienen ambos, la preeminencia de su opinión es otra cosa, al menos mientras los gustos sean libres.
Nota: 6,5