Entrevistamos a Javier Benito, dueño de uno de los locales musicales más emblemáticos de Zaragoza, La Lata de Bombillas.
En octubre, tras 17 años de conciertos e historias a sus espaldas, La Lata de Bombillas se ha trasladado a Espoz y Mina y el local de María Moliner ha pasado a denominarse Robby Robot.
Con motivo de este cambio de aires, hemos querido entrevistar a su dueño, Javier Benito, para poder conocer mejor a uno de las personas que, sin lugar a dudas, más ha tratado de fomentar la cultura y diversidad musical en Zaragoza durante varias décadas. Y es que, a estas alturas, ya nadie puede imaginarse la ciudad mañana sin Javi y su lata.
¿Cuál fue tu motivación para abrir la Lata de Bombillas? ¿Has tenido momentos críticos en los que te has planteado llegar a cerrar?
Antes de dar el paso a abrir la nueva, la idea era cerrar. Pensaba que la fórmula podía haberse agotado… lo repensé y me pregunté si el problema era realmente la ubicación, aunque realmente poder de convocatoria había y la gente respondía a los conciertos. Había que probarlo.. y menos mal que lo he probado, habría sido tirar la toalla antes de tiempo.
La motivación era que desde crío me ha gustado la música y quería intentar ganarme la vida con lo que me gusta. Nunca he tocado ningún instrumento y lo único que podía hacer era poner la música a los demás (risas).
¿Se sabe ya cuando se realizará el traslado total a Espoz y Mina?
La obra empieza el 9 de enero y el primer concierto en la Lata de Bombillas de Espoz y Mina quiero hacerlo el primer fin de semana: el 10, 11 o 12, hacer como un minifestival con grupos amigos. El viejo local, el Robby Robot, la idea es mantenerlo. Tampoco es posible cerrarlo sin más, creo que es posible que alguien lo compre y quiera hacer lo mismo que hemos hecho nosotros: un bar pequeño donde la gente está bien y se pueden hacer conciertos. No podemos renunciar a eso.
¿Ves una nueva generación de público o todavía a los jóvenes les cuesta ir a los conciertos?
La nueva generación de público es lo que la gente hecha en falta. Sin embargo, yo tiendo a ser optimista por naturaleza y sí que veo a gente joven en los conciertos que hace igual hace cinco años no lo veía. El discurso de que ahora no hay más gente joven ahora lo veo más caduco, sí que se ve una gente joven que está empezando. Quizá el problema es que no habíamos sabido tocar su sensibilidad.
El IVA cultural y la crisis económica, ¿cómo lo ha vivido (y vive) el responsable de una sala de conciertos?
Una putada, la verdad. Ya no es sólo lo que repercute a nivel de público en la entrada, que queramos o no tampoco la he variado mucho y me la he tenido que comer yo. A mi, Hacienda me penaliza por hacer conciertos, me penaliza por promover la cultura.
¿Cuál ha sido tu mayor descubrimiento musical al verlo en directo y tuviste la sensación de que llegarían alto?
Me pasó con Bigott, en uno de los primeros conciertos que dio y que me lo pasó Sergio Algora. Había escuchado lo de antes y… me atrevo a decir que es uno de los que dices: ¡este tío…!
Y, aunque no sean mi estilo, cuando vinieron Delafé y las flores azules… se veía que estaban empezando pero que era para otro público más amplio.
¿Cómo ves la música aragonesa? ¿Se nota que hay interés por formar nuevas bandas y crear música?
Creo que Wild Lion y Analog Love están haciendo una labor muy chula, están sacando cosas muy interesantes y animan a gente a ver que es posible vivir de esto. Ya no sólo es la banda que queda en el local para tocar sino ya un planteamiento un poco más «pro», marcando unas pautas, ahora saco esto, hago el vídeo… unas pautas, que pueden salir o no, pero ya es otro planteamiento, ya no es el colegueo en el local. Creo que hay más movimiento también.
Otro de los crecimientos exponenciales que ha habido en España estos últimos años ha sido el número de festivales. ¿Has notado que el público que va a esos eventos luego también va a las salas?
Yo creo que la gente va al festival y que, incluso yo cuando los hago, creo que nos hacemos daño a nosotros mismos. Si la gente ve por quince euros a siete grupos, luego no va a pagar nueve por uno. Yo soy de concierto en sala de uno en uno o de dos en dos pero no siete de golpe.
Este 2016 está a punto de terminar, ¿con qué discos internacionales te quedas?
Me ha gustado mucho el de Whitney– Light upon the lake.
¿Qué podemos esperar de la nueva La Lata y el Robby Robot?
Seguir en la misma línea a nivel de conciertos. El bar ahora lo miro como un proyecto de futuro y lo veo con muchísima ganas, montar el escenario y empezar a programar… creo que pueden pasar cosas muy chulas ahí. También es verdad que quiero bajar nivel, en cuanto a cantidad, porque igual no tiene sentido tanto concierto para tan poca gente… Estoy muy ilusionado y de momento el nuevo local está yendo muy bien.
La Lata de Bombillas, actualmente Robby Robot, por más que queramos describirla tan solo se puede entender cuando se está allí, en María Moliner. También hemos de decir que hemos estado en la nueva Lata y nos ha vuelto a maravillar, presentimos muy buenas historias ahí.
La Casa Rojo y Zaragoza Feliz Feliz presentaron un vídeo-homenaje en Youtube a la mítica banda El niño gusano y a la Lata. Son 24 minutos que merece la pena verlos para entender lo que se ha vivido en un de los locales marcados por los amantes de la música en Zaragoza.
Por muchas canciones más y nuevas bombillas que iluminen nuestra vida musical, larga vida a la Lata.