En una escena de la genial Searching For Sugar Man (película que, si no lo habéis hecho ya, tenéis que ver), la cámara nos adentra en los archivos de la censura del viejo regímen sudafricano. Allí, una funcionaria de aspecto muy pulcro y decente, muestra una copia de la letra de ‘Sugar Man’, de Sixto Rodriguez, y lee las siguientes líneas:
Sugar man, won’t you hurry, ‘cos i’m tired of these scenes
For a blue coin won’t you bring back, all those colors to my dreams.Silver magic ships you carry, jumpers, coke, sweet Mary Jane
Ante la pregunta del entrevistador, la mujer se ríe y dice que es obvio que la canción habla sobre drogas. La relación entre la música de la era hippy y las drogas ha llegado a ser un lugar común tan evidente, que ya nadie lo cuestiona. Cualquier canción de esa época que nos hable de viajes siderales, por las alturas o por otra dimensión se refiere, en efecto, a las sustancias psicotrópicas.
También lo hacen muchas otras canciones con historias aparentemente más ingenuas en sus letras, como ‘Tambourine Man’, ‘Mother’s Little Helper’ o ‘White Rabbit’. La experimentación con sustancias y la musical iban de la mano a mediados de los 60. Tanto, que el único (que yo sepa) de aquella generación dorada que se manifestó claramente y en todo momento en contra de las drogas fue el conservador Ted Nugent, guitar hero y líder de The Amboy Dukes. Pero he aquí la ironía: la canción que les hizo famosos se llamaba ‘Journey To The Center of The Mind’ y, de nuevo, trataba sobre un viaje a lomos de sustancias alucinógenas. Temazo, por cierto:
Sí, hasta 1970 todo era fliparlo con las drogas y el estado de gracia creativa que estas parecían conceder. Luego llegaron los malos rollos. Carreras cortadas por la adicción (los magníficos Love, por ejemplo), y peor que carreras: vidas (Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison y, más recientemente, Amy Winehouse… todos miembros distinguidos del «Club de los 27 años»).
Entonces, ¿con qué nos quedamos? Afortunadamente, con los años se ha ido consolidando otra forma de entender el consumo de drogas; es decir, con moderación, información y responsabilidad. Aunque un estilo que incluya estos tres sustantivos parece a priori lo más alejado del rock que puede existir, el caso es que hay figuras dentro de la música actual que representan esta tendencia, como por ejemplo Devendra Banhart, pionero de una forma más hipster y naturalista de entender la relación con la drogas – que también puede incluir increíbles y entretenidos viajes (no hay más que ver su vídeo de ‘Baby’).
Lo moderno ahora es germinar semillas de cannabis desde la comodidad de tu hogar. Esta manera de entender el consumo ya no se limita a pequeños círculos aislados y ya es una serie tendencia fuera de nuestras fornteras, como se puede ver por ejemplo en los grandes festivales británicos y europeos.
Una variedad de marihuana con propiedades medicinales como Royal Highness puede ser una manera segura y responsable de disfrutar del cannabis, atenuando los dolores de cabeza y sin interferir en nuestra vida diaria y lo que más nos guste hacer. Y hasta ahí mi mensaje en modo Lucía Etxebarría de hoy.