Publicado en 1987, fue el último gran álbum de Fleetwood Mac
La historia es caprichosa, y aunque ha reconocido siempre a esta formación químicamente única por el inconmensurable Rumours de 1977 (aclamación universal de crítica y público, más de 40 millones de copias vendidas y la evidencia de ser uno de los mejores álbumes jamás concebidos), no se ha portado igual de bien con el disco que estrenaron 10 años después.
Es verdad que el uno llegaba dentro de una cierta revolución dentro del rock, que comenzaba a extasiarse y exudar el pop que acabaría terminando por emerger (a parte de su genialidad en términos de armonía, de producción y de contextualización social de la banda, inmersa en un extraño polígono amoroso de celos y reproches), y que el otro suponía a la postre uno más de tantos intentos de soft rock de finales de los 80, pero no hay que obviar tan poco que las canciones de Tango In The Night, con inmensos hits que le han ayudado a ser el segundo disco más vendido de sus autores, son quizás en las que mejor se despliega y refleja la personalidad creativa de Lindsay Buckingham, que por las casualidades de la vida y el descontrol generalizado de la alineación (Nicks estaba inmersa en un su tercer disco en solitario y en la cocaína, esto último igual que Fleetwood; Christine y John McVie parecían haber madurado demasiado), se hizo cargo de todo el proceso de producción.
De hecho la idea original del álbum parte del trabajo previo para un disco en solitario de Buckingham, y la portada se corresponde con una lámina que tenía colgada en su estudio de Australia y que compró a Brett Livingstone Strong, un obseso de la obra de Henri Rousseau. La presión que Warner ejerció para la producción de un nuevo disco le obligó a aportar incluso canciones, dejando ese hipotético escarceo en simplemente una cantera. Es evidente escuchando una ‘Big Love’ que en directo Lindsay interpreta a solas y sin arreglos sintéticos, quizá como debió haber aparecido en caso de no haberse tenido que deber a la maquinaria que exigía Fleetwood Mac.
https://www.youtube.com/watch?v=1iggSFkGODk
Así las cosas, el guitarrista prefirió asumir el control y emplear todos los recursos con los que estaba investigando, especialmente el procesamiento de las guitarras, las cajas de ritmos y el sampler Fairlight, igual que trabajar más de cerca con Christine, que debía estar un poco más fresca que el resto. De su trabajo conjunto salen tres de los temas más exitosos y radiados del disco: el rock retro ‘Isn’t It Midnight’, ‘Tango In The Night’, con sus maravillosos arpegios orientales, su guitarra pantanosa y una armonía vocal a tres voces deliciosa, y sobre todo ‘Little Lies’.
https://www.youtube.com/watch?v=qCKIdL7JEfw
En ella, igual que en ‘Everywhere’, está resumida la aportación fundamental de Christine McVie a los mandos del Yamaha DX7 (el sintetizador antonomásico de los 80), enfocada en los arpegios coloristas, las cascadas de sonido y la construcción de melodías irresistibles. Fue decisiva en el resultado final de Tango In The Night, y Warner tuvo que tirar de ella para seguir promocionando el disco tras la ulterior salida de Lindsay (en el vídeo de arriba se ve diáfano, igual que el hecho de que tuvieran que sustituirle con dos guitarristas), pero el que cargó con la responsabilidad de darle enjundia fue sin duda Buckingham. Había que estar ahí para cerrar esos destellos de talento con otras canciones más de soldado como ‘Caroline’ o ‘Family Man’, una pequeña delicia que ha crecido con los años y donde además prescindió de Mick Fleetwood a la percusión, sustituyéndole por una batería programada.
Stevie Nicks, por su parte, solo pasó dos semanas propiamente dichas con la banda en el estudio. Lo suficiente como para hacer los coros y dejar un par de temas: ‘Welcome To The Room… Sara’, que contaba la experiencia de Nicks en el célebre centro de desintoxicación Betty Ford (en el que ingresó bajo el nombre Sara Anderson), y ‘Seven Wonders’. Testimonial si no fuera porque es quien es y de la nada hiciera maravillas. Los coros son de lo mejor de ‘Little Lies’, el conjunto del disco no se entiende sin las armonías que teje su áspera voz con las de Lindsay y Christine y ‘Seven Wonders’ es de lo mejor, teñida del misticismo mágico de Stevie y llevada hasta el delirio en una performance vocal desgarradora.
Al final, todo suma para hacer del último trabajo (hasta la fecha; se rumorea con la salida de uno compuesto a tenor de su última reunión, la segunda en 30 años) de Fleetwood Mac con la formación clásica una joya escondida que pese a haber vendido más de 15 millones de discos y contener singles legendarios y mundialmente reconocibles no cuenta con un beneplácito unánime y explícito y que es por otra parte completamente merecido.
Ya no solo en términos de sonido o producción, sus dos mejores virtudes. También por el valor que le ha concedido el tiempo y otras generaciones de artistas que lo han reverenciado, empezando por nuestros Manel o Joe Crepúsculo, sin ir más lejos. Haim, Florence + The Machine, London Grammar, Blood Orange, Bat For Lashes, Brandon Flowers, Ariel Rechtshaid, Haerts o más recientemente Shura han profesado su admiración por Tango In The Night, haciendo que se convierta quizá en el disco más influyente de Fleetwood Mac. Por encima del todopoderoso Rumours.
En cualquier caso, estamos felices de anunciar una reedición de lujo conmemorando sus 30 años, de la que ya podemos escuchar la versión demo de ‘Tango In The Night’.