OTR II: Reflexiones sobre la gira conjunta de Beyoncé y Jay-Z, que pasará por España

Diego Rubio Méndez

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Ayer conocimos todos los detalles del anticipado tour que unirá de nuevo a Beyoncé con Jay-Z


Beyoncé ha tenido tres grandes momentos/reinvenciones a lo largo de su carrera. Más o menos claros, más o menos evidentes. El primero ocurrió tras la disolución de las Destiny’s Child: mientras las demás preparaban sus proyectos en solitario, Yoncé esperaba en la sombra hasta que, de la nada, se sacó, producción de Jay-Z mediante, esa anunciación cortesana con flema de trompetas que era ‘Crazy In Love’; su primer sencillo y seguramente a día de hoy todavía su mejor canción.

El segundo tenía nombre propio y venía a poner a Beyoncé a la cabeza de una nueva generación de divas musicales, cada vez más numerosas: Sasha Fierce. La fiera, la leona. Y el tercero es el más complejo de todos, el paso que la llevó a conquistar las plazas que se le resistían (y me incluyo) y a reforzar su reinado con valores políticos, compromisivos, con interés artístico y sobre todo con empresas reivindicativas que canalizaban la enorme influencia de Queen B hacia causas necesarias como el racismo contra la comunidad negra de EEUU, a la que se esforzó en representar (cuando antes podía haberse tildado su música como música de negros para blancos con dinero), o el empoderamiento de la mujer en el mundo, poniendo una piedra que en 2017 se convirtió en un movimiento y que en 2018 ya es una realidad ineludible.

Los tres pasos tienen algo en común: están relacionados con cuidadas estrategias de marketing. Pero el tercero partía de algo más complejo y tardaba dos álbumes y tres giras en redondearse, si es que se ha llegado a cerrar todavía, que lo dudo mucho. El tercer momento era, es el de hacer el reinado el producto principal. La idea, más allá de cosas más materiales. El mito.

BEYONCÉ

Aquel tercer momento llega después del disco más «indie» de Beyoncé, el cuarto y llamado simplemente 4, y también después de una pequeña desaparición. Al parecer relacionada con su maternidad, pero también con los cada vez más frecuentes rumores de infidelidad por parte de Jay-Z con, entre otras, otra de sus discípulas, Rihanna. Entre ellos y saliendo al paso, Yoncé lanza de repente y sin promoción la salvajada que es el homónimo Beyoncé, un disco lúbrico y sexual pero también maduro que o bien sentaba en cierta manera ciertas bases y roles del matrimonio multimillonario hacia operaciones futuras o bien les ponía en una dinámica de pareja madurita sexy que arrasaba en las portadas y en las redes.

Con la excusa de Beyoncé, ella y Jay-Z se embarcaron en una ambiciosa gira conjunta que en parte servía para sacar del ostracismo al rapero y productor. Él es el «hacedor», hasta ahí de acuerdo, y como Pigmalión tiende a enamorarse de su obra, pero él mismo parecía haberse apartado voluntariamente cediéndole el trono a Kanye West tras el disco y gira que compartieron en la era Watch The Throne, así que Beyoncé (y su espectacular disco; ¿alguien se acuerda de Magna Carta… Holy Grail?) era el primer reclamo. Ella no podía ser un producto.

Del amor al odio, los conciertos de la gira se sucedían poniendo al matrimonio frente a frente mientras se avivaban de nuevo los rumores de traición sentimental. El clímax llegaba en la gala del MET con la famosa escena del ascensor: al parecer esa noche Jay-Z había estado tonteando con Rachel Roy y, cuando Solange se lo recriminó y este la rechazó de malas maneras, la pequeña Knowles le soltó la mano en defensa de su hermana protagonizando una imagen que dio la vuelta al mundo. Para cuando el matrimonio llegó al Stade de France, en París, para sus dos únicos conciertos en Europa (ambas jornadas históricas), las crónicas comparaban la tensión que se masticaba encima del escenario con la espiral de celos y traiciones en la que se inmergieron Fleetwood Mac.

