El último trabajo de Xoel López, Paramales (del que tenemos una buena reseña), es sin duda uno de los mejores discos del año. Hablamos con este prolífico músico con razón de su gira de presentación y nos encontramos con un Xoel risueño y cercano, un Xoel que infunde la misma paz que transmite en su última largaduración. Sin más dilación, os dejamos la entrevista:
– ¿Qué tal está yendo Paramales? Las sensaciones al principio eran buenas pero ¿qué tal ahora que llevas unos cuantos conciertos?
– La salida de Paramales fue particular, ya que se publicó con bastante retraso con respecto a la idea inicial, que era sacarlo por febrero o marzo. Acabamos sacándolo justo antes del verano y me encontré con los festivales, así que siento que es ahora, la gira de otoño, cuando realmente lo estoy presentando. Así que en cuanto al directo está aún todo por hacer. Como disco, en cambio, creo que crece muy bien y no me arrepiento de nada.
– ¿Nos cuentas un poco por qué escogiste como nombre Paramales?
– Paramales es una palabra inventada y significa lo que cada uno quiera. Cuando la elegí me pareció que como título decía muchas cosas. Por un lado tiene el sentido de «parar los males», que es el más obvio, y creo que es bonito porque siempre sentí que la música de alguna manera era un antídoto, una manera de vivir la vida más felizmente y en mi caso fue terapéutica. Entonces le puse ese nombre, Paramales, que suena casi a medicina. Al mismo tiempo, hay gente que lo entendió de otra forma y me resultó muy interesante. Un amigo me comentaba que lo entendió como sinónimo de «amuleto», que también me parece que va por el mismo lado pero es algo distinto. Incluso gente que lo entendió como «paramales», es decir, lo contrario de parabienes. Una forma de hacerle lo peor a alguien. Y luego, por otro lado, en el simple hecho de que la palabra es inventada creo que hay una actitud: estás inventándote una palabra y estás también disfrutando de la libertad que te da una palabra inventada, que todavía no tiene fronteras, que todavía no tiene limitaciones. Es una palabra por hacer, por descubrir, es una palabra totalmente libre y de alguna manera para mí, que estoy siempre en búsqueda de esa libertad artística que tanto cuesta, pues tenía más sentido todavía.
– El disco parece como contenido pero si prestas atención está repleto de pequeñas explosiones de sentimientos. Es decir: las letras contienen esas explosiones pero al cantar desprendes paz. ¿Es la idea que tenías, lo que querías transmitir, o es solo cosa mía?
– ¡Me parece más bonito tu comentario que mi posible respuesta! –Risas.– Es difícil hablar de cómo se siente uno. Si tú sentiste eso al escucharlo, me alegra porque obviamente me gusta pensar que hay una parte de mí que está en paz y que encontró cierta armonía en el mundo. Pero también hay otra parte que sigue combatiendo y defraudándose de vez en cuando, en conflicto… Y yo creo que de esos conflictos surgen las emociones y de ahí la calma. Realmente la vida, por lo menos hasta ahora para mí (y supongo que para todo el mundo) es un constante movimiento, una persecución interminable de la belleza, que como músico busco constantemente, pero también de la verdad: descubrir qué hay detrás de las máscaras y detrás de las palabras qué sentimientos hay realmente. Mi vida está dedicada a las emociones y quizás por eso he encontrado cierta paz en una parte de mí. Pero creo que aún hay muchas cosas, muchos recovecos que descubrir. Entonces, bueno, también hay ciertos momentos de rabia. En fin, yo me identifico con eso que dices: como una calma pero con explosiones cada cierto tiempo, que me pueden definir en parte en lo vital.
[youtube id=»wkmYdGQm3q8″]
– ¿Y esa parte de paz a qué lado del charco la encontraste?
