Si hay algo que a mí me jode el alma, es el uso del adjetivo ramoniano en tono despectivo. Primero: que te gusten o menos, los Ramones molaban a saco. Poco importa que seas fan de Motörhead, The Clash o The Strokes: las tres bandas forman parte del extenso grupo de admiradores de los de Queens (¡zas!). Segundo: tenían personalidad y actitud, y en medio de toda la excentricidad que caracterizó las décadas de los 70 y los 80, supieron reafirmar la importancia de la música en la música. De la música como protagonista. De la música como tal, sin tantos ribetes colgando por todas partes.
Waldorf Histeria son un grupo madrileño de punk pop ramoniano, en todos los mejores sentidos posibles. Su propiedad lingüística envidiable, las temáticas profundas y frívolas a partes iguales, y sus ritmos teñidos de un aire retro setentero mezclado con sonidos que van del metal al garage, dejan claro que su actitud a lo forever young es por elección y no por limitación. Creen en la importancia de vivir lo que hacen y que lo primordial es que al público le llegue. Quieren pasárselo bien, disfrutar de la música, y rechazan con firmeza el estilo prefabricado, estirado y estandarizado que se ha hecho con la mayoría de grupos de la actualidad.
Tienen a sus espaldas una maqueta (Malditas Maquetas) y dos discos que han llamado Waldorf Histeria y Waldorf Histeria. Se diferencian por ser uno amarillo como el chándal de la Mamba Negra (Kill Bill, sopetardos), y el otro negro como el uniforme de Darth Vader (si no sabéis quién es, ojalá alguien os despelleje y ponga bajo sal para agradar a su dios). Y ambos son igual de letales.
Waldorf Histeria (El Amarillo)
Circulan rumores, dicen que al poner sus discos al revés se oyen voces, y las malas lenguas ‘Dicen Que Es Satán’. Pero para mí lo que se oye es la voz de la sinceridad. Waldorf Histeria es un disco espontáneo, de canciones relámpago, de las «que pim, pom, fuera, que se te sale la camisa fuera», en palabras del gran Quevedo. Arrancan, te meten un chute de endorfina suficiente para sobrevivir a toda una semana de trabajo, te seducen, se apoderan de ti y, antes de que te des cuenta, todo se ha acabado. Pero en plan guay, eh.
Inteligentes, irreverentes y un poco impertinentes, pasan de contar batallitas a denunciar las malas tendencias de nuestra sociedad, como el turismo sexual en ‘Bangkok’ (versión de tonos mucho más cañeros y decididos del tema de Alex Chilton) o el consumismo desenfrenado en ‘Coca-Cola Light’.
Con ingenio y humor mordaz nos cuentan de una esposa que se fue de veraneo a Santander y prefirió una secta religiosa en ‘El Opus Dei Se Llevó A Mi Mujer’ (una extraordinariamente mejorada adaptación de ‘The KKK Took My Baby Away’ de los Ramones). Sospecho que la señora se marcharía por el indecoro del sexo indecente del que dicen gustar en ‘Vampiros Adolescentes’. O tal vez por el amor por el vagueo más absoluto en ‘Tumbado Al Sol’. O, a lo mejor, por los ‘Fantasmas’ que juran ver en casa, aunque siempre me quedará la duda de si hablan de almas errantes o no.
También dejan espacio para una canción de (des)amor de instituto, ‘Escuela De Verano’, con unos coros que son sencillamente brillantes y una melodía dulzona pero alegre, y para el gamberrismo puro de ‘Esnifando Pegamento’. Este último, para mí, es el tema que mejor representa el mensaje de fondo de la actitud de los Waldorf: cuando todo va mal, búscate una manera para evadirte y a lo demás que le den por donde más le duela y menos le guste.
Todo el disco está impregnado de vitalidad y fuerza adolescente. Unas suerte de inconformismo existencial que se nota en la batería de Vidi Bop, marcando ritmo sin pudor alguno. En los afilados y cortantes riffs de Mr. Majestic. En el bajo de D.A. Ming, que resalta en los momentos más oportunos haciendo que se acumule en tus adentros una tonelada de pólvora a punto de estallar. En la voz de Sheriff Lobo que es perennemente juvenil y tiene un deje de chulería, como si quisiera decir «que os peten», sin tener que pronunciarlo.
Waldorf Histeria es un álbum contundente y vibrante, lleno de temas rotundos con letras pegadizas que bien podrían convertirse en himnos generacionales de varias quintas. Un álbum que te hace sentir vivo, que disfrutas cantando y bailando cuando tienes ganas de fiesta y que te hace sonreír incluso cuando todo lo que te rodea es tristeza.
