Pase lo que pase con Impronta, su quinto disco, nadie podrá discutirle a Lori Meyers su estatus dentro del panorama nacional. Gracias a una carrera de ya nueve años, los de Loja son una de las bandas más asentadas, con la multitud de comentarios a favor y en contra que eso trae consigo. A sólo una semana del lanzamiento de su nuevo disco, Impronta, hemos querido darle un repaso a la evolución y discografía de Lori Meyers.
Viaje de estudios (Houston Party, 2004)
Lori Meyers irrumpieron en la escena con un debut lleno de frescura y que pilló por sorpresa a casi todo el mundo. En 2004, el gusto por The Byrds, Los Brincos o Teenage Fanclub de estos chavales casi imberbes era todo un exotismo.
Viaje de estudios es un disco sencillo, tanto en el planteamiento de casi todos sus temas, como en la producción, sin apenas artificios y demasiado «maquetera». El sonido alterna entre el rock y el pop; de la misma forma, alterna lo bueno y lo no tan bueno. Aparecen en el tracklist sus primeros «himnos» guitarreros y pegadizos (‘Viaje de estudios’, ‘Ham’a’cuckoo’), mientras que otros temas no pasan de ser meros ejercicios con los que Lori Meyers iban descubriendo su potencial (‘Dos hombres con sombrero’, ‘Canadá’). Ese potencial, brillaba con especial fuerza en ‘Tokio ya no nos quiere’, el tema más redondo del disco, o ‘Mujer esponja’.
A pesar de sus flaquezas, Viaje de estudios es un debut que el 90% de las bandas nacionales firmarían sin dudar.
Nota bandálica: 7
Hostal Pimodán (Houston Party, 2006)
El segundo disco de Lori Meyers era una evolución perfectamente lógica: una producción más elaborada, que sonaba mejor, pero quizá no tan espontánea. Musicalmente, ahondaron en sus influencias más británicas, empezando por su tema más Kinks, ‘Hostal Pimodán’. El otro gran single del disco, ‘Dilema’, llevaba a la perfección esa sencillez alegre y melódica a lo Beatles/Brincos.
Los «ejercicios» de local de ensayo de su primer disco se convirtieron en verdaderos experimentos, con alguno muy logrado, como el jam psicodélico de ‘El gallo ventrilocuo’, hasta hace poco momento obligado de éxtasis en sus directos. Por otro lado, se recrearon en exceso en su lado más melódico y dulzón, con lo que el ritmo del disco se estancaba en ciertos momentos (‘El aprendiz’, ‘El mejor de sus trabajos’).
Con todo, quedaba patente que habían madurado y que habían sabido trabajar sus puntos fuertes y descartar sus primeros errores. Temas como ‘L.A.’ y ‘Sus nuevos zapatos’ son la prueba definitiva de la facilidad con la que facturan melodías pegadizas, de esas que con muy poco levantan el ánimo.
Nota bandálica: 7,25
Hubo una reedición con un segundo disco, que no aportaba mucho, exceptuando ‘Televisión’, un buen tema. Su versión de ‘La caza’ es prescindible: demasiado parecida al original de Los Brincos.
Cronolánea (Universal, 2008)
Su primer disco para Universal significó la verdadera consagración de Lori Meyers. Sin este tercer álbum, y sus indiscutibles hits ‘Luces de neón’ y ‘Alta fidelidad’, el grupo de Loja no habría pasado de ser uno más del montón. Quizá no significó su éxito instantáneo entre un público más amplio, pero aun hoy estos dos temas son el principal reclamo de sus conciertos.
En Cronolánea, Noni rasgó su voz y el grupo afiló su sonido. Su apuestas fue ganadora; nada en este disco es un mero experimento. Estamos ante una banda que ya domina plenamente su sonido. Las influencias están más equilibradas, frente a un exceso de los sesenta en sus anteriores trabajos, hay aquí un poco más de Los Planetas y sobre todo de Teenage Fanclub (‘Luciérnagas y mariposas’).
Aunque los dos singles citados sobresalen frente al resto, el disco mantiene el ritmo y la intensidad, sin apenas bajones. Hasta salen relativamente airosos con una «falsa versión» de Los Brincos, ‘Una copa para dos’.
Nota bandálica: 7,75
Cuando el destino nos alcance (Universal, 2010)
Una vez que habían cristalizado su sonido, quisieron cambiarlo. Movimiento clásico por parte de los grupos, que los fans no siempre comprenden. Curiosamente, recibieron más críticas por haberse «comercializado» en este disco, segundo para Universal, que con el primero. La razón fue el haberse ido a Los Angeles para trabajar con Sebastián Krys. No tanto por el sonido que finalmente tuvo el disco, sino por el CV del productor argentino.
En perspectiva, hay que decir que Lori Meyers salieron bastante airosos de todos estos cambios. Sonaron nuevos, distintos, a pesar de que detrás de casi todas las composiciones estaban los mismos Lori de siempre (‘Rumba en atmósfera cero’, ‘Condicional hipotética’). Jugaron con el estilo Motown, las guitarras rítmicas estilo Tom Petty/The Strokes y, sobre todo, se lo pasaron bien con los sintetizadores ochenteros (‘A-ha han vuelto’, ‘Religión’) y entraron por primera vez en territorio «remixeable». En directo, este nuevo tipo de temas ha acabado funcionando sorprendentemente bien, y junto con ‘Mi realidad’ se han unido al grupo de canciones más esperadas por los fans.
Hablando de los fans, puede que hayan perdido a unos cuantos del núcleo original, pero a cambio han ganado legiones de seguidores que nunca antes les habían escuchado, gracias a los cuales tienen ahora presencia garantizada en cualquier festival nacional.
¿Un momento bajo? ‘Enhorabuena, eres el que tiene más’ me parece uno de sus temas musicalmente más simplones, camuflado bajo la excusa de ser una canción con «mensaje». Ni este, ni el de ‘Religión’ son el colmo de la originalidad (pero la última es un gran tema).
Nota bandálica: 7,5
Nada había dicho de las letras a lo largo de su discografía; porque apenas han evolucionado. Pero tampoco tiene nada de malo. Lori Meyers son un grupo de pop, y sus fuertes han sido, del principio al final, el ritmo y las melodías.
Impronta
El quinto trabajo de Lori Meyers es el menos atrevido hasta la fecha de los de Loja, pero también el que mejor muestra su facilidad para la melodía optimista y pegadiza.
Impronta es 100% melodía, pulida una y otra vez por la esmerada producción hasta perder todo rastro de filo y mala leche. Con este disco, Lori Meyers se consagran definitivamente como los principales representantes nacionales del pop atemporal y para todos los públicos. Unos Coldplay españoles.
Me resulta inconcebible que los que vibran con estos, con Pereza o con Amaral no caigan a los pies de Lori Meyers. (Lee completa nuestra crítica de Impronta).