– Es complicado, es un cúmulo de cosas. No sé si fue tanto por el lugar, que hizo lo suyo también, como por el hecho de estar más tranquilo, de tener tiempo para pensar, recapacitar, mirar con perspectiva mi vida, lo que era yo, lo que era mi carrera. Creo que todo el que se haya ido a vivir fuera de su país sabe de qué hablo, es algo que te enseña mucho. Pierdes tu grado de confort y aprendes de todo, es muy enriquecedor. Yo allí también tuve mis momentos de soledad y de morriña, porque estaba en un lugar que no era mi hogar, pero el hecho de hacerlo mío, de hacerme mi hueco, me enseñó muchas cosas. Así que respondiendo a tu pregunta con una de esas dos opciones, fue al otro lado del charco.
– El disco me parece comparable a una relación revoltosa, pero por lo general positiva y llena de luz. Incluso en ‘Todo Lo Que Merezcas’.
– Sí, bueno, ‘Todo Lo Que Merezcas’ es mi canción más sincera: no me corté un pelo, no hay ningún filtro. Es un sentimiento puro expresado en una canción, no hay un código moral. Yo no soy una persona que crea en el ojo por ojo, pero sí creo que la música está para desahogar precisamente las cosas que uno no quiere llevar a cabo en la realidad. Creo que las canciones te dan la libertad de hablar de algo que nunca harías pero que necesitas soltar. Que eso es también lo bonito de las canciones, puedes contar todo eso sin hacerle daño a nadie. Yo estoy en búsqueda de la luz constantemente y no me conformo con lo que venga. Siempre que me he sentido mal en mi vida, he buscado la luz y la emoción, entonces entiendo que el disco dé esa sensación. Pero es algo natural, que tiene que ver con mi personalidad, con mi forma de ver el mundo. Si me lo tuviera que pensar, no me saldría porque, sencillamente es mi forma de ser.
[youtube id=»gmjKpbNHn3E»]
– Paramales es un trabajo muy complejo en el que amalgamas muchos géneros que has tocado y otros que no y lo raro es que no se hace extraño al escucharlo. Un ejemplo puede ser ‘Sol De Agua’, una de las canciones más bonitas del disco y que rompe con el registro del mismo.
– Sí, de hecho Paramales es un disco muy variado, mientras Atlántico era mucho más homogéneo. Y yo soy un poco así, como Paramales: soy bastante anárquico y me gustan muchas cosas diferentes. Puedo escuchar a Led Zeppelin y que la siguiente canción sea de Víctor Jara, puedo escuchar a Miles Davis y luego a Beck, folklore del mundo y música electrónica. Me gusta de todo: si hay una canción bonita, si una persona me está transmitiendo algo, me interesa. Es verdad que luego esa diferencia de registro en mi repertorio es una representación también de mi forma de entender la música, que hay que abarcar mucho. No todo, porque es imposible, pero cada vez más y más. Y ‘Sol De Agua’ concretamente a mí me suena como una mezcla entre música española y grunge, algo así. Es una cosa rarísima –risas–.
[youtube id=»g_CCFkwKPqg»]
– Hace cosa de tres años dijiste que Atlántico era tu disco más latinoamericano y más español, ¿cambiarías esa afirmación después de publicar Paramales?
– Cuando salió Atlántico sentía que era un disco en contraposición con la etapa anterior con Deluxe, que era más anglosajona. Atlántico apostaba más por la música latinoamericana que había descubierto y por la española también. No sé, el hecho de tocar con una guitarra española ya le daba un carácter más hispano. También el usar determinadas melodías en ciertas canciones como ‘La Gran Montaña’ y ‘Caballero’, que tienen un poquito de ese aire del sur de España, mientras ‘Por El Viejo Barrio’ tiene más que ver con el folklore del norte. Son pinceladas: no es un grupo de estilos en el que hay una muñeira y luego una jota, pero sí que hay como un tufillo más hispano y latinoamericano. Atlántico se grabó en un contexto muy particular que me condicionó mucho, causado por esos años en América Latina. Creo que por un lado estaba la fascinación por los ritmos latinoamericanos y por otro la nostalgia de lo patrio. Estuve alrededor de cinco años sin escuchar música anglosajona y por tanto no aparece en ese disco. Paramales, en cambio, retoma Europa: tiene influencias de la música anglosajona y de la francesa. Y no, no cambiaría mi respuesta ahora porque ese disco lo sigo viendo así.