Ahora tocaba hacer limonada de los ácidos limones del desengaño. Beyoncé y Jay-Z comenzaron a cebar su divorcio, a dar alas a la crisis de la relación. Y ella, herida y traicionada, se refugiaba en su familia y en su comunidad para recuperarse, para sanar los cortes y para volver renovada, poderosa, única. Sola, liberada, desatada. Feliz de poder, tras muchos años a la sombra del rapero, reafirmar su propia persona, su individualidad, su independencia.

Primero salía huyendo, corriendo en la letra que escribió para el hit de Naughty Boy que anticipó el lanzamiento de Lemonade, ‘Runnin». Y después de la huida, de la carrera, llegaba la verdadera toma de control con el que sí era primer sencillo oficial del nuevo disco de Yoncé, ‘Formation’.

Habíamos pasado de ‘Drunk In Love’ a un tema que se olvidaba de Jay-Z e iba dirigido a la comunidad negra, al poderío. En contra de la esclavitud, de la segregación. Intermedio de la Super Bowl, vuelta al ruedo con todos los honores, los detalles de un disco con colaboraciones transversales de artistas de un amplio abanico de géneros (Mike WiLL Made-It, Jack White, Ezra Koeing, Father John Misty, The Weeknd, Kendrick Lamar, Diplo, James Blake…)… Beyoncé reinaba de nuevo y ahora con más fuerza que nunca, lejos de su marido.

Si la vida te da limones…

Cuando vio la luz Lemonade comprendimos que toda su primera parte versaba sobre el viaje de sanación y autoconocimiento que emprende por sí misma cada mujer en el planeta. Era un disco generacional y universal que pretendía dar voz a todas las mujeres del mundo, sometidas en un mundo de hombres, en matrimonios frustrados… condenadas a ir siempre por detrás. Queen Bey reclamaba su lugar y su posición. Y lo más importante de todo, invitaba a las mujeres a dar un paso hacia delante y hacer lo mismo que ella.

Un poco eso es lo que pretendía poner en manifiesto el videoclip de ‘Hold Up’, segundo gran sencillo de Lemonade. Pero estaba en todas las primeras canciones del disco, junto a la problemática racial, con la que se va entrelazando hasta que la otra adquiere valor independiente hacia el final, en temas como ‘Formation’ o ‘Freedom’. En la primera mitad tenemos advertencias, rencor sin rencores e interpelaciones directas como las de ‘Don’t Hurt Yourself’: «es tu último aviso / sabes que te doy mi vida / pero si vuelves a probar esa mierda / perderás a tu mujer».

‘Sorry’ escenificaba líricamente la ruptura en sí misma, levantó incluso reacciones en Instagram y otras redes sociales por parte de algunas de las sospechosas de acostarse con Jay-Z y al final, que es lo que importaba, ponía a Beyoncé como ganadora: superior moralmente, orgullosa, empoderada, apoyada por su familia, por sus hijas… por las mujeres en general, de la mano y haciendo valer aquello de que la unión hace la fuerza.

Exactamente esa especie de viaje a través de la fuerza colectiva de las mujeres era lo que servía como concepto para dar vida al videoclip de ‘All Night’. Una canción que a su vez representaba el capítulo de la redención. «Encuentra la verdad tras tus mentiras / y el amor verdadero nunca tendrá que esconderse / Cambiaré tus alas rotas por las mías / He visto tus cicatrices y besado tu crimen». Había esperanza para la pareja si Jay-Z se arrepentía, si regresaba. Yoncé, además, se ponía otra corona, la de la misericordia.

Lemonade fue un éxito arrollador. En todos los planos: artístico, comercial, de crítica, conceptual… El Formation Tour que lo acompañó y que la trajo al Estadi Olímpic de Barcelona representó toda su fuerza, funcionaba como una máquina perfectamente engrasada para aupar la relevancia y la enjundia que contenía y se configuraba como un espectáculo total en el que, sin embargo, ella era lo único importante. Ella como símbolo de la mujer. Solo la mujer importaba.

