Ha pasado ya casi un año del lanzamiento de ‘Ellas se burlaron de mi magia’ (primer adelanto del último trabajo de TAB), y todavía con un par de meses de 2013 por delante, ya se puede hablar de Victoria Mística (Mushroom Pillow, 2013) como uno de los firmes candidatos a disco nacional del año. Y de no haber sido así, los gallegos hubiesen pagado cara la merecida expectación cosechada tras sus anteriores Triángulo de Amor Bizarro y Año Santo.
Victoria Mística se presenta con la visión desfigurada de “La Lucha de San Jorge y el Dragón” de Rubens, que envasa nueve temas de propia producción y mezclados por Manny Nieto. Media hora salvaje, saturada e hiriente en la que yo, contraponiéndome a lo que he leído en estos últimos meses, pop veo poco por no decir ninguno: sólo intermitentes bocanadas de aire limpio en una gran nube de polución industrial.
‘Robo tu tiempo’ es la ojiva del disco. Abrir de esta forma denota un derroche de energía que requiere de mucho trabajo detrás. Ya no tanto por el sonido siderúrgico (en la acepción más básica del término) ni por las constantes referencias político-capitalistas de la letra, sino por ser una canción totalmente discordante con el tono general del disco. Es asfixiante de principio a fin.
Siguen ‘Enemigos del espíritu’ y ‘Estrellas místicas’, que a primera escucha suenan más suaves (sobre todo gracias a la voz de Isa), pero conservando los ecos shoegaze y con letras, si cabe, más abrasivas.
En ‘Ellas se burlaron de mi magia’ y “Delirio místico’ vuelve la violencia a la melodía, y como en la mayor parte del tramo final del disco se nota la influencia de grupos como Pixies, además de coquetear por momentos con una psicodelia muy básica.
El contrapunto a nivel despliegue energético lo ponen dos de las mejores composiciones de su repertorio: ‘Un rayo de sol’, inquietante y ácidamente romántica; y ‘Clara’, canción totalmente experimental con un mensaje directo («Quiero mi sangre») que cierra el círculo argumental de sus letras y pensamientos: en España, por no decir en toda la cultura occidental, pocas cosas funcionan bien.
Lo único que tiene este disco de sencillo y digerible es que dura solo media hora y todas sus canciones tienen alguna característica diferente de las demás. Y a pesar de que prefiero Año Santo por la actitud y simplicidad de sus canciones, TAB han hecho de Victoria Mística una continuación muy coherente tanto en lo artístico como en lo personal, añadiendo un cierto toque de maduración y complejidad.