¿Cuántos grupos rusos de música independiente conocen ustedes? Pocos o ninguno, diría yo. Pero no se avergüencen, no es que el panorama musical de dicho país sea de conocimiento obligatorio. Sin embargo, hay una banda que sí debería sonar en todos los dispositivos de aquellos que aman la música alternativa, y se llama Motorama.
Los llaman los Joy Division rusos, y no sin razón. No hay que dejarse engañar por sus melodías, que mezclan la estética característica de la new wave con sonidos dream pop, resultando así más accesible y bailoteable, ya que sus letras son duras, oscuras y ásperas.
Tres años y dos EP’s después de su fabuloso álbum Calendar, Motorama nos entregan su tercer larga duración, Poverty. A bote pronto se presenta más instrumental que nunca, un nuevo rasgo que plasman en intros como la de ‘Impractical Advice’. Su sonoridad ha experimentado una evolución: sus típicas melodías ochenteras ocupan ahora un lugar de falsas protagonistas, relegando la voz de Vladislav Parshin a un segundo plano de mentira. Un efecto que el bueno de Vladislav usa para crear áurea de oscuridad aun mayor, que te rodea y que inevitablemente acaba atrapando toda tu atención.
En este trabajo, sin embargo, la mayor evolución -estrepitosa, añadiría- se refleja en lo que a arreglos se refiere. Se valen de teclados y sintetizadores para crear una atmósfera casi hipnótica de la cual es casi imposible (querer) salir, como en ‘Corona’, que embruja con su mezcla de bajo y órgano.
Pero Motorama apuestan por la evolución sin olvidar los orígenes, cosa que se pudo notar en el primer adelanto del disco, ‘Dispersed Energy’, y que se confirma ahora con temas como ‘Similar Way’ o ‘Write To Me’, que nos catapultan directamente a los primeros trabajos de The Cure o Joy Division.
Nunca es fácil elegir una sola canción como estandarte de un disco de estos rusos, cuyos trabajos son siempre rotundos y equilibrados, pero quizás los sintes y los rasgueos de guitarra de ‘Lottery’ la hacen destacar por encima de todos los demás cortes. Se te meten en la cabeza creando un torbellino de emociones que van desde la euforia a la más placentera angustia y no la puedes sacar de allí.
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Poverty es un disco breve, compuesto por nueve cortes rebosantes de autenticidad e intensidad, facciones inconfundibles de Motorama. Un trabajo que suena algo más frío y distante, pero cuya lírica es más profunda e introspectiva.
Entra bien a la primera, pero como viene siendo habitual con los trabajos de estos rusos, es imperativo dedicarle unas escuchas más pausadas, para apreciar mejor la compleja sencillez de su música. Delicatessen.
Nota bandálica: 8/10