Calmadas las aguas, Lemonade empezó a acaparar nominaciones y entradas en listas de mejores discos de 2016 (entre ellas las de los medios alternativos más importantes del mundo: Pitchfork, Stereogum, Spin, Consequence of Sound…), y ¡oh, sorpresa! a principios de 2017 se anuncia el embarazo de Yoncé. En estado avanzado, además. Tendría gemelos, como ella misma confirmaba en Instagram con una serie de posados artísticos en los que se ensalzaban esos rasgos maternofiliales y étnicos, la fertilidad. ¿El padre? Jay-Z, por supuesto, con el que se había reconciliado después de haber sacado los brazos para recoger la limonada bien dulce de su último trabajo. Los limones de la crisis matrimonial parecían más bien mandarinas pintadas de amarillo por un excelente equipo de publicistas, el mismo que había mantenido Lemonade aferrado a Tidal como la que aún hoy es la gran exclusiva del servicio de streaming del rapero.

Una empresa multimillonaria

Y es que es obvio: a Beyoncé y a su marido siempre les ha gustado hacer dinero de los devenires de su relación, a la que siempre han dotado de narrativa y con la que siempre han querido construir pequeñas historias que luego resolver con perfomances artísticas que de verdadero tienen bastante poco. En Fleetwood Mac se odiaban y se habían acostado todos con todos, y los reproches, noches de jarana e infidelidades entre todos sí que iban muy en serio. El de Beyon-Z parece un discurso más preparado.

Igual de preparado que otra nueva escenificación, esta vez en los Grammy de 2017: Yoncé aparecía con su marido, reconciliada de nuevo, tomaba el escenario con una espiritual y feminizada actuación en la que lucía un avanzado embarazo, y mientras tanto DJ Khaled, del que es manager Jay-Z, aprovechaba para lanzar el primer sencillo de su nuevo disco, ‘Shining’, con la colaboración vocal soñada de las dos superestrellas. ¿Iluminado por los rayos que emanaban de Beyoncé?

https://www.youtube.com/watch?v=yWm9Nz6e5OY

En su parte ella se muestra poderosa, en su línea, pero en la parte de Jay-Z está narrada de alguna manera la concepción de las gemelas: «No me basta una, necesito dos / Esa noche mezclé el Ace con el D’US [nde: dos bebidas alcohólicas que además son dos de los negocios en los que está metido el rapero, el champán Armand de Brignac (conocido popularmente como Ace of Spades) y el D’usse, un cognac de Bacardí para EEUU] / Hice un triple-doble en el jardín / Dejé la zurda en el aire como Harden [nde: el jardín, the Garden en inglés, es una referencia al Madison Square Garden de Nueva York y a una jugada de James Harden, jugador de los Nicks, pero también a las fotos de Beyoncé embarazada en el jardín, donde Jay-Z cerró la familia, el triple-doble]».

La canción, casualidades (o no) de la vida, duraba exactamente 4:44 minutos. Números muy relacionados con Beyoncé y Jay-Z según apuntan las teorías de los fans en Genius, Reddit o YouTube, pues ella nació un 4 de septiembre, él un 4 de diciembre y ambos se casaron un 4 de abril. Iba más allá si tenemos en cuenta que el disco que sacó Jay-Z, poniendo fin a su silencio relativo de más de cuatro años, a mediados de 2017 se llamaba precisamente 4:44.

Un disco que HOV abría «matando» a Jay-Z, el ego de Jay-Z y, entre otras muchas cosas, pidiendo perdón a Solange por aquel incidente de 2014. La disculpa con su mujer llegaba en la parte central y piedra angular del álbum y en la que es una de sus mejores canciones, la homónima ‘4:44’. Él mismo dice para engrosar la leyenda que se levantó repentina y exactamente a las 4:44 de la mañana para escribirla. Y yo escribiendo este artículo he caído en la curiosa otra vez coincidencia de que el 4 se convierte en esto cuando lo tecleas con el shift: $.

4:44 fue platino pocas semanas después de su lanzamiento, exclusiva de Tidal con licencia para Apple Music en el mundo del streaming, e imagino que por el riesgo de salir a girar y ganar más billetes con un disco intimista y reflexivo que medita sobre la importancia de la familia en todos los aspectos, el tour que ha puesto en marcha Jay-Z no es sino una continuación de aquel Out The Run de 2014: compartido con Beyoncé.

