Un trabajo con el que La M.O.D.A avanzan musicalmente y de forma conceptual
Los de Burgos ya no son una banda a descubrir. Estos años se han convertido en uno de los grupos que más público arrastra en nuestro país. No en balde han conseguido ya tres solt out en la conocida sala La Riviera. La fórmula de La M.O.D.A.—La Maravillosa Orquesta del Alcohol— conecta con su audiencia. Sus letras e intensidad rítmica, a veces sencilla pero siempre efectiva, hace grandes sus directos.
Salvavida (de las balas perdidas) ha abierto nuevas puertas en su sonido folk rock. David y los suyos han decidido no hacer un disco continuista, aunque sin renunciar a sus señas de identidad. Los nuevos instrumentos de viento y un David cada vez más poeta nos traen esta nueva faceta.
En ‘Mil Demonios’ tenemos la fórmula más clásica y efectiva: los coros, acordeón y mandolina. David sigue en su línea, aunque nos empiezan a mostrar brochazos de alta intensidad que veremos durante todo el disco. Ya con la ‘Inmensidad’, el single del disco, podemos descubrir los nuevos rasgos del largo. Ecos a los que no estábamos acostumbrados en ellos y se agradecen inmensamente. Parece la transición perfecta para la canción más experimental: ‘Océanos’. Con un David prácticamente recitando y el uso de un theremin crean una atmósfera desgarradora. Con estos tres cortes se nos presentan a la perfección los nuevos derroteros del grupo.
Los ritmos bien marcados y los coros se vuelven a apoderar de los burgaleses en ‘Una Canción Para No Decir Te Quiero’. Que junto a ‘Héroes del Sábado’, otra mucho más cuidada, nos hablan de lo que para ellos son los protagonistas: las gente anónima.
‘O Naufragar’ es, seguramente, la canción en la que nos trasmiten una mayor intensidad. El grupo a coro nos avisa, “quieren arrancar la primavera”, con una fuerza que pocas veces hemos visto en ellos. En la misma línea se encuentra ‘Himno Nacional’. Con un acordeón que nos habla de una libertad de los pueblos, a veces inexistente. Este apartado más reivindicativo acaba con la balada de ‘Campo Amarillo’, en la exaltan los orígenes rurales y su olvido institucional.
Llegando al último tramo del disco nos encontramos con ‘Los Locos Son Ellos’. La primera nos la introduce Manuel Molina y nos acompañan los raperos Victor Rutty y Rober Del Pyro. Colaboración que no se entiende demasiado, aunque vistos los precedentes siempre les gusta incluir algún trabajo con otros artistas. ‘Vals De Muchos’ nos devuelve a la intensidad previa y a las reivindicaciones, esta vez de las segundas oportunidades. Nos despedimos del álbum con ‘La Vieja Banda’. Canción que parece hecha expresamente para sus directos e, incluso, para cerrarlo por todo lo alto, ya que está en la línea de sus temas más rápidos.
Salvavida (de las balas perdidas) se trata de una gran trabajo por parte de La Maravillosa Orquesta del Alcohol. Es un trabajo completo y conceptual que no ha decepcionado a nadie. Trasmiten las preocupaciones de su generación con intensidad y delicadeza a partes iguales. Siguen dando pasos a delante con seguridad, acierto y coherencia.