Nota: 8
Waldorf Histeria (El Negro)
Que su segundo larga duración abra con ‘Bueno Y Qué’ (cuya intro es, sencillamente, lo más) no hace sino avalar mi opinión acerca del mensaje de fondo de los Waldorf Histeria. Retoman el hilo con más nervio todavía y se presentan con un material más rock que pop. Siguen las melodías marcadas por riffs limpios y enérgicos y una omnipresente batería. Pero algo ha cambiado y se nota desde el primer momento: los Waldorf han madurado. No tengáis miedo: siguen guardando como un tesoro su jovialidad y su maravillosa triple «I». Sin embargo, se nota que han crecido… de alguna manera.
Waldorf Histeria es una especie de análisis de las problemáticas que afligen a los jóvenes desde sus veintipocos hasta los treintitantos. Vuelven a demostrar que son gente cultivada con temas como ‘Guapo, Rico Y Distinguido’ (homenaje al libro de P. G. Wodehouse), en el que hablan de esa fijación que tenemos todos con vivir en el pasado sin aprender de los errores. Una canción con tonos garajeros y con uno de esos estribillos tan chachis que caracterizan las canciones de los madrileños.
Lo cotidiano sigue siendo la principal fuente de inspiración de Eduardo, aunque luego siempre le dé ese toque -solo- en apariencia nonsense, como en el tema ‘Muertos Vivientes’, en los que los zombis son en realidad las personas corrientes. Esas que más que vivir su propia existencia, ven cómo pasa el tiempo conformándose con lo que se le dice. Y ahí está ese inconformismo existencial que se notaba en el primer disco.
Por si os da miedito que los madrileños hayan crecido, ‘Perdiendo El Tiempo’ os tranquilizará: su irreparable culto a la holgazanería y al hedonismo vuelve a flote, persistente y decidido. Y justo esta canción, ‘Incapacidad Permanente’ y ‘Subnormal’ son, quizás, las más propiamente punk del disco. Melodías cautivadoras, de las que desaconsejo escuchar en el trabajo porque es totalmente imposible resistírseles y estarse quieto. Hablo por experiencia.
Muy a destacar la contagiosa ‘Superheroes’ que encierra el mensaje central del disco: ser adulto y querer seguir siendo joven. Tener que cumplir con las obligaciones, pero seguir dedicándole tiempo a las pasiones y hacerle un hueco a perder el tiempo sin más. Y que conseguir hacer todo eso a la vez, en palabras del frontman de los WH, te daría la condición de superheroe.
El (des)amor vuelve a ser tema de reflexión en este disco. Se lo declaran intrínsecamente a una madre en ‘Porky’s’. Vuelve la historia de «chico está con chica, chica deja chico, chico intenta volver a quedar con chica», en la guitarrerísima ‘Vamos A Quedar Esta Tarde’. Y se ríen, con su típico y fantalicioso sarcasmo punzante, de esa idea de que no hay ‘Nadie Como Tú’ hasta que la relación se acaba. Socarronería (esta vez nada sutil) de la que está empapada ‘MBA’, que parece estar escrita ad hoc para mí, que estoy rodeada de personas que triunfan y sigo sin comprender el porqué.
Waldorf Histeria han conseguido sacar un segundo disco fiel al primero pero diferente, evolucionado. Un álbum hecho de ideas y pensamientos de adultos, y un sonido con los mejores rasgos de la adolescencia. Otro larga duración que se te mete en la cabeza en un santiamén y que es capaz de hacerte cantar, reír y pensar sobre temas absolutamente trascendentales, todo a la vez. Un segundo elepé que, al igual que el primero, necesitas escuchar unas cincuenta y cuatro veces seguidas.
Llegados a este punto, lo único que no entiendo es qué carallo estáis haciendo ahí quietos y con cara de lelos. Poneos los discos. YA.
Nota: 8,5
Un análisis muy detallado y todo explicado a fondo para que los que desconocemos casi todo de este tipo de música logremos saber de qué va esto.Roby evita los tópicos, los lugares comunes y que al final no te quede la sensación de que esto mismo ya lo habías leído antes. Despues de la reseña te entran ganas de volver a escuchar el disco para encontrar todo lo que hay y no habías sabido captar.
Hola, Isa! Gracias por comentar y, sobre todo, mil gracias por tus palabras! Un beso, R.
Una amiga me recomendó que fuera a verlos en Málaga y flipé. Esos tíos si que saben darle caña!
Hola AZA! Muchas gracias por comentar. Yo también los vi en Málaga, pero espero que vuelvan a una Velvet o algo… Y que no sea dentro de otro par de años. Por cierto, tu amiga seguramente mola y deberías decírselo.
Gracias por leer las reseñas!