Todos los logros archivados por ella con Lemonade se desvanecen un poco al ver el cartel con el que presentan este OTR II, que pasará por cierto por Barcelona el próximo 11 de julio…

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Beyoncé por detrás de su marido, escondida, agazapada y ¿sumisa? Desde luego no es necesario ni se corresponde con la realidad. Una que clama que Yoncé es de largo más influyente que él. Según rumores de Reddit el Out The Run II podría venir con algo conjunto bajo el brazo que sirviera como excusa, pero de momento las exclusividades que, a parte de Live Nation, organizadora de la gira, permiten el acceso a la cotizadísima preventa de entradas son la tarjeta Citi y el servicio de streaming del que es dueño el matrimonio, Tidal, que precisamente en febrero llegaba a España de la mano de Vodafone, lo que invita a pensar que la decisión de trasladar esta vez el tour a Europa está dirigida a promocionar Tidal en el continente. O a hacer caja para financiar la empresa, que en diciembre del año pasado saltaba a los titulares por un informe del periódico noruego Dagens Næringsliv que apuntaba a constantes pérdidas millonarias y a una posible bancarrota en verano de este mismo año.

Veremos cuál es el siguiente paso que da la pareja de oro, si escenifican una reconciliación y la unidad familiar en esta nueva gira y  si veremos a Beyoncé lucir los mismos galones que se ganó por derecho propio en Lemonade. Si sirvió de algo, si no sirvió para nada. Si al final ellos ganan o si, como dice en una de sus canciones Jay-Z, «nadie gana cuando es la familia la que pelea».

De momento, así se presenta el Out The Run Tour II:

Y el proceso de compra de entradas, la venta y la preventa, lo explica Live Nation mejor que yo (si estás interesado, tiene lo suyo):

Preventa Citi

«Los miembros de Citi (tarjeta oficial de OTR II) podrán acceder a la preventa especial para los shows de Europa, Estados Unidos y Reino Unido. De esta forma, para los conciertos que salen a la venta el lunes 19 de marzo [el de Barcelona del 11 de julio en el Estadi Olímpic entre ellos], los socios de Citi podrán acceder a la preventa desde el miércoles 14 de marzo al mediodía hasta el miércoles 17 de marzo a las 5p.m. (a excepción de la preventa para la cita de París, que concluirá el viernes 16 de marzo a las 6 p.m.). Para las fechas en Reino Unido, Suecia y Polonia, los miembros de City pueden acceder a la venta desde el mediodía del lunes 19 de marzo hasta el jueves 22 de marzo a las 5 p.m., antes de la venta general, que comenzará el viernes 23 de marzo. Todos los detalles acerca de la preventa se encuentran disponibles en citiprivatepass.com».

Preventa Tidal y club de fans de Beyoncé

«El miércoles 14 de marzo, desde las 9h en Norteamérica y desde las 10h (hora local) en Europa  y Reino Unido, los miembros de Beyhive y TIDAL tienen la oportunidad de acceder a la preventa de todas las fechas confirmadas. Los interesados en sumarse a la comunidad Beyhive y acceder a la preventa tienen que visitar Beyonce.com. Los miembros de TIDAL pueden encontrar toda la información en TIDAL.com y a través de TIDAL móvil, web y sus aplicaciones».

Preventa Live Nation

«Y por último, los usuarios registrados o que se registren gratuitamente en livenation.es pueden acceder a una preventa desde el viernes 16 de marzo a las 10 a.m. hasta el sábado 17 de marzo a las 5 p.m».

¿Y los precios para el concierto de Barcelona?

• PL1 Grada 175€ + 21€ gastos
• PL2 Pista A 125€ + 15€ gastos
• PL3 Pista B 95€ + 11.5€ gastos
• PL4 Grada 75€ + 9€ gastos
• PL5 Grada 55€ + 6.5€ gastos
• PL6 Grada 25€ + 3€ gastos
• VIP Riser Experience Package 825€ + 100€ gastos
• Premium GA Package 475€ + 57.5€ gastos
• Runway Early Entry Package 275€ + 33.5€ gastos
• Early Entry Package 215€ + 26€ gastos
• Gold Hot Ticket 295€ + 35.5€ gastos
• Silver Hot Ticket 170€ + 20.5€ gastos

Más información y condiciones y privilegios de las entradas especiales, aquí.

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