– ¿Es un disco de esos que se escriben solos o has tenido que sentarte y decir «venga, a trabajar»?
– Paramales fue saliendo. Es mucho más anárquico: no hay una idea conceptual, no hay un contexto claro. Lo grabé entre América y España… Además aquí en Madrid trabajé con un productor nuevo, Ángel Luján, con quien no había colaborado antes y él también me aportó sus ideas, animándome a hacer cosas más modernas. Por ejemplo ‘A Serea E O Mariñeiro’ originalmente la compuse como canción más folclórica y fue Ángel el que me empujó a acercarla a algo más electrónico y moderno. Con Ángel fue un mano a mano pero creo que él tuvo mucho que ver en ciertos cambios de dirección, en ese sentido hay muchas ideas ahí mezcladas. En Paramales hay canciones que podría haber metido en Atlántico y que incluso podrían haber estado en un disco de Deluxe, y otras que son totalmente nuevas. Pero vamos, creo que convive todo en armonía.
– Ya llevas veinte años en la música, que se dice pronto. ¿Dirías que «todo es igual pero nada es lo mismo»?
– Yo diría que las cosas no cambian tanto, pero sí cambia mucho la perspectiva. Creo que un claro ejemplo es cuando te vas de tu país y al cabo de un tiempo vuelves a visitar tu ciudad natal: ves todo de otra manera y en realidad la todo sigue prácticamente igual que cuando te fuiste. Es la sensación que tiene uno cuando viaja, cuando va creciendo, cuando va aprendiendo cosas de la vida. No cambian tanto las cosas como tu mirada. En ese sentido siento que he evolucionado, creo que la esencia de lo que me mueve es la misma pero la forma de hacerlo va cambiando. Yo escucho discos míos de hace cinco, seis o siete años y no reconozco mi voz, es curioso. Uno va cambiando y en la voz yo, que soy músico, noto mucho ese cambio.
– ¿Y hay algo que le dirías al Xoel de hace veinte años?
– Por un lado que se tome las cosas con más calma porque si no se va a tener que ir a América Latina a buscar la paz –risas–. Así que le diría que fuera más despacio con todo. Al mismo tiempo que… Bueno, no, no le diría nada. Las cosas se aprenden en el campo de batalla y por mucho que te las cuenten no tienes manera de entenderlas, tienes que vivirlas. Así que le diría: «¡Adelante, ánimo! Sigue persiguiendo tu sueño, es algo por lo que de verdad merece la pena vivir».
– ¿Hay algo que querrías que te preguntaran y que nunca te preguntan?
– ¡Qué buena pregunta! –risas– No tengo nada archivado y que yo piense «¿por qué no me preguntan nunca esto?», pero… Bueno, no responde a tu pregunta pero justo pensaba yo en lo difícil que es el mundo de la música y me preguntaba si la gente es consciente de eso. Si la gente que, obviamente, no pertenece a este sector, si realmente es consciente de los difícil que es vivir de esto. Yo me siento muy afortunado, pero veo muchos compañeros a los que les cuesta mucho. Y entonces me preguntaba: ¿la gente cuando te ve en un escenario se imagina qué difícil es ganar un dinero suficiente como para poder vivir de la música? No sé por qué te cuento esto que no es lo que me preguntabas, pero bueno –risas–.
– ¡Nos hemos invertido! Tú has hecho la pregunta y yo te doy la respuesta, porque yo no hago música y me dedico a otra cosa. No, casi nadie ajeno a la música se hace una idea de lo complicado que puede llegar a ser moverte en cualquier ámbito de este sector. Lo entiendes solo cuando estás dentro, de una forma u otra, y ves los sacrificios, los costes, los impedimentos que hay.
– Afortunadamente en el mundo de la música, y en general en todo este tipo de cosas, hay como mucho amor al arte, sin el cual no se podría tirar adelante.
– Oye, ¿cuando bajes a Málaga harás un hueco para tocar ‘Rostro De Actriz’?
– La verdad es que la banda no se la sabe, pero si me la pides en el encore a lo mejor la puedo tocar yo –risas–.
– Muchísimas gracias, Xoel.
– Gracias a ti, nos vemos en Málaga.